Para que nos vamos a engañar a estas alturas después de tanto, tanto tiempo, y desde entonces tantas personas por medio, tantos abrazos de otras personas y ninguno me hacía sentir lo mismo a cuando lo hacías tu, cuando me abrazabas tan fuerte que incluso el oxígeno se quedaba sin aire. Tus abrazos eran refugio, hogar, calma en mis días de tormenta.
