'' Mira cómo brillan las estrellas
Mira cómo brillan por tí
Y por todo lo que haces...''
Edwards estaba mirando fijamente la corniza de la amplia habitación. Su mirada lucía perdida ... casi desolada. Se me rompe el corazón al verlo así. Mi pobre amigo, herido por sus demonios del pasado. Aparecí lentamente en la habitación, mientras sus palabras recitadas revoloteaban por toda la habitación.
'' Tu piel y tus huesos, se transformaron en algo hermoso
por ti me desangraría... por tí me desangro''
- Esa es una bella canción, Edwards. - dije- ¿Te has quedado despierto esperandome? No te deberías haber molestado... Ya te he dicho que no necesito una niñero. Estoy bien. - afirmé- Me miro con una mirada triste, y no tan convencido de mis palabras.
- No te creo, Luci. No te creo nada. - dijo pesarosamente- ¿Quién es la persona, con quién te has ido? Parecías tan encantada.
Me sentí íncomoda, por unos instantes leves. Lo noté, cuando no pude contener mis ojos en los suyos. Miré por todo el cuarto, es un poco grande, debido a que soy la única persona que vive en esta casa. Los edredones eran de un color pálido, que casi no se destinguían por lo oscuro que estaba la habitación. La única posible luz que entraba era la del amplio ventanal, que conducía a un balcón lleno de macetas con diferentes flores. Pero en estos momentos, todo rasgo parecía disiparse con la presencia de Edwards en el espacio. La habitación se oscurecía de tonos más temerosos que tranquilos. La expresión taciturna de Ed me siguío recorriendo la cara. Tratando de descifrar mis pensamientos-pensé-.
Decidí contarle mi penosa historia. Otra más en las hermosas historias de amores no correspondidos y extrema ilusión para la lista. Sentí como poco a poco, mis mejillas se tornaban de un color sonrosado, al pensar lo que iba a contarle. Una persona tan seria como Ed, no entendería este tipo de cosas de ensueños de adolescente.
- Venga, cuentáme. - me insistió - No diré de una sola palabra, te lo prometo. - me sonrío- Pero extrañamente su sonrisa no llego a sus ojos. Sus ojos estaban negros como la noche y apenas podía distinguirlos de las demás partes de su rostro. Pero se mostraba curioso y ansioso.
-Esta biem, pero no sé porqué estás, de pronto, decidido a que te cuente de esto. - dije rápidamente- La verdad, no es nada - me acobardé-.
- No me moveré de esta silla hasta que me cuentes tu historia. - paró un momento, y una sonrisa burlona salió de sus labios - Y yo sé, y tu sabes, lo aterrador que me veo sentado en esta oscuridad. Así que es por el bien de los dos. - dijo, satisfecho con sus palabras-
Solté una risita, y acepté. Era sólo Edwards. Primero, le relaté sobre cómo conocí a Max. Lo había conocido en una fiesta de apertura de la firma de abogados a la que trabajé por un tiempo. Lo iban a postular como cabeza de todo el taburete de empleados. Cómo era nuevo, no sabía de su existencia y fue entonces cuando lo noté a lado mío.
- Parece que van a lanzar a otro gilipollas como jefe - hice mimos de miedo, como cuando a alguien le van infligir un daño físico y en forma de protección coloca las manos sobre la parte arriba de la cabeza- .
- ¿Eso parece? -dijo con sorna- ¿Cuáles son exactamente las señales que harán eso?.
- En verdad, no lo sé. Intuición, supongo- dije, sonriéndole-
Edwards me cortó de mis recuerdos reviviento en mi mente en cómo conocí a Max y me dijo;
- ¿Le dijiste a tu jefe un gilipollas? ¿Porqué estás saliendo con tu jefe? - me miró con desaprobación- Qué quieres decir con ¿trabajé por un tiempo?
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Serendipia
FanfictionLa vieja esperanza, La viaje travesía de encontrar ese pequeño indicio de tener el coraje de escapar pero recuerdas que esperar es la respuesta a los problemas, a través de la paciencia. Decidí citar a uno de mis libros favoritos, de Samuel Beckett...