1: Un nuevo mayordomo

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El joven Ryuzaki, se encontraba en su sillón individual frente a una mesita con una infinidad de pastelillos y dulces. En la mesa se encontraba una taza de café, con un alto contenido de cubos de azúcar agregados, una tetera de plata, que incluía los cubiertos y los recipientes donde se colocaba la crema y los cubos de azúcar morena, existían envoltorios de papel regados por el suelo y la mesa, que alguna vez habían cobijado bombones bañados en chocolate y chocolate amargo en nueces y almendras.

Ryuzaki no se encontraba en su posición habitual sobre el mullido follaje color rojo del sillón, al parecer había olvidado esa postura encorbada, con los muslos encogidos contra el pecho y ese cotidiano abrazo que le daba a sus largas piernas, esta ves se encontraba con las piernas colgando sobre el respaldo de la butaca, del asiento, sobre salían sus brazos junto con su cabeza, tan pronto como pudo, tomo un pastelillo y le dio un súbito mordisco, luego dejo el postre de donde lo tomo y se dispuso a degustar.

Parecía sumido en la depresión, pero, en verdad lo que estaba viviendo en ese instante era una pesada aburrición, estaba tan acostumbrado a la compañía de Watari, que se sentía solo, empezaba a arrepentirse de a verle propuesto esas "vacaciones".

♦Flash back♦

-Watari, ¿que te parecería... Ir a unas vacaciones?- Ryuzaki lo pregunto para separarse unos días del caso, ya que lo tenía frustrado y deprimido.

-De acuerdo, acepto. El clima a de estar mejor en cualquier otro lugar que no sea este- vaciló Watari mientras miraba el ventanal, donde las gotas de lluvia chocaban y se impactaban contra el cristal medio empañado.

-Ok. Y ... ¿A donde...

-Mañana me iré. Me alegra que te preocupes por mi y quieras que descanse- interrumpió a Ryuzaki, sabia lo que intentaba -Pero descuida, no llevaras toda la investigación tu solo, alguien vendrá a ayudarte en mi ausencia, le tengo mucha confianza, por eso, se que te dejo en buenas manos.

-Claro. Watari- le siguió el juego con desilusión -Y ¿A donde iras?

-No lo se, ya veré.

♦Fin de Flash back♦

Ryuzaki dio un largo suspiro, Watari se había ido hace una semana y la persona que vendría, no había llegado. Tomo otro mordisco del pastelillo junto con crema batida del mismo y mantuvo su mirada perdida.

Su teléfono celular sonó. Lo tomo del bolsillo de su pantalón, contesto sin mirar de quien era el numero y coloco la bocina para escuchar la voz del otro lado de la línea, lo tomo con el pulgar y el índice, dejando el altavoz justo en su boca. >>>Seguramente es Watari<<< pensó.

-Si. Mm mm, claro. Gracias. Adiós.

Fue lo único que dijo de esa corta llamada por parte de "quien sabe quien". Guardo nuevamente el teléfono en el lugar habitual de siempre y se dispuso a sentarse como acostumbraba. Con suspiros de irritación y una mirada que indicaba su frustración, logro posicionarse de manera "normal" ( si es que hablamos que "normal" se define como la estandarización en la que todas las personas viven, sin embargo, para Ryuzaki, significaba cierto grado de comodidad en el). Trago salida, y tomo la taza de café aun tibio, le coloco mas azúcar y con la cuchara que se encontraba apoyada en un pequeño plato de porcelana y revolvió la infusión para que el dulce se disolviera con mas facilidad. Dio unos cuantos tragos y tomo un chocolate.

Ryuzaki podía oír los paso de alguien que se acercaba. >>>¿Sera ese sujeto, que dijo Watari, me ayudaría?- se pregunto para si mismo -es de lo mas seguro. Watari le a de ver dado las coordenadas y los códigos de seguridad para llegar hasta aquí<<<. Las pisadas resonaban en las tablillas de madera de roble, la puerta se encontraba frente la butaca roja, donde Ryuzaki aguardaba.

Mi Mayordomo, Light [En pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora