La cita

9 1 1
                                    

Son las 7pm y voy llegando al Centro Comercial donde me quedé de ver con Jay, estoy super nerviosa y en lo único que espero es que no me deje plantada y se haya decidido venir, apenas me estaba parqueando y tuve que quedarme 5 minutos en el parqueo pensando en como podría ser el momento, no quería ser demasiado dramática, pero no cabía en mi cabeza la idea que mi amor platónico posiblemente me estaría esperando para ir a ver una película conmigo. Cuando tuve suficiente valor, respire y baje del carro, tomé el ascensor y trataba de no parecer muy nerviosa. Y por fin llegué al lugar y si! Ahí estaba Jay, super apuesto, con un ramo de flores! Me acerqué y me dijo : -Que dicha que viniste! Te traje este presente, espero que te guste.
Muchas gracias! Le dije, que gran detalle, gracias por aceptar la invitación.
Así que nos dirigimos primeramente a tomar café, ya que a los dos nos encantaba y era notable en mi sonrisa lo hipnotizada que estaba con su aroma y con su simple presencia, conversamos aproximadamente 2 horas y si, perdimos la película, se nos pasó el tiempo hablando de todo un poco, y cada vez me convenzo más de que es el hombre perfecto, la persona que pensé que el podía ser, es aún mejor ahora que lo conozco.
Decidimos ir a otro lugar, y como el conocía un parque super bonito fuimos a caminar ahi, por dicha pensé en todo y no me mortifoque con ir en tacones porque sabía que después podría estar sufriendo y por supuesto no era la idea. Caminamos un rato, no mucho y no nos cansabamos de hablar, había demasiado que contar. Era tarde al rededor de las 11 de la noche así que lo invité a mi casa a comer y tomar algo, fuimos y al parecer habíamos adquirido mucha confianza porque por su forma de actuar reflejaba sentirse muy cómodo, cocinamos spaghetti y en definitiva la pasamos increíble.
A la hora se despedirnos como a las 2am no me contuve y lo abracé fuertemente y la mejor parte de eso fue que el también lo hizo, fue un momento incomparable, me agradeció por todo, y me dijo que se había divertido como nunca, y yo, no cabía de la alegría!
Esta vez intercambiamos nuestros números de teléfono y por supuesto ahora tendríamos más comunicación!
El se fue y yo me acoste con una sonrisa de oreja a oreja, pesando en como sería la próxima vez.

Amor Platónico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora