Encontrando respuestas

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Capítulo 3: Encontrando respuestas.

El par de hermosos vampiros Morinaga y Souichi de ante mano comprendieron que Isogai sería maltratado e incluso torturado una vez que lo dejaran en el cuarto de interrogatorio, sin embargo debía resistir hasta que ellos investigaran. En la entrada uno de los guardias les dijo:

— Le hablaré a jefe para que sepa de su hallazgo, llévenlo a la sala de interrogatorios, esto seguramente lo querrá verificar él personalmente.

Al ingresar, notaron las paredes pintadas de un color crema pero adornadas con cráneos de vampiros, los colmillos son algo inconfundible respecto a su raza, lo cual ocasionó una gran indignación puesto que son demasiados congéneres caídos. Masacrar a los cazadores pasó por sus mentes al instante, sin embargo antes de desarticular esa banda de asesinos, su deber fundamental era indagar sobre el asesinato de los padres de Souichi y camuflarse con tal de evitar que las pruebas puedan ser destruidas.

Al contrario de su imaginación, un lugar bastante iluminado a pesar de la detestable decoración, aunque favorablemente sin luz solar que pueda quemar su sensible piel. Sin saber a dónde ir, caminaron con Isogai sujeto de una tela que lo envuelve, evitando que sus manos pierdan el contacto, con él dejándose arrastrar por el extenso pasillo. De inmediato se toparon con uno de los asesinos que se detuvo a mirarlos sospechosamente:

— ¿A dónde llevan a ese ... ¿Acaso es un chupasangre?

— Si, lo atrapamos vivo porque hizo preguntas que no debió, seguro sabe algo. — respondió Morinaga sudando frío ante los cuestionamientos del extraño.

— Quiero ver eso. Los acompaño a la sala de interrogación. Hace tanto que no traen uno vivo.

Camino frente a ellos guiándolos hasta el lugar, donde introdujeron a Isogai y lo encadenaron a la pared preparada para eso. En la enorme sala pintada de café oscuro uno de los muros traía un sinfín de artefactos extraños, otros conocidos para la tortura, entre los cuales pudieron mirar martillos, navajas de todos tamaños, hasta katanas e incluso hachas. El tipo tomó una filosa katana y sonrió con maldad expresando:

— Creo que me voy a quedar con una mano de vampiro para mi colección.

No iban a permitir que lastimaran a Isogai de esa forma, sin haber revisado el lugar, tampoco el grupo de vampiros se consideran un grupo de asesinos, por lo que Souichi pensó en una respuesta para evitarles problemas:

— Nos dijeron que este vampiro será interrogado por el jefe en persona.

— ¿Qué no saben que el jefe está en Fukuoka de negocios? Recuerden que los recursos de la empresa dependen de los bienes expropiados, sin embargo tenemos que hacer muchos movimientos con tal de hacerlos legales.

— Supongo que debemos esperar a su regreso, o nos matará. — Mintió Morinaga.

— Claro que no, podemos jugar un poco con este gusano mientras tanto. — Refutó el asesino.

Levantó la enorme espada dispuesto a arrancar su trofeo. Isogai atado, amordazado y con la bolsa de tela tapando su rostro se sacudió lleno de temor, nunca imaginó perder una mano por una razón tan tonta, a pesar de que las extremidades les son regeneradas tardan bastante en conseguirlo, dependiendo el tamaño del corte, o del miembro perdido. Morinaga y Souichi con un golpe en la nuca dejaron inconsciente al asesino, remplazaron a Isogai con el cuerpo de aquél y lo amordazaron tapando el rostro del sujeto.

Salieron temerosos de ser descubiertos por la cámara de vigilancia y subieron hasta los cuartos superiores, ya que seguramente son las habitaciones principales del jefe de la organización. Pasaron por amplios salones de entrenamiento, hasta que una vez arriba se separaron de Isogai, el cual ingresó a un cuarto cerrado con llave; sin embargo utilizando sus trucos con un par de alambres, logró abrir aquella puerta. Ambos vampiros se quedaron fuera del lugar para vigilar y distraer a cualquiera que pudiera ser un peligro para la misión.

No puedo separarme de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora