'' Vi aquella voz,
impregnada por el furor,
de la gente,
allí presente.
Pues no escuché,
ni sentí,
ni oí.
Vi el sonido,
así como su pálido cuerpo,
a la luz de la radiante,
pero grisácea Luna.
<<Ayúdame, día.
No dejes que esta, pues,
la noche me atrape,
que prefiero morir contigo,
a padecer ante ella.>>''