Los ve una mañana de verano, un miércoles despuntado las doce del medio día, ellos relucen en sonrisas anchas, sonrisas tibias con el mecer de las brisas, comisuras curvas bajo relajantes sombras de una hilera de frescos cerezos; se ven tan felices, MinSeok sonríe, su MinSeok está sonriendo, y no puede pensar otra cosa a un "se ve hermoso" es que LuHan es así, admira el brillo cegador que desprende MinSeok y prefiere desterrar pensamientos apesadumbrados ¿de qué serviría? simplemente hay personas con las que no puede molestarse.
De todos modos sabe que no tiene el derecho de reclamar, que no debe ser egoísta, que debe dejarle vivir, aunque las súplicas que no llega a gritar le quemen la garganta, llagas en carne viva, y un punzante dolor en el pecho. Las oportunidades se le escaparon hace mucho tiempo, perdiéndose entre los huesudos dedos que quieren aferrarse a aquel pequeño cuerpo, nudillos apretados con rabia contenida, deberían ser sus manos entrelazadas, su calor impregnado con el suyo y no así, no como lo que está viendo. Pero se repite que el estúpido fue él por dejarle partir, por perderlo creyendo estar enamorado de alguien más.
No es un acosador y si lo fuese no sería un secreto, pasos detrás de otros dejando solo pesar cuando los asecha desde la lejanía de aceras empolvadas, sucias y agrietadas, MinSeok se ve tan feliz bajo los copos rosas que descienden de un despejado cielo. LuHan no lo soporta, no soporta esos gatunos ojos formando medias lunas cuando no está con él, esas mejillas sonrosadas irradiando una alegría que nunca pudo darle.
MinSeok sonríe, su MinSeok está sonriendo.
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LuHan, les desea felicidad otra mañana veraniega en la que los encuentra de casualidad, maldita casualidad, cuando va por leche fresca y fruta al supermercado, les sonríe a ambos sin dejar de apretar los asideros en tinto de una canastilla enrejada, botellas herméticas de espeso y blancuzco alimento descansan en el interior, junto a una mallita de manzanas y un desinfectante de superficies embaldosadas.Apenas pueden mantener una charla libre de miradas apenadas, LuHan no se priva en decir que SeHun le espera en casa, quizá queriendo sacar celos, quizá rogando por ver alguna reacción de molestia en Minseok, añadiendo un lastimero suspiro tras encontrarse con una sonrisa amable de dientes de roedor, también menciona enfatizando su suave tono, que no debe tardar porque les gusta tomar el desayuno en la terraza, bajo el sol abrigador de una de esas típicas mañanas de verano, cuando el sol quema hasta media tarde y el resto de día es somnolencia y encanto, MinSeok por otro lado, sabe que no es verdad, son amigos después de todo, MinSeok sabe de LuHan tanto como LuHan sabe de MinSeok, pero quizá la ironía de la vida sea más fuerte que el conocimiento acerca de gustos y disgustos, o acerca de manías y pesares, porque MinSeok desconoce lo más importante, desconoce lo que LuHan nunca se atreverá a pronunciar, una triste imposibilidad.
[ • • • ]
—Ya sabes Lu, hacer el amor como magia, es que eso es magia, Dios mío.Palabras mueren antes de nacer, quizá algo sobre querer amarlo así, como magia, besar cada centímetro de piel lechosa, estrujarle la grasita de bebé que reside en las caderas, en los muslos, en ese empinado trasero.
—Sería bonito, pero ¿por qué últimamente solo piensas en eso? cada día estás más indecente Minnie.
Y le duele pensar que otro puede hacerlo, hacer eso, amarlo como magia.
Las tardes de salidas al cine o de simples encuentros en la biblioteca se resumen a lo único que valora del día, LuHan ama los lunes, los jueves y los sábados, ama las horas que comparte con su amigo, ama incluso el tiempo de espera en las largas colas que dan paso a la compra de palomitas y sodas, ama el silencio entre hojas de libros que se respiran antiguos, algunos nuevos y otros deteriorados.
