Confesiones

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Ana y Pedro quedaron totalmente consternados ante la frialdad de su amiga.
Ana se sentía tan incómoda, que prefirió ir a platicar con Andrea y Sandra. Ella sabía que Frida estaba muy tensa y como era su mejor amiga sabía que dejarla sola cuando está así es lo mejor que se puede hacer.
En cambio, Pedro decidió quedarse y hablar con Frida.

-Bueno, pues a ti ¿Que chingados te pasa?- preguntó Pedro un tanto molesto.
-Nada- respondió Frida, su voz era cortante pero no tanto como con Mauricio.
-¿Como que nada? Primera: Te pones a trabajar, y eso es algo que tu nunca haces, Segunda: Nos preguntas a Ana y a mi sobre Paulina y Mauricio y te alteras de esa manera, y Tercera: Trataste al profe Mau de la chingada y eso es algo que tu no haces ni con el ni con nadie. Yo se que tu tienes algo, y si no me quieres decir pues no lo hagas pero tampoco te comportes así con nosotros porque no sabemos si te hicimos algo o no algo, tu solo te pones en ese plan sin decirnos nada.- fulminó Pedro, quien ya se estaba enojando.
Frida cerró los ojos y apretó los puños, a ella no le gustaba que le dijeran sus verdades y solía enojarse cuando se las decian, pero sabía que está vez su amigo tenía toda la razón.
Pedro, al ver que su amiga no decía ni hacia nada, decidió hacer lo mismo que Ana y dejarla sola para que recapacitara. Se levantó de la silla en donde estaba y estaba a punto de irse cuando Frida lo detuvo.
-¡Espera! Pedro- suspiró Frida. -Wey es que mira- la adolescente levantó la cara y se preparó para hablar, y Pedro se sentó de nuevo en la silla dispuesto a escucharla.
-No se que me está pasando, y bueno esto hay que empezar a explicarlo por el principio, por que si no no me vas a entender y tendré que explicarlo varias veces y...- Frida balbuceaba demasiado.
-¡Ya wey dime!- Desespero Pedro.
Frida bajo la cara, y una lágrima rodó por su mejilla. Suspiro, y deshizo el nudo que comenzaba a apoderarse de su garganta.
-Creo...- trago saliva -Creo que me enamore de Paulina.- Frida rompió en llanto, se cubrió el rostro con sus manos tratando de ocultar sus lágrimas, pero además no quería ver la reacción de Pedro, sentía que él la iba a rechazar, porque no entendería por que una chava como Frida quien aparentaba ser heterosexual se enamoraba de su maestra.

Pedro nunca ha sido bueno consolando a personas, de hecho prefiere dejar a la gente llorando que darles un consejo ya que no se cree bueno para esas cosas. Pero esta vez acarició a su amiga de su brazo y dejó que Frida llorara y sacara todo lo que venía guardando, una vez que ella comenzó a recuperar la calma, Pedro de una forma muy tierna la tomó de la barbilla.
-Fri, no te avergüences de lo que eres, yo no te voy a juzgar.... y me imagino lo que haz sufrido- Respiró hondo -De verdad comprendo todo lo que estas pasando y lo difícil que es sobrellevar esto- Ella bajó de nuevo la mirada.
-Frida, mirame- le dijo Pedro y le levantó el rostro de nuevo -Yo...soy gay.-

Frida se quedó paralizada ante la confesión de su amigo, en verdad no podía creer lo que él le había dicho... Su amigo ¿gay? Eso era algo que no le afectaba pero tampoco era algo que pudiera asimilar tan rápido.
Pedro checo su celular, faltaban 2 minutos para la siguiente clase.
-A ver wey- dijo mientras sacaba un poco de papel que traía en el bolsillo
-Limpiate esos mocos asquerosos- bromeó como siempre -Y no des señas de que lloraste, porque la maestra Paulina lo va a notar y no creo que ahorita le quieras dar explicaciones- Frida negó con la cabeza.
-Ya alrato seguimos hablando, porque creo que los dos nos debemos una buena platica- Término Pedro, le sonrió a Frida y se fue a su lugar.

Pedro tenía razón, a Frida se le notaba mucho cuando lloraba ya que los ojos y la nariz se le ponían rojos. Ella tomó un pequeño espejo que traía en su mochila y se fijó que no tuviera los ojos tan rojos y efectivamente no era mucho, seguro para cuando Paulina llegará ya no se le notaría.

Cuando levanto la mirada del espejo vio como Fernando se acercaba a ella, pero sonó el timbre, ya les tocaba la siguiente clase. Fer se apresuró a llegar al lugar de Frida. Se le notaba lo nervioso a Fernando, sus manos temblorosas lo delataban y su saliva se empeñaba en atravesarse en su garganta justo cuando las palabras estaban por salir de su boca. Frida sonrió al verlo ya que le daba gracia y ternura a la vez verlo así. Con una voz que se hallaba casi en ahogos le invitó a Frida a ir a la plaza a tomar un helado después de clases y justo cuando ella le iba a contestar entró Paulina al salón.
-Alrato hablamos ¿va?- Le dijo Frida.
Fernando asintió con la cabeza y le sonrió a Frida, después se fue a su lugar algo molesto por no haber logrado su objetivo.

Paulina entró al salón dando los buenos días como siempre, pidió los libros y libretas para calificarlos, y les pidió que hicieran la guía de los exámenes que tendrán esa semana.
Las palabras de Pau salvaron a Frida de una cita en la que ciertamente no tenia ánimos de participar, pero tambien eran una tortura para los que no trabajaban, no hacían tarea, o para los que no sabian mucho sobre lo que estaría en el examen, y entre esas personas estaba Frida.
Y si, en efecto, Frida sintió la presión de la que tanto temía cuando estaba en la playa. Pero a la vez era inevitable ponerse feliz cuando Paulina estaba cerca de ella, el solo hecho de saber que podrían cruzar palabra, de poder verla a los ojos de verdad le cambiaba el animo, y a pesar de que sentía que de cierto modo la estaba "perdiendo", no dejaba de emocionarse con su presencia.

Un Amor Por OcultarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora