'' Ayer vi una pequeña estrella en la eternidad,
llevaba una corona de espinas como si se quisiera de algo lamentar,
ella no lo sabía, pero estaba siendo presa de la verdad,
y no le costó, pues, con sollozos y lágrimas revelar,
todo esto que, poco a poco, sacaban de ella la enfermedad.
<<¿Y por qué yo, señor, si estoy limpia de pies a cabeza?>>
No eres tú, el problema, no lo es él.
Su ayuda recibiste así como pediste,
querías salir de la oscuridad, ¿no?
y ahora estás perdida en la más efímera soledad,
aunque yo nunca te voy a dejar de amar,
eres esa gota de lluvia que en los rayos del sol se delata,
esa que aunque le cueste en su pesar ahí sigue,
esa que no se rompe,
que pervive por siempre,
que le regala al caballo el diente...''