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—D-detente... hoy no, no quiero~Manos mentirosas acariciando sus costados, un cálido respirar eriza los cabellos de su nuca, y sus costillas sobresalen con cada suspiro, LuHan tirita sin poder apartarse, porque quizá no quiere hacerlo, porque quizá lo necesita para reafirmarse que no desea a nadie más, que no piensa en nadie más, que no ama a nadie más.
—Te violaré Lu, y te va a encantar porque eres mío, rogarás por más.
SeHun siempre le hace lo mismo, tirando cuerdas que no se resisten a su tacto, SeHun cree que LuHan siempre cederá, SeHun no tiene ni idea de los pensamientos que cruzan la mente de LuHan, pensamientos que nada tienen que ver con él en especial.
—¿Qué? p-pero qué dices, cariño, no así... por favor, no así.
LuHan suspira, ladeando el cuello y dejándose hacer sin mostrar desapego, caricias recorren su cuerpo por encima de la ropa, besos descuidados manchan su piel, y LuHan no detiene nada, nunca dice nada, pese a negarse en balbuceos.
Y entrecerrando sus ojos de cielo, chispazos renacen en su pecho tras sentir unas frías palmas adentrándose en su suéter negro, duele, pero no le importa, vuelve a creer que le ama, que daría todo por volver a ser feliz a su lado, que incluso vendería su alma al diablo para recuperar las primeras sensaciones de cuando apenas iban saliendo, de esos maravillosos días en los que esperaba más ansioso que tranquilo, un mensaje suyo, de esas épocas en las que todo parecía tan fácil, en las que bastaba hacer el amor para resolver cualquier conflicto, en donde planear un futuro a su lado resultaba exquisito, nuevo, emocionante.
—¿Mgh? ¿acaso no quieres? pero estoy seguro que vendrías solito, te ofrecerías a mí. —duele, claro que le duele, le arde esa seguridad, le hace sentirse menos.
—¿Por qué, por qué tan seguro?
No necesita mucho para perder el encanto, siempre es lo mismo, SeHun mata sus ilusiones y vuelve a hundirlo en una inhóspita nada de gimoteos sobrevalorados, de calor inhumado y ardiente deseo, pero al fin y al cabo acompañado de una gran decepción ahuecando sus adentros, y LuHan siempre obtiene la misma respuesta, algo que quizá preferiría no haber escuchado.
—Por que soy yo, y nadie jamás te amará como yo lo hago.
Duele, le arde esa seguridad, le hace sentirse menos.
[ • • • ]
Los miércoles al mediodía, bajo los copos rosas que se desprenden de los cerezos y revolotean etéreos y ajenos al mundo, siempre sentados en las misma banca de bambú trenzado, LuHan les observa desde la lejanía de un recodo oculto por una pequeña cabina telefónica, antes era un moreno de labios sensuales, ahora es un mastodonte de porte serio.Quizá por eso lo dejó en un pasado, quizá no deba añorarlo tanto, quizá esté mal culparse o creer que hace años si fue amado.
Extrañar a la persona, el idealizarlo y borrar los momentos malos, parece ser un mecanismo maniático de su cerebro para no dejar de quererlo y para no sentirse tan poca cosa frente al inquieto pasado.
Aferrarse a mentiras, a posibles encuentros, a besos de miel, a estallidos internos.
LuHan es tan lamentable, LuHan es una constante pérdida de tiempo.
The end.
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[LuMin] Un millón de despedidas.
Fanfiction»LuMin« [Simplicidad] Las palabras de amor ya no saben igual, ya no nacen a borbotones como emergiendo de las profundidades del mar, no ama a su novio, ama a otra persona. Es que le duele, le duele y no sirve de nada disimular, su sonrisa ya no es...