Capítulo 1

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Cómo empezó todo: 

Honestamente, la única persona que realmente se hacía "cargo" de mí era mi hermana mayor Yunni, ya que nuestros padres se la pasaban viajando y haciendo negocios por doquier, era su vida entera, el trabajo de sus sueños, según nos contaban por teléfono cada vez que podían. 

Ella y yo nos conocimos en un orfanato (papá es estéril) y ahí el matrimonio Carter nos adoptó. Recuerdo que fue una escena muy linda, ya que sólo buscaban a una niña, pero Yunni, con la seriedad y seguridad de siempre, afirmó que se encerraría en el baño si no me adoptaban también. Al final no fue tan mala idea, porque hacía popular el apellido en cada escuela a la que iba. Premios, diplomas, reconocimientos, así era desde el primer grado. Mi hermana estaba muy orgullosa, dijo que de seguir así yo sería una persona muy famosa y exitosa en todo el planeta.

Siempre pensé que exageraba, pero no la contradecía porque se me hacía muy descortés. Mi hermana tampoco se quedaba atrás, era una cocinera maravillosa, pintaba paisajes preciosos y sabía usar de una forma experta cualquier tipo de cámara; una artista perfecta decía mamá con frecuencia. En secreto Yunni me enseñaba a cantar y a tocar la guitarra, y a ella le había enseñado su novia (sí, leyeron bien: NOVIA), una chica muy guapa y amable llamada Cristal. Mi hermana dijo que era su talento oculto, algo que sólo era de ella y de Cristal, pero que lo compartía conmigo porque era su persona favorita en el mundo. Bueno, la segunda, claro, después de su chica.

Le prometí que nunca se lo contaría a nadie, que podía estar segura de que su secreto estaba a salvo conmigo; yo me sentía muy feliz de saber que Yunni me veía como un cofre del tesoro, alguien a quien ella podía acudir para contar sus aventuras, sus sentimientos, sus experiencias. Era su confidente, su "lindo" hermano menor.

Desde que Yunni acabó la prepa salía más seguido y llegaba a casa muy tarde, pero siempre me mandaba mensajes contándome dónde estaba, con quién y a qué hora planeaba volver, era para estar comunicados en caso de emergencia o que algo sucediera. Nunca me había descuidado, sabía que me protegería de todo ante todo...menos en la escuela, claro.

Ahí no había escapatoria, no podía depender de mi hermana en esa cárcel de ocho horas diarias por cinco días a la semana; las primeras semanas habían sido un verdadero infierno, ya que era el chico nuevo, por lo que era un blanco fácil para todos los bravucones y chicos pesados. Sin embargo cuando salieron los promedios del primer parcial y me nombraron el mejor alumno de los primeros años, el grupo de los Populares y Deportistas se interesaron en mí, me unieron a su "clase social", evitando así que me siguieran molestando.

Cuando le conté esto a Yunni me dijo que tuviera cuidado, porque usualmente los populares eran crueles y más pesados que los Busca Pleitos, además de rencorosos, engreídos y groseros; no dije mucho, sólo le prometí que sería precavido. Luego de esa charla me empecé a percatar de los detalles de los que me había advertido mi hermana respecto al grupo al que me había metido...pero en mi situación ¿qué se suponía que debía hacer? No quería volver a estar solo, a merced de los que me buscaban para golpearme (que por suerte yo era más rápido que ellos al correr), así que decidí mantenerme cerca de ellos, pero al mismo tiempo, al margen, no hacerlos enfadar y fingir que estaba de acuerdo en sus conversaciones, aunque siempre llevara los audífonos puestos.

Ese mecanismo de defensa me funcionó todo el primer año, tanto, que incluso conseguí ser invitado para la Fiesta de Fin de curso, celebrando las vacaciones de verano y la libertad que teníamos por delante. Aunque...quizás fui invitado porque una de las chicas sabía que tocaba la guitarra y cantaba, por lo que (curiosamente) me pidieron que hiciera una presentación durante la fogata al principio de la fiesta.

Y el viernes en la tarde, apenas al llegar a casa, Yunni me llamó.

-¡Hola Patch! ¿Cómo estás cariño, por fin eres libre? ¿Tienes planes?

-Hola Yunni, estoy bien, acabo de llegar a casa. Sí, no más clases, y...sí, tengo planes.

-¡¿De verdad?! Sensacional, ¿de qué trata?

-Iré a jugar videojuegos a la casa de Owen junto con otros chicos, será algo largo, así que tal vez llegue un poco tarde.

-Me alegra mucho escuchar eso hermanito. Así que ya sabes, si hay alcohol sólo un vaso, no bebas algo que te den ellos y si vas a fumar espero que sepas dónde está el baño.- la escuché reír a carcajadas del otro lado, escuché la voz de Cristal y el teléfono cambió de manos.

-¿Patch? Hola chico, hace tiempo que no sé nada de ti.

-Igual yo, espero que estés de lujo Cris.

-Con tu hermana creo que nunca estaré mejor encanto. En cualquier caso pasaba a saludar, cuídate mucho nene.- más risas, me sonrojé muchísimo (Cristal siempre lograba ponerme de clores), y de nuevo con Yunni.

-Ya me tengo que despedir Patch. Hay lasaña en el refrigerador y refresco para que comas cuando quieras, regreso a la misma hora que ayer.

-Te quiero Yunni, cuídate.

-Igual hermanito.- y colgó.

Jamás en la vida le había mentido a Yunni...no con esa facilidad. 

Para distraerme un poco hice la última tarea de ese último día de clases y después fui a comer, viendo alguna película de terror, sólo para despabilarme (estaba como un zombie autómata haciendo cada cosa). Se terminó el filme a eso de las cinco de la tarde, y la fiesta era hasta las ocho, así que opté por hacer un Maratón de Terror con tal de matar tiempo. Ya había hecho uno de esos con mi hermana y Cristal, ya que a los tres nos encantaba ese género, y lo mejor de todo era que así la linda pareja evitaba hacer muestras de cariño frente a mí; no estaba en contra, en absoluto, sólo que era muy...incómodo, y en parte hasta triste, porque mi atracción hacia las chicas o tener novia eran...muy escasas. Yunni decía que era normal, que ya encontraría a esa persona, sólo debía ser paciente.

Lo cierto es que jamás pensé que en esa fiesta ocurriría tal encuentro. 





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