Aunque sea difícil de creer, y algo que la gente no podrá creer, a mis padres no les tengo tanto cariño como a mi nana y a mon ange.
La razón es: nunca me han demostrado un cariño propio de unos padres. Siempre he sentido que era un estorbo en esta familia y que me regalaban todo lo que quería para que les dejase en paz y no les diese más la lata.
Cuando era pequeña sí, era muy feliz cuando mis padres venían a verme después de tanto tiempo fuera trabajando, pero una vez que creces, te das cuenta que nada es así.Me acuerdo perfectamente de esa tarde noche de invierno, yo no había tenido un buen día, y ellos tampoco.
Estaba intentando leer un libro en mi cuarto. Digo intentando porque mis padres estaban en el salón gritando por una fuerte discusión.
De mala gana cierro la puerta de mi habitación con un fuerte portazo, con el que los cuadros de mi habitación se movieron levemente.
De repente se oye un silencio. En seguida pienso que de han debido de asustar por el ruido pero que de nuevo de oirán gritos. Por lo que sigo con mi lectura.
Y cómo no, siguieron con los gritos, pero en mi cuarto.
- ¡Niña estúpida! ¿¡Qué haces pegando esos portazos!? - grita mi padre.
- ¡Serás desagradecida! ¡No valoras nada de lo que te hemos dado! ¡No valoras por lo que me hemos luchado tu padre y yo para puedas tener una vida feliz! - Grita mi madre. Algo, que era una absoluta mentira. Y que me ha molestado.
- ¡Mi vida no es feliz con vosotros! ¡No soy feliz! ¡Sólo quiero unos padres que me quieran! - empiezo a llorar.Tras mis palabras mis padres se quedan mirándome con una emorme furia es sus ojos.
- ¿Quién te crees que eres para hablarnos así, niñata desagradecida? - contesta mi padre.
- Maldito día en que naciste y no te día en que naciste y no te di en adopción. - dijo mi madre, apenas sin corazón.
- ¿Vosotros os consideráis padres?Mi madre, harta de "mis gilipolleces de niña chica desagradecida", me dio un bofetón sin pensárselo dos veces, y seguidamente se llevó las manos a la boca.
Sin decir nada, me levanté con lágrimas en los ojos y el moflete izquierdo dolorido, los eché a los dos de mi cuarto a empujones, y eché el pestillo de la puerta.
Al minuto, cuando conseguimos digerir lo ocurrido, mi padre golpeaba la puerta exigiéndome abrirla para "solucionar las cosas".
Yo, con todo el dolor del mundo, me senté en mi cama con las rodillas en el pecho llorando desconsoladamente, mientras al otro lado de la puerta mis padres no hacían nada más que chillar e insultar.
Me quedé dormida, y desperté a la mañana siguiente con los ojos doloridos de llorar.Desde ese día, nada volvió a ser igual con mis padres.
ESTÁS LEYENDO
Palacio De Cristal
Teen Fiction¿Qué pasa cuando una chica encuentra sentimientos ocultos en ella? ¿Qué pasa si esa chica tiene un don especial?