Pie de cueca

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"el rucio" le decían sus compañeros. "el argentino" las chicas de la escuela por medio de susurros entre pasillos. Para los profesores era el señor Hernández, pero para Manuel siempre había sido solo Martín.

No le caía mal y se podría decir que hasta la semana pasada no habían estado realmente juntos. Martin se sienta en el centro de la sala, muy alejado de la solitaria esquina del castaño y tampoco están juntos en los recreos. El prefiere quedarse leyendo en la sala o como mucho conversando con algunos amigos mientras que Martin es un muchacho inquieto de 13 años que se pasa los quince minutos de descanso corriendo detrás de una botella de plástico que actúa a veces de pelota de futbol. En circunstancias normales todos indicaba que sus vidas no se toparían nunca a menos que algo los obligue a hacerlo.

Fue precisamente el primer día de septiembre cuando sus destinos quedaron entrelazados por la casualidad de un pie de cueca y de la falta de mujeres en el curso para bailar. Como todos los años una nota que no se podía evitar era la del baile de las fiestas patrias. No lo amaba particularmente y hasta le da un poco de vergüenza admitirlo, pero Manuel es realmente bueno bailando cueca, el mejor de todos, pero corría con la mala suerte de ser también el más bajo de sus compañeros.

Martin por otro lado hubiera sido el candidato con el que todas querrían bailar. Con su adorable sonrisa, sus ojos verdes que hipnotizaban y ese acento extranjero que le había asegurado la atención de todas las niñas, ¿Cuál era entonces la explicación de que se hubiera quedado sin pareja?

Muy simple, no tiene idea de cómo bailar. Y no solo por no conocer el baile, Martin no hubiese podido seguirle el ritmo a una ronda por el simple hecho de que es un pésimo bailarín. -esperen sentados, a ver qué hacemos. -les dijo el profesor a ambos chicos sentados en las bancas mientras el resto de sus compañeros ya emparejados los mira con lastima, es una desgracia para todos tener que bailar en pareja, pero es todavía peor quedarse solo.

Se miran de reojo y casi con desconfianza, Martin termina por sonreírle y bromear, Manuel solo pudo contestarle con una mueca. Colorado hasta las orejas por la mal disimulada mirada de pena que le lanza la niña que le gusta, de seguro está pensando que es patético. Y lo es.

-¿me enseñás? -dice el más alto sobresaltando al chileno. Manuel al principio no atina a nada más que a quedarse mirándolo, Martin había aceptado la situación bastante bien mientras él se debate entre esconderse hasta que pase septiembre o cambiarse de curso. -es re complicado, dan un montón de vueltas.

-es siempre lo mismo, tení que aprenderte la coreografía y el paso.

-no me sale, siento que me voy cayendo. -Martín se pone de pie para mostrarle qué tal lo hace y resulta ser mucho peor de lo que el chileno imaginaba, más que un zapateo parece que trata de aplastar insectos.

-tení que seguir el ritmo... mira. -y se pone de pie empezando con la demostración acompañado por la única cueca que tenían para practicar. Manuel se sabe "la consentida" con todo y acordes al revés y al derecho, pero no le molesta escucharla una vez más. Es una de sus favoritas y la más fácil si va a enseñarle al rucio a bailar.

En eso están cuando el profesor vuelve a la cancha sin conseguirles pareja a ninguno de los dos, pero prono se da cuenta de que tiene la solución en frente. No hay mejor forma de enseñarle a uno y mantener ocupado al otro. -González, Hernández. Ustedes van juntos. -les grita lo suficientemente alto como para que todo el curso lo oiga y las burlas no se hacen esperar. Martín se queja, Manuel no sabe ni qué decir, y ninguno puede quedar indiferente a la exclamación unísona "! son pololos!"

-¡no somos pololos! -dice el más bajo con vergüenza mientras Martin los observa sin entender qué quieren decir, y discuten, se quejan con el profesor, pero solo consiguen llevarse un reto y la amenaza de una anotación en el libro de clases. La nueva pareja se va a regañadientes a un rincón alejado para practicar.

~

-Manu, ¿que son los pololos? -el muchacho por poco se atraganta con el jugo cuando le pregunta con tanta inocencia. Martín está en cuclillas esperando una respuesta y los colores le suben al rostro de nuevo al castaño.

- ¿por qué me preguntai eso?

-porque todos dicen que lo somos, pero ustedes los chilenos tienen unas palabras tan raras... -el rubio se sienta a su lado a comer del paquete de galletas abierto, Manuel no lo detiene. - ¿me vas a contar?

-no

- ¿Por qué no?

-no sé... porque no somos nada y punto.

-pero Manu

-ya, córtala. Vamos que va a empezar la clase. -y corren a la cancha porque tienen mucho que ensayar si quieren que el argentino logre hacer un escobillado decente.

~

- ¡weón, te dije un ocho! Pone atención poh

- ¿Dónde ves un ocho vos, boludo? -Martín tira el pañuelo al piso y se cruza de brazos, pero Manuel está acostumbrado, no es la primera vez que tiene que enseñarle a alguien a bailar, así que lo recoge y se lo deja en el hombro.

-a ver, sígueme. -le dice poniéndose en frente

-no puedo, Manu. -

-sígueme, porfiao. -y la música suena otra vez. Manuel se mueve hacia un lado con la sutileza de un profesional, Martín le cierra el paso tal y como le enseñó y hay algo gracioso en todo aquello. No sabe si es porque lo está persiguiendo como a una gallina o porque Manuel ocupa el lugar de la chica. De todas maneras, se le escapa una risa.

-che, Manu ¿lo estoy haciendo bien? -el castaño le sonríe también, a pesar de lo absurda que resulta la situación, ha conseguido que Martín baile.

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Para quienes no sean de Chile o solo no sepan a qué se refiere un "pie de cueca" es el baile, simplemente una canción. "pololo" es el equivalente a la palabra novio en casi todo el mundo (creo que somos los únicos que lo llamamos así) y bueno... el resto es la forma de hablar de cada país, lo siento si mi escritura argentina no es la mejor TwT pero lo escribí con mucho cariño y espero que les haya gustado.

No se vayan todavía!!! queda la segunda parte \OwO/

Pie de cuecaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora