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Incandescente como un meteorito, incandescente como la lava, incandescente como el hierro al rojo vivo.

Incandescente como Jinhwan aquel día de Febrero en plena noche, jadeante, enrojecido y sudoroso. Despertó de improvisto sintiéndose sediento y acalorado, con la respiración agitada y la sangre concentrada en su virilidad. ''¿Un sueño erótico?'' Se cuestionó para sí mismo, tratando de normalizar el ritmo de su pecho que subía y bajaba con velocidad. Se quitó rápidamente la sábana que cubría su cuerpo, hallando cómo era evidente una notable erección bajo su pijama, tragó saliva de forma notoria a la par que deslizaba su mano por su torso y abdomen, colando sus dedos bajo sus prendas, dejando un leve roce en aquella zona, que hizo que un jadeo saliera de entre sus labios.
No recordaba muy bien el sueño, tan sólo débiles imágenes que aparecían fugaces en su mente conforme bombeaba cada vez con más velocidad su hombría.
¿Una mujer? ¿Un hombre? Hizo memoria a medida que aumentaba el ritmo, haciendo una imagen clara de su situación.
Tumbado sobre la cama, gimiendo de forma sonora y suplicante, aclamando por más, conforme sus piernas rodeaban la cintura de otro hombre, de torso formado, abdomen trabajado, en general, un cuerpo bien esculpido, el cual se encargaba de embestir su pequeño cuerpo una y otra vez. Ambos gemidos se fundían en uno, haciendo eco entre las cuatro paredes de una habitación que no reconocía.
A punto de llegar a su clímax, arqueando su espalda y llevando su mano libre a las sabanas, enredando esta entre sus dedos y arrugándola a medida que continuaba sus atenciones en la erección, trató de hacer memoria una vez más, intentando identificar el rostro de aquel muchacho con el que había soñado, pero antes de que pudiera saber quien es, un sonoro y profundo gemido salió de su garganta, dando como final a la llegada al punto auge del placer, eyaculando finalmente sobre su mano.

Se tomó su tiempo para normalizar su agitada respiración antes de incorporarse un poco para llegar a la mesilla de noche, sacando de uno de los cajones un paquete de pañuelos, limpiando con estos su mano y otras partes manchadas con su esencia.
Para Jinhwan, esto era una sensación nueva, que nunca le había pasado, bueno, si, pero no con tanta intensidad hasta el punto en el que sus manos actuaran solas hasta desfogarse.

El muchacho siempre fue una persona tímida, eso no implica que no haya sentido sentimientos románticos por nadie, incluso había tenido alguna que otra novia pero nunca habían llegado a ningún contacto carnal, tal vez algunos castos besos pero únicamente eso. ¿Qué por qué un chico en sus fantasías? Jinhwan siempre fue de mente abierta, nunca le importo mucho eso de si se trataba de hombre o mujer. Lo tenía muy claro, nunca sabemos de quién nos vamos a enamorar, tu decides si quieres engañarte, haciendo caso omiso a tus sentimientos si se trata del sexo opuesto.
Jinhwan se levantó de la cama tras varios minutos mirando al techo únicamente, aún pensando en aquel sueño. Caminó descalzo por su habitación, cogiendo del armario nueva ropa interior. Se dirigió hasta el baño y una vez dentro, ni se molestó en cerrar la puerta, solamente la entornó y abrió el grifo de la ducha esperando a que la temperatura de regulara. Mientras tanto, procedió a quitarse la ropa, mirándose al espejo unos segundos, observando su propia desnudez. Al poco tiempo, se introdujo en la ducha y dejó que cada gota de agua mojara su cabello y humedecieran su cuerpo. Cerró los ojos relajándose por completo ante la calidez del agua templada, alzó sus manos para echar su pelo hacia atrás, dejando despejada su frente conforme al agua seguía aventurándose por su cuerpo. No tardó mucho en volver a imaginar aquella situación. ¿Cómo se sentirá hacerlo en la ducha?'' Se preguntó a sí mismo, imaginándose como sería y que sensación tendría. Tal vez si pegara su cuerpo a los azulejos de ducha, pegando un lado de su mejilla a esta y las palmas de sus manos, mientras que sus caderas se mantenían alejadas de la pared, manteniendo una erótica curvatura, notando la diferencia del frío azulejo con la calidez del agua. No tardó en volver a preguntarse mentalmente ¿Es tan placentero por detrás? No había probado nada de eso, pero tras masturbarse, podía tener una ligera idea de cómo sería. Ya había visto varias relaciones entre hombres, por mangas que había leído o por simple publicidad porno que salían en los laterales de la página cuando quería ver una película, y no solo eso, había estudiado hace mucho que los hombres tenían una zona erógena en su interior, la próstata, pero realmente no sabía cómo de bien se podría llegar a sentir.

La curiosidad pudo con él, y dejó su imaginación volar, recordó nuevamente a aquel hombre de fuertes brazos, tomando sus caderas con sus manos firmes conforme se movía contra él.

Deslizó su diestra por su abdomen, rozando su hombría semi-erecta, pero esta vez no se detuvo ahí. Aprovechando la lubricación que el agua le proporcionaba, jugueteo con aquel orificio de entre sus glúteos, dibujaba pequeños círculos con su índice alrededor de su entrada. Realmente no sabía lo que hacía, simplemente estaba investigándose. Con lentitud introdujo uno de sus dedos, y en su rostro se dibujó una mueca de dolor, pero no paró, continuó moviendo su dedo en su interior hasta que poco a poco comenzó a sentir placer. Era una sensación nueva, sus piernas temblaban creyendo que se podría caer en cualquier momento, pero no podía detenerse, y cada vez su propio dedo iba más rápido, llegando a introducir un segundo en busca de un contacto más directo. Con su mejilla apoyada en la ducha, comenzó a jadear sin descanso, deleitándose con sus propios dedos, los cuales en su imaginación era la palpitante erección de aquel muchacho, el cual lo embestía una y otra vez.
Finalmente, tras haber llevado a cabo sus deseos nocturnos, terminó de ducharse, sin poder creer aún en lo que acababa de hacer, algo que le había mantenido la mitad de la noche despierto, algo de lo que se arrepentiría en la mañana, puesto que debía asistir a la facultad, aunque a pesar del cansancio que sabía que sentiría durante las clases, no podría dejar de pensar en aquel placer que sus propios dedos le habían hecho sentir, sin poder evitar pensar en cómo se sentiría en vez de sus falanges, hubiera sido la dura erección de aquel joven de clavículas marcadas, del cual no conocía el rostro.

Incandescente. [BinHwan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora