El timbre de mi casa sonó, miré el reloj y marcaban las 19:00 seguro era Justin, pero estaba decidida que no iba a ir.
Baje los escalones sin ningún apuro, mi casa era de dos pisos, estaba muy bien remodelada gracias a que mi madre trabaja de decoradora y mi papá recibe mucha plata siendo abogado, ellos pasan la mayoría del día trabajando, a lo que estoy acostumbrada estar sola.
Abrí la puerta y ahí estaba Justin con una remera negra que en blanco decía “Rock N Roll”, unos jeans negros y unas supras negras con detalles dorados. Había que admitirlo, se encontraba sexy.
-Ángel, ¿segura que vas a ir así?-me había olvidado que llevaba la ropa de gym que era un short negro pegado al cuerpo y una blusa azul fluor que se veía un poco el ombligo.
-Si, porque no voy a ir-me crucé de brazos.
-Oh, si vas a ir a menos que quieres que le cuentes a todo el mundo que cuando éramos pequeños te hacías en la cama-sonrío con victoria. Me había olvidado que cuando éramos pequeños éramos mejores amigos y odiaba eso, porque antes estaba enamorada de él y él solo se alejó por enamorarse de la perra de Marcie, gracias a ella se volvió como es ahora.
-Voy a cambiarme y vuelvo-salí corriendo directo hacía la escalera porque no tenía ganas de ver su sonrisa de triunfador.
Al llegar a mi cuarto repasé en mi memoria las prendas de mi armario. Iba a agarrar unos jeans cuando me acordé que íbamos a la playa, me puse una bikini blanca porque nadie sabe que puede pasar en una fiesta de playa a las 19 de la noche y agarré un short con tachas, una blusa transparente color blanca que tenía atado un nudo en la parte de la cintura, en un bolso metí una campera de jean, el celular, 50 pesos y las llaves.
Bajé las escaleras de dos en dos, Justin estaba apoyado en el marco de la puerta, se dio vuelta y sonrió.
-Estas hermosa Ángel-intento agarrarme de la mano pero me corrí.
-Ni intentes coquetear conmigo-salí a la calle y cerré la puerta con llave.
Le mandé un mensaje a mi mamá diciendo que iría a una fiesta en la playa con Ashley. Una mentira no le haría daño a nadie.
-No coqueteaba, es la verdad-me abrió la puerta del copiloto, entré y a los 5 segundos entró él.
La playa estaba a 30 minutos en auto, eran 30 minutos de un maldito silencio.
Al llegar Justin estacionó y me abrió la puerta del copiloto, me tendió una mano y yo la agarré, y no porque quería, si no porque habíamos estacionado en un callejón porque no había más lugar y estaba temblando del miedo.
Se escuchaba la música cada vez más mientras nos acercábamos y la fogata se veía cada vez más cerca que hasta podía sentir el calor.
Al llegar todos nos miraron incluyendo Marcie que tenía la cara verde de envidia, podría usar a Justin como venganza, pero yo no soy así.
-¿Quieres algo de tomar?-asentí-¿Gaseosa?-asentí nuevamente, no me apetecía hablar.
Sinceramente, en el fondo de mi corazón no puedo olvidar que Justin y yo éramos los mejores amigos y tampoco puedo negar que lo sigo amando, pero esa actitud de él hace que lo odie.
Me senté en la arena cerca del agua a pensar un poco, la Luna alumbraba el agua de la playa.
Ahora mismo desearía que Ashley estuviera aquí. Le envié un mensaje.
VIENES A LA PLAYA? HAY UN FIESTA
SALIENDO.
Sonreí en mi interior, ya no estaría sola. Justin se estaba tardando en buscar un vaso de gaseosa. Miré mi reloj, 19:50. 15 minutos pasaron desde que fue a buscar el vaso.
No sé de que me preocupo, debe estar haciendo quien sabe que cosas.
15 minutos después sentí a alguien tirarse sobre mí, era Ashley. Gemí por el dolor que me causó y le empecé a hacer cosquillas. Ella empezó a reír sin poder controlarse, era su debilidad.
-¡Para! Por favor…para-dejé de hacerle cosquillas porque se estaba quedando sin aire.
Dejé que respirara un poco y se abalanzó sobre mí como venganza. Me safé de su agarre y me paré de la arena.
-Caminemos por ahí.-dije y empezamos a caminar.
-¿Con quién viniste?-esa era la pregunta que no quería que hiciera.