Capítulo 3: "Un hogar para Dashie".

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Me quito mi abrigo y me acerco a ella. Recibo la primera reacción que esperaba: miedo. Comienza a retorcerse, sin saber qué voy a hacer con ella. Aún no puede volar, pero mueve frenéticamente sus alas, como rezando por un milagro que la haga tomar vuelo y huir. La tomo en mis brazos, la rodeo con mi abrigo, dejando sólo su cabeza al descubierto, y la pongo bajo mi brazo. Sigue intentando zafarse, pero cuando el calor de mi cuerpo comienza a filtrarse por la delgada chaqueta, comienza a calmarse.

- Está bien. Vamos a buscar un lugar más cálido ¿Vale?

Vuelvo a sonreírle. Ella me responde mirándome con ojos confundidos, mientras intenta procesar todo lo que está ocurriendo.

- No te preocupes, no te haré daño. Se está haciendo tarde, y te congelarás aquí fuera.

Parece que ya me entiende. Sus ojos vuelven a su tamaño normal, y comienza a acurrucarse dentro de mi chaqueta para estar más cómoda. Se retuerce un poco, tratando de hallar una posición más cómoda. Puedo sentir sus pezuñas y alas mientras intenta acomodarse. Finalmente, acomoda su barbilla en mi brazo, y suelta un profundo suspiro, cayendo dormida.

Mi corazón explota por tercera vez.

Durante el camino de vuelta, presto atención a todas partes, preocupado por encontrarme con alguien. No quiero que nadie más la vea, dado que no tengo idea de cómo reaccionarán. Como siempre, nada. Para cuando llegamos a mi casa, ya es medianoche. Por suerte, dejé la luz del pórtico encendida, de otra forma habría pasado mi casa sin saberlo. Una de las pocas casas habitadas en la zona equivale a mucha oscuridad. La ciudad, incluso, dejó de enviar energía al alumbrado público, así que las cosas se pusieron mucho más difíciles. Miro a la potra, que sigue durmiendo. Ya no tiembla, y su temperatura parece haberse regulado.

Me acerco a mi puerta, tratando de no hacer mucho ruido mientras intento extraer mis llaves. Desbloqueo los dos pernos muertos, la cerradura maestra y finalmente la perilla de la puerta, e ingreso a mi hogar. Está oscuro dentro, más que nada por haber dejado la casa durante la tarde. Con un interruptor, una única bombilla salta a la vida, iluminando el pasillo. Casi todos los muebles son de mis padres, al igual que la casa. Pasé a ser el único dueño tras la muerte de ambos, y hago todo lo posible para mantener las cosas así.

Todavía con la potra en mi brazo, camino a la sala. Al pasar por el retrato de mi familia, lo saludo con un "Hola mamá, hola papá". Sé que no están allí, pero saber que me quisieron, y que los amaba, ayuda a mantener mi cordura y seguir adelante en mi miserable vida. Ya en la sala, siento como algo se mueve en mi brazo. Se despertó, lo más probable fue cuando encendí la luz, y ahora se está poniendo algo ansiosa. Sin idea de cómo manejar la situación, decido sentarla en el sillón.

Inmediatamente abandona la chaqueta, y comienza a ver e investigar por todas partes. La observo mientras investiga el sillón, para pasar a la mesa de café.

- ¿Qué haces en mi mundo?

No intentaba hablar tan alto, pero ocurre de cuando en cuando. Al ver a mis pocos amigos de vez en cuando, me veo a mí mismo hablando...conmigo mismo, un montón. No poseo una mascota, porque implica gastos extra, y ahora mismo estoy en ciertos apuros económicos.

De mi pregunta, sólo obtengo un rostro vacío. Eso me dice que ella tampoco tiene idea que lo que está ocurriendo. Bueno, no esperaba nada más de una potra que no puede hablar.

- ¿Estás perdida?

En ese momento, sus orejas cayeron y su mirada bajó al suelo.

- Oh...

Sólo puedo sacar una conclusión de todo esto. No tiene idea de lo que está pasando, dónde está, quién soy o de cualquier otra cosa. Está más allá de la palabra "perdida": está totalmente fuera de lugar.

- Bueno...hasta que algo ocurra, supongo que puedes quedarte conmigo.

Veo como levanta su cabeza, sus orejas se alzan una vez más, y me mira con preocupación. Mis palabras no suenan convincentes o decididas, así que lanzo una sonrisa mientras hablo.

- No te preocupes. Estoy seguro que lo que te trajo aquí se arreglará con el tiempo. Sólo tenemos que...esperar ¿Está bien?

No estoy seguro por qué dije eso, pero parece funcionar. Su rostro se ilumina, y sonríe.

Las siguientes horas las pasamos dándole un pequeño tour por mi casa. Nada impresionante, y evito llevarla a mi habitación, por temor a que desaparezca en la pila de ropa sucia. Algo más tarde, decido darle algo de comer. Corto algunas zanahorias, y descubro que ya tiene dientes. Dado que es una potra, no estaba seguro de si podía comer comidas sólidas. Pero tratándose de alguien que viene de un show animado, no tengo idea de qué es lo "correcto".

Satisfecha con la comida, ella encuentra un sitio cómodo en el reclinable de mi padre y se sienta. No me importa, no es que yo la use. Cuando él estaba vivo, tenía prohibido usarla, así que ¿Por qué debería cambiar eso tras su muerte? Es su silla, pero no voy a ser cruel con la potra sólo porque no lo sabe, así que la dejo sentarse donde se sienta a gusto. Le dejo, además, una manta, dada la temperatura actual de mi casa. No es peor que fuera, pero mi estufa ha tenido problemas por un buen tiempo. Había un truco para arreglarla, pero ese secreto desapareció junto con la vida de mi padre.

Debo de haber caído dormido en algún momento. Honestamente, esperaba quedarme despierto debido a un evento tan interesante, pero entre largas horas de trabajo y cuidar de Dash, mi cuerpo tiene otros deseos. No estoy seguro cuánto tiempo he dormido, pero no importa. Cuando cierro mis ojos para intentar retomar el sueño, siento algo a mi lado. Miro, y durmiendo a mi lado está la pequeña potra color cian, con su cabello y cola con los colores del arcoíris, con su cabeza apoyada en mi codo.

Ya sé que el meme se vuelve aburrido, pero debo decirlo: mi corazón explotó dos veces.

Acostada, durmiendo y acurrucada a mi lado hizo que sonriera de oreja a oreja. Apenas puedo oír su suave respiración. Los pelos de la crin hacen cosquillas, pero evito realizar cualquier movimiento. El calor de su cuerpo contra mi estómago calienta a mí ya debilitado corazón. Aunque unos cuantos meses no es mucho tiempo, es el tiempo que he esperado por un momento como este. Mi propia pequeña poni, un peluche de Rainbow Dash que puedo abrazar al dormir. Y ahora una Rainbow Dash real, una potra, durmiendo feliz como si me conociera desde que nació.

Ahora mismo, no hay nada más que me importe. Mi desesperación, mis pies cansados y mi dolido corazón son nada comparados con lo que siento ahora mismo, esta alegría que estoy experimentando despierto en mi sofá. Ella está aquí. Ella es real. Ella es mi pequeña pony. Ella es.... mi pequeña Dashie...

Mi Pequeña Dashie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora