La guardiana con forma de bellota comenzó a levitar. Blurol, por instinto, comenzó a seguirla. No prestaba atención a su alrededor, era de noche, muy oscuro. Lo único que se escuchaba eran las hojas siendo arrastradas por el viento, y lo único que Blurol podía ver era el brillo verde del aura de la bellota. Tampoco se dio cuenta de que tenía un gran pozo en frente suyo:
- ¡Lo siento!, olvidé que no podías volar - dijo la guardiana.
- No importa, sigamos - contestó Blurol, un poco avergonzado.
Al levantarse, miró hacia sus costados, sólo veía troncos y pasto corto. Miró hacia arriba y vio las copas de los inmensos árboles que le rodeaban. Pero en su ciudad no habían bosques, ¿en dónde se encontraba?
- Ehh... Tengo una pregunta - dijo Blurol un poco avergonzado.
- Sólo pregunta, no seas tímido. Acuérdate que fui creada para ti.
- Está bien, ¿dónde estamos? Creo que estoy muy lejos de mi ciudad.
- Oh, qué poco observador eres, Blurol. Nos encontramos en un mundo paralelo al tuyo, donde los árboles, los animales y el agua son más importantes que el papel llamado dinero. Aquí reinan los arboles, si observas bien, pequeños animales viven en ellos. Pero aunque sean grandes y fuertes, necesitan ayuda, todos necesitan ayuda. Por más pequeña que sea, o por más pequeño sea el ser que te ayuda, es necesaria. Como tú, niño. Eres una pequeña criatura, pero aunque no lo creas, tienes un gran poder dentro a descubrir. Y el gran universo necesita de ti.
- Yo sólo te preguntaba dónde estábamos, ahora estoy asustado - alterado por lo que acababa de escuchar.
- ¿Por qué?
- No estoy en mi mundo y el universo necesita de mí, ¿cómo no asustarme?
- No sólo necesita de ti, el universo necesita ayuda de todos los seres que viven dentro, pero necesita de algunos más que otros. Y no te preocupes, no eres el único que realizará ésta misión. Todavía no pienses en tu mundo, ya volverás cuando sea necesario.
- ¿Hay más personas como yo?
- Exactamente, no sólo personas, también hay otras criaturas y entes que han sido elegidos por el universo mismo. Pero no puedo decirte nada más, ya sabrás qué sucede más adelante.
- Mhhhh... Está bien. Pero, ¿están todos en éste mundo?
- No, aquí no hay nadie, sólo nos estamos dirigiendo al mío. Pero los guardianes necesitan pasar por el mundo paralelo del ser que protegen para poder llegar al suyo.
- ¿Y por qué tienen que hacer eso? - dijo, curioso.
- En los mundos paralelos se encuentran los Montes del sol naciente. Éstos montes están desde la creación del mundo paralelo en el que se encuentran. Siempre estarán iluminados por el sol de su sistema.
- ¿Para qué sirven éstos montes? - interrumpió Blurol.
- Eso quería explicarte. Los Montes del sol nacientes llevan información al universo entero. Cada mundo tiene un mundo secundario o paralelo que se encarga de llevar información sobre el mundo principal. También son portales hacia otros mundos paralelos o centrales. Los mundos centrales son los más importantes del universo. El mío, por ejemplo, es un mundo central, no tiene otro paralelo. Los mundos centrales tienen también un Monte, pero no envían información. Los informantes de cada mundo central se encargan de transportarla a otros.
- ¿O sea que vamos a ir a tu mundo? - dijo el niño, emocionado.
- Exactamente, pero primero necesitamos encontrar el Monte.
- ¿Y dónde está?
- No lo sé, tenemos que buscarlo.
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Blurol, el niño perdido
AléatoireBlurol, un curioso niño. Que, con su imaginación y los misterios del universo, recorre y explora lugares inimaginables, lugares que hacen que se sienta un ser pequeño. Muchos sustos, alegrías y tristezas experimentará junto a un peculiar ente que l...