Sinopsis

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Las patadas en la puerta eran cada vez más fuertes.

—No creo que pueda seguir resistiendo—dijo mi papá que se encontraba sosteniendo la puerta con una especie de fuerza sobrenatural, o mejor dicho, con su fuerza sobrenatural que lo caracteriza.

Me giro a ver la enorme barriga de mi mamá, ¿cómo es que puede haber un bebé ahí?

—Mami, ¿qué está pasando?—pregunto preocupada.

—No se como explicarte, cariño.

Era una respuesta algo obvia. Muchas cosas de las que preguntaba no me las podían explicar. Nadie podía explicarme la razón de que a veces crecieran de repente mis colmillos, o que mis uñas se afilaran de la nada, o por qué mis ojos adquirían un brillo cegador en las noches de luna llena.

—Siempre respondes lo mismo—digo en tono de reproche.

Los golpes comienzan a ser más fuertes y la puerta se derriba, dejando ver cuatro hombres furiosos.
Mi papá comienza a transformarse y su cuerpo ya no es el de un humano. Estaba en su forma de hombre lobo.

—¡Te amo, Lily! ¡Sky, eres la luz de mi vida!—nos gritó mientras comenzaba a pelear con los hombres que se habían transformado a excepción de uno que cargaba un arma. Sonaba como si se estuviera despidiendo.

No quiero que se despida.

Uno de los tranformados me miró fijamente. A pesar de sus orejas puntiagudas y su pelo de más, se que lo reconocería en su forma de humano. Sus ojos azules brillantes quedaron grabados en mi mente como un tatuaje.

—¡No digas eso, John! ¡No te despidas!—mi mamá le gritaba con sus ojos llenos de lágrimas.

—¿Por qué se está despidiendo? ¿Quiénes son ellos, mami?—mis ojos comenzaban a estar iguales a los de mi madre.

—Vamos arriba, Sky—me cargó en brazos y fue hacia las escaleras.

Entre llantos y empujones de mi parte se le hizo más difícil llegar al piso de arriba.

—¡Te amo, papi!—grité antes de que desaparezca de mi vista por completo.

Debido a mi grito, mi papá se distrajo y recibió un golpe.

—¡No! ¡Papi! ¡Mamá, bájame!—pegué patadas pero nada hacía que mi madre me soltara.

Llegamos al primer piso y nos encerramos en una habitación. Yo estaba llorando a más no poder. Quería ir con mi papá.

—Mi amor, Sky, quiero que me escuches—acuna mi rostro entre sus manos—. Tu padre estará bien.

—¿Lo prometes?

Duda unos segundos, se queda mirándome con inseguridad, como si no supiera que responderme.

—Te lo prometo—dijo finalmente.

—¿Qué va a pasar ahora?—digo sollozando.

—No lo sé...—me mira a los ojos y me dedica una sonrisa con sus ojos cubiertos de lágrimas, una de esas sonrisas que te hace olvidar de todo lo malo. La sonrisa de mamá.

Disparos, golpes y estruendos se escuchan en el piso de abajo. Me abrazo a mi mamá y a mi hermanito, que por más que no lo vea se que está ahí.

—Sky, tu eres lo más importante que tengo en mi vida y siempre te voy amar, a ti y a tu hermanito. ¿Lo sabes, verdad?—asiento—. Quiero que seas fuerte, que estudies, los libros te llevan a volar alto, verdaderamente alto—acomoda un mechón de mi cabello—. Con tan solo seis años me has demostrado lo inteligente y capaz que eres. Tienes una luz, un poder que te hará superior a todos—lágrimas comienzan a caer violentamente por sus mejillas—. Eres una Wadlow y serás fuerte, lo se. A los 13 años comenzarás a sufrir más las transformaciones en la luna llena, pero podrás controlarlo porque te dejaré en buenas manos. Se feliz, vive cada día como si fuera el último y jamás renuncies a lo que crees.

—Mami, ¿por qué me dices todo esto? Tu estarás bien, ya deja de despedirte al igual que papá—no entendía nada, pero trataba de ser fuerte. Era algo que papá me había enseñado.

—Te amo, y dondequiera que esté siempre, escucha bien, siempre te protegeré, mi niña—me atrajo en un abrazo—. Estudia, puedes mezclarte entre los corrientes si quieres, quiero lo mejor para ti. Toma esto, para que me recuerdes—me entrega un tierno oso de peluche color rosa y susurra en mi oído—. Solo debes exponerlo y el secreto se revelará a ti, ¿qué puede oír sin oídos, hablar sin boca, y responder en todos los idiomas?

—¿Qué quieres decir con eso? ¿Cuál secreto?—estaba muy confundida y con ganas de saber más, pero no me respondió.

Deja un largo beso en mi frente y me abraza con fuerza. Se levanta y se marcha de la habitación.

—¡No me dejes aquí, mamá! ¡Mami, abreme!—comencé a dar golpes a la puerta pero era inútil. Y a pesar de ser bastante inteligente para mi edad mi estatura no me permitía alcanzar el picaporte.

Pasaron horas y yo no paraba de llorar. Se escuchaban gritos desde la planta baja.

A lo lejos de la habitación veo un pequeño banco. Enseguida corro hacia el y lo coloco al lado de la puerta. Me subo a el y consigo abrirla.

Salgo corriendo por los pasillos y bajo las escaleras.

Les daré lo que sea a esos hombres, mis muñecas, mis juguetes, todo con tal de que dejen a mis papis en paz.

Mi mente nunca olvidará lo que ví.

Sangre en el suelo y en algunos muebles de la casa. Ventanas y puertas destrozadas, fotos familiares tiradas y manchadas con sangre.

Pero lo peor de todo eran aquellos dos cuerpos sin vida en el medio de la sala.

WEREWOLF © [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora