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—No me gusta que desaparezcas por tanto tiempo
Hablaba dejando un camino de húmedos besos a lo largo de mi cuello mientras yo me ocupaba de desabrochar su camisa. Nos encontramos en el motel donde nos veíamos regularmente, habia alquilado la habitacion de siempre y aunque el lugar era bastante modesto no podía quejarme. Tenía una cama, baño, estaba limpia y nadie nos molestaba.
—Estuve ocupada —dije despues de sacar su camisa y arrojarla algún lado de la habitación. Pase mis manos sobre su trabajado torso mordiendo mi labio inferior.
—¿Evitandome?
Cerró el espacio que quedaba entre nosotros provocando que caminara hacia atrás hasta chocar con la pared de la habitación.
—Dijimos que no nos veriamos mas de dos veces ¿Recuerdas?
Lentamente acerco su rostro lo suficiente como para que su respiración me provocará un escalofrío a lo largo de mi espalda.
—Ese acuerdo ya no me parece muy atractivo, ya no estás en la escuela ¿Qué importaría si nos vemos mas seguido?
—Importaría porque le quitaria todo lo "casual" y lo divertido a estos encuentros
—Pero...
Lleve mi dedo índice hasta sus labios haciéndolo callar.
—¿Vas a seguir desperdiciando el tiempo o vas a quitarme la ropa Dylan?
Una sonrisa de lado se formó en sus rosados labios mientras sus manos levantaban mi blusa en un rapido movimiento dejandome solo con mi sosten.
—Eso creí
Sonreí triunfante provocando que el rubio frente a mi negara lentamente divertido. Con un rápido movimiento me tomó por las caderas provocando que una risa nerviosa saliera de mí lanzándome suavemente sobre la cama.
Dylan y yo nos habíamos conocido durante su último año de preparatoria, estaba en el equipo de fútbol y en una de las fiestas después de los partidos habíamos hablado un poco y congeniamos. Al poco tiempo nos habíamos hecho una especia de amigos con derechos. Cuando se fue a la universidad pensé que no lo vería más, hasta que esta mañana recibí su mensaje.
El vacío mental se apoderó completamente de mí. Dylan no hizo más preguntas, su lengua se abrió paso dentro de mi boca mientras nos deshaciamos de la ropa que aún llevábamos puesta, pasaba mis manos por todo su cuerpo y una vez que se coloco el condon no perdió más tiempo mientras me hacía llegar al clímax. Mi cuerpo tenía el control, no existía nada en mi mente, ni mi futuro incierto, ni estúpidas peleas.
¿Era una pésima manera de lidiar con los problemas?
Probablemente.
¿Seguirá haciéndolo?
Sin lugar a dudas.
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