PRIMERA PARTE: "¿Te conozco?" Cap 1

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Una vez más como puedas, ámame,
corta en pedazos la interminable línea de la vida
adiós, querida, desde ese día me he convertido en un adulto.

1. Ablandamiento.

-¡Oh vamos! ¡Muévete! ¡Me estorbas! -bramó aquella chica, desde su auto, que era un fantástico Mustang convertible, color vino.

-¡Mujer tenías que ser! -el auto que tenía de frente le abrió paso; ella avanzó y siguió su destino, el cual era una fiesta, a la que su mejor amiga, la había invitado.

Llegó a la casa de su amiga, pero todo estaba casi lleno, así que lo llevó a unos cuantos metros más allá para estacionarlo, y dejarlo en un lugar donde estuviese seguro.
Iba con un vestido corto, poco más arriba de las rodillas, con un escote no muy llamativo, era de color negro, que se adaptaba perfectamente a ese hermoso cuerpo de reloj de arena que tenía. Era pelirroja, cabello rizado a la altura del hombro. Su piel blanca, bronceada, un tono que lucía bellísimo en ella. Su cara fina, sus pómulos eran un tanto pronunciados, tenía labios carnosos y carmín. Ojos grandes y grises. Llevaba unos tacones de charol negros, con plataforma roja.

Entró al parque con su pequeña cartera. Ella no carecía de seguridad en lo absoluto, sin embargo, a veces no sabía cómo actuar ante un problema.

Mientras ella caminaba, un joven Adonis, alto y de piel pálida caminaba por esos lares. Estaba desesperado, su cuerpo pedía sangre a gritos, un olor se hizo más intenso, sus pupilas se dilataron. Y entonces la vio, una hermosa chica.

-Hola -esbozo una macabra sonrisa, estaba intentando controlarse, pero su sed era más- ¿Por qué una dama tan bella como usted está caminando sola a estas altas horas de la noche? -se acercó a ella, su olor era realmente dulce.

-Buenas noches -le sonrió, por pura cortesía, pero no se detuvo, llevaba prisa.

-Vaya, pero que modales los suyos, uno debe detenerse cuando alguien más le habla -la siguió por un momento-. Dime ¿a dónde te diriges? 

-Me temo, que no te incumbe -trago saliva, y siguió caminando, con pánico corriendo por sus venas.    

-Deberías tratar mejor a un amo de la noche y no tutearlo -bufó y la tomó por el brazo, apretándolo con fuerza.

  -Me estas lastimando -arrebato su brazo y le miró fijamente.  

-Pero ¿qué tenemos aquí? ¡una chica que se hace pasar por valiente! -la tomó de los rizos y sacó a relucir sus afilados dientes.

-¡Ayy! ¡Basta!

-¡Dunkel Astaiza! ¿¡Sabes lo que significa!? -su voz se volvió de ultratumba, con una mano, la tomó de la cara con brusquedad- ¡Contesta, maldita sea!

-¡Qué me sueltes! -no supo de dónde sacó la fuerza o la valentía, pues su pie fue a impactar en la espinilla de él, al despistarlo, la chica huyó a su automóvil, destrozada.
Buscó sus llaves velozmente, no sabía si el tipo la seguía, no quería voltear; esos tacones que llevaba la hacían torpe y lenta. Al llegar a su coche, abrió sagazmente, entró en este, y cerró la puerta con seguro, como si eso la mantuviese a salvo. Lo sentía por su amiga, debía marcharse cuanto antes.

Dunkel, que era el nombre del vampiro, la veía con una gran sonrisa desde las tinieblas, no había encajado sus colmillos en tan precioso cuello, ella no escaparía. No después de haberle hecho pasar eso. Él deseaba a una dama atemorizada, que gritase que la soltará, y en cambio tenía una osada, a la cual seguiría, y atormentaría.

Manejaba lo más rápido que se le permitía, entró al estacionamiento de un lujoso edificio, donde se encontraba su departamento, al salir vigilo por todos lados, sus tacones resonaban por todo el estacionamiento. No le importo, corrió hacía la salida de éste para subir las escaleras, pero un cuerpo voló frente a ella, que fue a parar hasta el otro lado, era el cuerpo de un guardia nocturno, habían succionado casi todo de él. La pelirroja iba a gritar, pero ese grito se ahogó en su garganta, Dunkel estaba de regreso.

-¿Asustada? -él vampiro estaba delante de ella.

MaureenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora