A relajarse

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Acostada en un camastro, sintiendo como el abochornante calor de la playa se impregna en su piel, Frida disfruta de sus vacaciones junto con su familia. Disfruta ver el calmo oleaje del mar y sentir como el viento por un momento refesca su piel. Detrás de esos lentes oscuros Frida observa cada detalle alrededor de ella, cuando de pronto ve a una chava meciéndose en una hamaca leyendo "Bajo la misma estrella", y ella no puede evitar pensar en la cantidad de trabajos que tendrá que leer y hacer cuando regrese a su natal Querétaro.

-¿Qué ves?- le pregunta su madre al verla volteando al mismo lado durante buen rato.
-Nada, es que me llamó la atención ver a la chava leyendo.-
-Ah ya...- dijo su madre, restándole importancia a las situación.

En realidad a la adolescente se le hacía raro ir a la playa después de tantos gastos en su familia ya que su fiesta de 16 años recién había pasado, además de que regresarían dos semanas antes de acabar el ciclo escolar y tendría muchas cosas que hacer. Pero al parecer todo valía la pena ya que sus papás estaban muy relajados y sus hermanos estaba disfrutando, al igual que ella, de las vacaciones adelantadas.

Su madre ya le había invitado varias veces a meterse al mar junto con ella pero la adolescente se negó al ver el sol deslumbrante, ella era estatura promedio, cabello negro, quebradizo y largo y su tez era morena por lo que no quería requemarse más ya que su piel así le gustaba.
Frida volvió la mirada al mar pero aún así pensaba en la materia de inglés, que era en la que peor le iba y en la que no había hecho nada por adelantado. Después una sonrisa se dibujó en su rostro al recordar a su maestra de esa misma materia.

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Era el primer día de clases, durante todo primer semestre Frida veía cruzar la plaza cívica a la maestra Paulina, quien, para el parecer de Frida, era hermosa.
Paulina era de la misma estatura que Frida, no tenía el cuerpo perfecto pero algo de ella le llamaba la atención a la joven alumna, su cuerpo esbelto, sus grandes ojos color café oscuro, su sonrisa que apenas dejaba ver sus perfectos dientes blancos, su cabello largo, negro y lacio que sutilmente tocaba sus hombros y de una forma casi perfecta caía en su espalda baja y su piel que apenas puede catalogarse como morena eran características que llamaban por completo la atención de Frida.
Ese día la maestra se presentó muy amablemente, les dio la bienvenida a su segundo semestre de la preparatoria y habló de la forma que se evaluaría durante el ciclo escolar, en fin, se hizo la típica introducción del primer día de clases, pero Frida no pudo poner atención, toda la hora se la pasó viéndola y en cuanto cruzaban miradas Frida sonreía y Paulina seguía hablando. Así fueron todas las clases, Frida casi no prestaba atención a lo que la maestra decía o escribía en el pizarrón pero siempre la miraba a ella y en cuanto cruzaban miradas, igual que el primer día, Frida sonreía y la maestra algunas veces le correspondía la sonrisa o simplemente continuaba con su clase. Usualmente Frida, por estar distraída no entendía los temas vistos en clase así que al final se acercaba con la maestra para que le explicará, y ella no parecía molestarse con el "lento aprendizaje" de su alumna ya que siempre le ayudaba con una gran actitud, de hecho, ella y Frida solían pasar los recesos juntas para repasar los temas, al parecer ambas disfrutaban del tiempo juntas ya que compartían de su comida, compartían anécdotas, muchas veces Frida con sus ocurrencias hacia reír tanto a la maestra que preferían dejar el trabajo de lado y simplemente pasar su receso platicando, entonces Frida tenía que pasar una hora extra despues de clases en regularizaciones con la maestra Paulina y algunos otros compañeros, y la adolescente solía esperar que saliera hasta el último de sus compañeros para ofrecerle ayuda a la maestra para llevar sus cosas a su auto, así poco a poco Frida y Pau se volvieron buenas amigas, de hecho, en comparación con los demás maestros, casí no había una gran diferencia de edades ya que Frida Aguilar tenía 16 años y Paulina Sandoval, gozaba de 21 años cumplidos.

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De pronto una voz interrumpió sus pensamientos, era su abuelo, quien por tercera vez le repetía que ya era hora de irse de la playa. Ella tomó sus cosas y se dirigieron juntos al auto.

Al llegar a la casa que habían rentado, toda la familia se reunió alrededor de la alberca pero lo cierto es que frida tenía sueño así que se excusó con su familia y se fue a su recámara. Al llegar ahí, por alguna extraña razón no podía conciliar el sueño, así que sacó de su bolsa una pequeña libreta y una pluma, y así comenzó a hacer pequeños dibujos pero normalmente solo terminaba la mitad porque se fastidiaba, entonces hacia rayones sin pies ni cabeza, y así poco a poco iba llenando una hoja con tonterías pero de pronto, de manera inconsciente, como si la pluma tuviese vida propia y capacidad para leer sus pensamientos trazó puntos y líneas se fueron uniendo unas con otras para formar una palabra que hizo que la joven despertara de su trance. Su mente la traicionó y su mano escribió "Paulina". Al ver lo que había hecho, Frida sonrió y cerró los ojos, recordó como fue su fiesta.

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Todos disfrutaban de la fiesta, su familia reía y cantaba mientras sus amigos bailaban con ella y Frida disfrutaba de la fiesta a pesar de que faltaba alguien de su lista de "invitados especiales". Su amiga Ana tenía un compromiso al día siguiente temprano en el pueblo de sus papás, entonces se tenía que retirar de la fiesta, y Frida la acompañó hasta el jardín para despedirse de ella, en cuanto su amiga se fue, Frida se disponía a regresar al salón cuando de pronto unas manos la tomaban por la cintura, ella de inmediato volteo y vio esos ojos que le encantaban y esa sonrisa que tanto le gustaba, era Paulina, quien dijo haber tenido visitas y por eso había llegado tarde. Le entregó una pequeña bolsa de regalo y le admiro su "belleza", su vestido rosa, aunque un poco roto por tantos pisotones en la pista de baile, aún lucía precioso, Frida agradeció el cumplido pero en realidad Paulina también se veía increíble con un vestido negro largo que entallaba perfectamente con su figura y tenía un escote algo prominente pero que no caía en lo vulgar, de su cuello colgaba un hermoso collar que hacía juego a la perfección con su bolso dorado, pero el mejor accesorio que la maestra sabía lucir era su peculiar sonrisa.
Ahora si, su fiesta estaba completa, y aunque su mejor amiga se tuvo que ir, Frida gozó con la presencia de su maestra Favorita.

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Así entre recuerdos, Frida se quedó dormida...

Un Amor Por OcultarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora