Quizá éramos de esos que se odian tanto como se desean. Destinados a enfadarnos a los cinco minutos de besarnos. De mandarnos a la mierda para luego cenarnos juntos...Bueno, y cenar entre risas, también.
Tres dias sin hablarnos y deseando que alguno de lao dos ceda. Picarnos, picarnos a todas horas. Hacernos los enfadados para acabar a carcajadas. Incapaces de estar bien una semana seguida, pero que no soportaríamos perdernos. Y si uno de los dos necesita algo, ahi estamos, aunque sea de madrugada.Raros, muy raros pero que nos queremos a nuestra manera. Esa que quizá nadie entiende. Pero cuando terminamos de mirarnos, tampoco hace falta. Ahí todo se para, y lo comprendemos a la perfección.