Capítulo 1

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Capítulo 1

En mi decimosexto cumpleaños maté a mi mejor amigo y primer amor. Juro que no fue queriendo, ni siquiera sé cómo pude hacerlo.

Evan, mi mejor amigo, estaba trayendo la tarta con las dieciséis velas en ella ya en encendidas, detrás de él venía la odiosa de mi prima, Annia.
Cuando Evan iba a dejar el pastel en la mesa vi como Annia le rodeaba con sus brazos desde atrás. Una rabia surgió de mí a la vez que la llama de las velas se intensificó al punto de quedar la cara de Evan consumida por ella. Una ambulancia llegó a gran velocidad a mi casa, llevándose a Evan con ellos. Annia fue en ella de acompañante, nadie dijo nada al respecto.

Horas más tarde, me enteré de que el fuego había quemado y dañado sus vías respiratorias lo que le impidió respirar. Murió asfixiado.

Desde el incidente no había salido de mi habitación, era el único sitio donde me sentía segura. El único lugar que tenía sentido.

-¿_________? Cariño, ¿estás bien? -preguntó mi madre entrando en mi cuarto. Yo estaba acostada en la cama, me apoyé en mis codos para verla mejor.

-Sí, sólo estoy un poco...shockeada con la muerte de Evan -bajé la mirada. Notaba que ese accidente no había sido accidental sino provocado, por mí. -. Mamá, el fuego...creo que fui yo la que... -decidí confesárselo.

-Sé que lo hiciste tú, ___________. Y tranquila, mi niña, No es culpa tuya -mi madre se sentó en el borde suspirando con pesar. -. Es culpa de la maldición. -espetó sorprendiéndome.

-¿Cómo? ¿Maldición? -pregunté perpleja.

-Sí, pensé que ya no existía. Tu abuela no la tuvo, yo tampoco, pensé... -volvió a suspirar y se giró para verme. Me quitó un par de mechones de la cara y me acarició la mejilla mirándome con tristeza. -, pensé que tu tampoco la tendrías.

-¿De qué trata esa maldición? -ahora mismo no necesitaba su pena, necesitaba respuestas.

-No es una maldición -una voz femenina se escuchó en la entrada de mi habitación, nos giramos a verla. Era una mujer de no más cuarenta años, rubia y con una postura altiva que la hacía ver como una dama de la alta sociedad. -. Lo que tú tienes es un don, el don de la magia. Eres una bruja. -la miré como si estuviera loca. ¿Qué era esto? ¿Harry Potter?

-¿Y usted quién es? -pregunté molesta, estaba recibiendo demasiada información en poco tiempo, mi cabeza parecía un tornado de pensamientos.

-Mi nombre es Cordelia Foxx y soy la directora de "La Academia Miss Robichaux para jovencitas excepcionales" -dijo entregándole una tarjeta a mi madre. -. Estaríamos encantados de darle a su hija una beca para nuestra escuela.

-¿Cuándo empezaría las clases? -esta vez fue mi madre la que preguntó.

-Mañana mismo, es por eso que si acepta me gustaría que fuera instalándose esta misma noche a su nuevo cuarto. -parpadeé un par de veces incrédula.

-¿Me tengo que mudar? -solté con un hilo de voz. Nunca me había separado de mis padres nada más que un par de noches cuando me quedaba a dormir en casa de alguna amiga o en alguna excursión del colegio. Sentía la ansiedad creciendo en mí.

-Tranquila, podrás ver a tus padres cuando quieras y ellos podrán visitarte de igual modo. -me tranquilizó la mujer. Miré a mi madre y luego a la mujer.

No tenía más opciones. Recordé el rostro de Evan, derretido y chamuscado.

-Vale, iré con usted.

Y ahí estaba yo, delante de aquella inmensa mansión con mis maletas a cada lado.

-Es enorme. -susurré admirando aquel edificio. Parecía una escuela privada de lujo.

-No lo suficiente para retener a cuarenta adolescentes -me respondió Cordelia. Me había dicho que le llamara por su nombre. Su aire altivo se había suavizado ante mis ojos con cada minuto que pasaba junto a ella -Venga. Vamos, tendré que presentarte a tus compañeras.

Entramos dentro, hasta el vestíbulo, todo estaba pintado en tonos blancos y cremosos. Impecable.

-¡Atención! -gritó la mujer y de la nada aparecieron unas veinte chicas, el resto llegó bajando por las escaleras. -Ha llegado una nueva compañera a nuestro, cada vez más grande, aquelarre. Su nombre es _________ ____________. Cuidad de ella como hicimos con vosotras. -todas asistieron conformes. Me quedé quieta, sin moverme, no sabía qué tenía que hacer. Si presentarme o irme de allí.

-Nuestro mayordomo, Kyle, te acompañará a tu habitación. -nada más decirlo un muchacho rubio de ojos negros como la noche apareció. Cogió mis maletas y, sin siquiera dirigirme una mirada, subió por las escaleras. Las chicas murmuraban cosas y soltaban suspiros al verle. Yo las ignoré y seguí subiendo junto con Kyle.

Llegamos a una habitación al fondo del pasillo, parecía desocupada pues no había nada más que una cama y supuse que sería la mía. Me alegré interiormente de saber que no tendría que compartir habitación. Kyle dejó las maletas ella y se giró para salir de la habitación.

-¡Espera! -el pobre hombre se asustó. -Gracias... -le dediqué una sonrisa sincera que pareció sorprenderle de sobremanera. Asintió sonriéndome casi de manera imperceptible y se fue.

Me senté en mi cama sin saber que iba a hacer ahora. ¿En qué lugar me había metido?

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¡Hola! Aquí os traigo una otra historia de ahs, esta vez de Kyle y tú😄. Lo empiezo hoy por que además hoy (29 de Julio) es mi cumpleaños y que mejor que estrenar mis añitos que empezando una nueva historia.😇 Espero que os guste y dejadme vuestros reviews y favs.😂👌

Edit: ¡He vuelto! -20/10/22

Stïll Alïve (Kyle Y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora