Un beso inesperado.

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Al día siguiente, todos se levantaron a desayunar, sentándose en su respectivo lugar, pero la arqueóloga y el espadachín habían guardado un lugar en medio de ambos, que cuando el narizotas quiso sentarse ahí, Zoro le lanzó una mirada asesina, no sabía ni el porque de ese gesto de su nakama, lentamente se retiró de ahí, sentándose junto al ciborg.

— ¿Qué le sucede a Zoro? — Susurró el francotirador a su nakama.

— Parece que se Súuper levantó con el píe izquierdo. — Musitó de igual manera el peliceleste.

 — ¿Eh? —.

  — Que está de mal humor, idiota. —

 — Lo sé, lo sé.—

La puerta del comedor se abrió y el renito pasó junto al capitán bostezando, la arqueóloga le sonrió, haciéndole una señal que se sentara en el lugar donde ambos le guardaron. El doctor esbozó una gran sonrisa, de un saltito se sentó en aquel asiento.

 — Buenos días, Chopper. — Dijeron el espadachín y la pelinegra al mismo tiempo. 

  — Buenos días, chicos.  — Reía felizmente por lo bajo, mientras que el cocinero le colocaba un plato de comida frente a él. 

Comenzaron a comer todos, y cuando el pequeñín no logró alcanzar su vaso de jugo, el peliverde se lo pasó cortesmente en sus pezuñas, lo tomó con ambas patitas y le dio un gran sorbo, nuevamente el mayor agarró el vaso y lo colocó a un lado. Ya estaban terminando todos, dejando los platos a un lado, el pequeño doctor tenía a los alrededores de su boquita manchas del espagueti que había comido, la mujer de orbes celeste, tomó su propio pañuelo blanco, y limpió cuidadosamente el pelaje del menor. 

  — Muy bien, como nuevo.  — Comentó la mayor con una sonrisa en sus labios.

El renito le había pedido a Robin que le leyera un cuento, a lo que ésta accedió y ambos se dirigieron al acuario, esto no pasó de desapercibida por el espadachín, aprovechando a acompañarlos cuando estuviesen ya adentro. Se encaminó al acuario, encontrándose con estos felizmente. 

  — ¡Zoro! ¡Zoro! Acompáñanos. — Dijo con emoción el pequeño.

 — ¿Hm? ¿Qué leen?— El peliverde se sentó a un lado del renito, observando fijamente el libro.

 — Es sobre un pequeño venado que perdió a su mamá y su padre es el alfa, él lo tiene que cuidar ahora y..y..y.. unos perros salvajes quisieron comerse al venadito. . . hasta ahí vamos por ahora. — Contestó el menor. 

  — Se escucha interesante, pero Robin y yo tenemos que darte una "buena" noticia. —
La arqueóloga puso sus ojos en el espadachín cuando se dio cuenta de la noticia que se trataba.

  — ¿Enserio? Y... ¿Cuál es la noticia? —. 

El peliverde tragó saliva y pasó un brazo por el hombro de la mujer hasta llegar al otro, la sujetó y la atrajo hacía él, hasta que los costados de sus cabezas quedaran juntos. El pequeñín confuso enarcó una ceja, observando las acciones de sus nakamas.

  — Bu-Bueno pues... — El chico parecía no poder hablar de los nervios, hasta que la mayor soltó un suspiro y con una sonrisa prosiguió a lo que éste no pudo decir.  

 — Zoro y yo... somos pareja. —

Una enorme sonrisa se formó en el rostro del doctor, dio un saltito para abrazar a ambos, parecía que en sus lindos ojitos caían lágrimas, para poder limpiarlas los soltó.

 — ¿Por qué lloras? ¿Acaso no te hace feliz saberlo?  — Preguntó el espadachín. 

  — Me da tanta felicidad que no puedo parar de llorar.  —
Ambas personas sonrieron y lo abrazaron. Robin siguió con la lectura y ahora los dos chicos oían determinadamente, pero sin darse cuenta el joven peliverde quedó dormido a medio cuento. Pasó una hora y el largo, pero entretenido cuento había terminado, la arqueóloga soltó un suspiro. 

  — Zoro, ¿Qué te pareció el.... cuento?  — Cuando el renito dio media vuelta para terminar su frase se quedó callado con el ceño fruncido, dio un saltito hasta la cabeza del marimo y con su pezuñita lo golpeó, provocando que éste se despertara y soltara al mismo tiempo un gruñido. 

  — Pero que mierda...  — Pronunció molesto el chico. 

  —  Zoro, no digas malas palabras frente al "niño". —

  — Yo digo lo que se me pegue la ga... — No se dio cuenta el peliverde, hasta que miró la cara de Robin, estaba que daba miedo. — E-Está bien... — Susurró, mientras una gota de sudor se le veía a un costado de su frente, comicamente.

Los tres juntos se levantaron y salieron del acuario, se encontraron a Luffy, Usopp con un chichón en la cabeza siendo regañados por Nami, el renito corrió hacía ellos emocionado y llamó su atención de éstos: 

  — ¡Chicos! ¡Chicos! Tengo algo que decirles. —

  —Ahora no, Chopper, les estoy dando una lección a estos idiotas.— Exclamó furiosa la pelinaranja. 

  — Pero, pero, es muy importante.  —

  — ¡Ahora no, dije!  —

  — ¡¡Zoro y Robin están saliendo!! — Soltó un gritó no tan fuerte, sólo para que Nami lo dejara hablar.

 — ¿Huh?  ¿Qué estás diciendo, Chopper? —Comentó la navegante, y justamente cuando Chopper había gritado el cocinero salió del comedor con una charola en su mano y encima una copa con jugo, cosa que se le cayó de la impresión y corrió furioso hacía el renito. 

  — ¿¡QUÉ!? ¿¡Qué estás diciendo sobre mi Robin-chwan y el marimo!? — Estaba que arde el rubio. 

El peliverde corrió hasta el pequeño doctor y le cubrió fuerte la boca con una de sus manos.  — ¡No es nada! —. 

  —  ¿Qué Robin y Zoro son pareja? — Comentó el capitán, resonando aquella noticia. 

  — ¡Mi Robin-chwan y el marimo están saliendo! — Se lanzó contra el peliverde y comenzaron una pelea, por suerte el renito se escapó del espadachín.

 — Robin, ¿eso es cierto? — Se acercó la navegante a la pelinegra confundida. 

  — Si, si, si, eso es cierto. — Se adelantó a responder el pequeñín.

— Nos están jugando una broma, ¿No? —.

— Eh... bueno.. — Susurraba la mayor.

 — ¡Si es verdad! ¡Zoro! ¡Zoro! ¡Ven aquí! — Gritaba el renito para llamar a su nakama. El chico se acercó algo golpeado.

 — ¿Qué sucede, Chopper? —. 

El doctor empujó de las piernas al espadachín hasta la arqueóloga, ambos se miraron confusos, hasta que con un salto muy alto el pequeño tomó las mejillas de éstos dos y los unió, provocando que los suaves labios de ambos se unieran. 

  —Dense un beso para que Nami me crea. —

Sin despegarse, un fuerte rubor creció las mejillas de éstos, por dentro el chico se decía "Lo haré sólo por Chopper, por Chopper...", entonces lentamente sus labios se envolvieron en los contrarios, moviéndolos y posó su mano en la mejilla contraria. Todos los presentes quedaron sorprendidos por tan amoroso acto de la "pareja" de la tripulación, mientras que el renito aplaudía con sus pezuñitas felizmente y el cocinero se tomaba los cabellos furioso, pero triste a la vez.

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Hasta aquí el segundo capítulos, señoras y señores (?). 
Perdón por la gran espera, pero por fin pude des-ocuparme de unos asuntitos, y ahora ya tranquilamente puedo publicar nuevos capítulos e incluso ideé otros fics, pero iré por partes para que lo disfruten.
El próximo capítulo de esta historia será más largo, se los aseguro, ya que será el último.~
Gracias a todas esas personas por las que votaron y comentaron en el primer capítulo, bai.  



como una familia | zorobin›chopper.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora