Los Teletubbies es el único
programa infantil que no tiene un
fin educativo. Esta falta de
mensaje o moraleja podría ser
algo que agradecerles, pero este punto positivo deja de serlo
cuando nos damos cuenta de que
el programa tampoco divierte ni
entretiene. Los guiones brillan por
su ausencia y los argumentos son
del tipo: "Un día en el país de los Teletubbies apareció un muro" o
"Un día en el país de los
Teletubbies era la hora de las
Tubbinatillas". Ambos ejemplos
(reales) demuestran que aquí no
interesa contar historias ni, por supuesto, chistes.
Los personajes no tienen una
personalidad definida y actúan
como autómatas bajo las órdenes
del narrador. Tal vez el ejemplo de
comportamiento que promueven y al que estaremos sometidos en
poco tiempo. ¿Serán los
seguidores de la serie, los
próximos Teletubbies que
servirán a un futuro Narrador-
Tirano-Dictador? Pronto lo veremos.
Los nombres de los personajes no
pueden ser más absurdos: Tinky
Winky, Dipsy, Laa-Laa, Po y Nu (la
aspiradora que emite sonidos
obscenos). Estos nombres no quieren decir absolutamente
nada, y unido al poco sentido que
tiene todo lo demás, dejan un
vacío perfecto para introducir sus
mensajes subliminales que van
directos al subconsciente del niño. REPETICIÓN E HIPNOSIS.
La forma de dominar la mente del
espectador es mediante la
hipnosis. El niño recibe dosis de
ultraviolencia psicologica.
La estructura del programa es repetitiva y eso es quedarse muy,
muy corto. El narrador dice una
frase, un Teletubbie la repite y
obedece, esto a su vez se repite
cuatro veces (los Teletubbies son
4) y de vez en cuando, un Teletubbie dice: ¿Cómo? Para que
tengan que repetirle la frase.
En la despedida, el narrador
despide a los personajes de uno
en uno. Cuando ha terminado,
¡¡vuelven a salir y los despide de uno en uno otra vez!!
Uno de los mejores ejemplos de
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arruinainfancias
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