16.

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Mi mente era un caos, caminaba casi corriendo por las transitadas calles mientras intentaba recordar el piso de Michael.

Cuando llegué a la calle tres portales llamaron mi atención, ¡eran casi iguales!

Además nunca nos dimos el teléfono, no podía simplemente llamarle y quedar.

Me mordí el labio y llamé al ático B del primer edificio, una voz de una aparentemente señora mayor contestó, descartado.

Caminé nerviosa hasta el segundo edificio, repetí la misma acción y esta vez una voz masculina se escuchó, pero definitivamente no era Michael.

Al llegar al tercer portal tenía una sensación horrible dentro de mi, si este finalmente no era su piso probablemente nunca volvería a verle.

¿Nunca más volver a ver a Michael?

Se formó un nudo en mi garganta y pulsé el timbre, cerré por unos instantes los ojos deseando que Michael contestará.

Y así lo hizo.

Casi grito de emoción, su voz sonaba grave, parecía haberse acabado de despertar.

—Michael, soy yo...–Esperaba que reconociera mi voz, podía haber dicho mi nombre pero estaba tan nerviosa que ni siquiera podía decir algo coherente.

La puerta del portal se abrió y rápidamente subí las escaleras hasta el último piso, allí estaba él, su mirada era curiosa pero su cara inexpresiva.

Mi sonrisa se desvaneció.—Yo, solo...–Suspiré.—Lo siento, no quería que te despidiesen si quieres puedo hablar con tu jefe y contarle que la idea fue...–Michael me rodeó con sus brazos y yo me quedé quieta, sorprendida por su acción, no tarde ni dos segundos en abrazarlo de vuelta.

Colocó su cara en mi hombro, y delicadamente susurró en mi oído.—El trabajo me da igual, en realidad, la única razón por la que seguía trabajando allí, eras tú.

Se separó un poco y colocó su cara aún más cerca de la mía, nuestras narices rozaban, sonrió, y yo, le devolví la sonrisa.

[ESTE ES EL FINAL CHICAS LLOREMOS]

Cinema; cliffordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora