El techo no tenía nada en especial. No tenía ningún poster, ni ningún dibujo. Era un simple techo blanco sobre su cabeza. A pesar de ser una cosa tan simple, a Jace le gustaba mirarlo. Era como un pequeño momento de tranquilidad del que él podía gozar antes de empezar su rutina. Cada mañana, al abrir los ojos, era lo primero que veía. Simplemente lo miraba, y dejaba que la tranquilidad se apoderase de su mente.
Jace ladeó la cabeza a su izquierda. El árbol que había delante de su casa se asomaba por la ventana. Tan sólo le quedaban unas tres débiles hojas caduca marrones. Una ráfaga de viento podía hacer que estas cayeran, cualquier cosa es semejante a los humanos. Para las hojas, una ráfaga de aire es lo que puede hacerlas caer, pero para los humanos cualquier cosa nos puede hacer caer. Solo depende del humano, y de su fortaleza, y tan solo recuerda, el fuerte puede volverse débil y el débil puede volverse fuerte.
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Jace se destapó el cuerpo. Una descarga de aire frío le erizó el bello corporal. Después anduvo hasta la ventana, donde pegó su frente y la punta de su nariz, y volvió a sentir el frío con más intensidad, esta vez le provocó un escalofrío hasta el punto en el que su cuerpo se acostumbró.
Al otro extremo de la habitación la puerta chirrió. Su gata estaba de pie y en cuanto la puerta se movió lo suficiente, esta volvió a andar a cuatro patas como de normal. Lady era la gata de Jace. Ella era blanca con manchas marrones. Pero lo más característico de aquel misterioso animal, eran sus ojos, grandes, y de un azul piscina en los que podías verte reflejado gracias a su claridad. Lady subió al escritorio y se sentó. Esta, intentó llamar la atención del chico, pero Jace la ignoró. La gata, no se dio por vencida y le maulló varias veces.
-Ya sé que estás ahí.-Le dijo Jace sin apartar la mirada de lo que estuviese mirando por la ventana-.
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Era undía sin vida, un día normal en Detroit, el cielo era de un gris eléctrico, alque sus habitantes ya estaban acostumbrados. El clima allí era normal, losinviernos solían ser muy fríos, mientras que los veranos eran insoportables. Elverano ya estaba desapareciendo entonces, y ya no hacía tanto calor como el mespasado. El otoño estaba al llegar, en tan solo unas horas, la estación favoritade Jace se haría con la mitad del mundo.
