Dulce tentación

Capitulo 1: Mi 17 cumpleaños

Mi 17 cumpleaños.

- ¡¡FELICIDADES BRID!! - gritaba mi hermana pequeña.

- Ug... Gracias Katy, ¿Qué hora es? - abría los ojos para poder ver el despertador de la mesilla - ¡Las 2! ¿¡Por qué no me has despertado antes!? ¡¿Por qué no ha sonado este mierda cacharro?! Dios Dios Dios.

-Mama me ha dicho que no vayas hoy, que tenemos que comprar la tarta y así te ayudo a elegirla. - decía sonriendo.

-Katy, lo siento, cuando salga del insti iré enseguida. Pero tengo que aprobar matematicas, no me pueden quedar otra vez.

-Me lo prometiste... - suspiró - ¡Me lo prometiste! - cerró la puerta y se fue corriendo.

-¡Katy yo...! Lo siento... - dije llevándome la mano a la cabeza.

Me intenté vestir lo más rápido que pude cogiendo la ropa de la silla. Sinceramente, la uso más para eso que para estudiar.
Metí los libros en la mochila y me lavé la cara.

Cojo el primer autobús que me puede dejar cerca del instituto, el 31.
Había muchas personas dentro pero preferiría morir asfixiada que correr 3 km.

Entre los gritos de los bebés y la gente hablando por el teléfono no me podía concentrar en hacer literatura.

Como no había desayunado a cada bache del autobús se me subía la cena a la garganta. Hasta que el niño que tenía a mi lado dice "mami, voy a vomitar".

De repente toda la gente se empezó a echar atrás dejando un hueco por si acaso sucedía. Yo no podía salir, estaba al lado de la ventanilla.

El autobús dio un giro a la izquierda poniéndome al niño en el hombro. Todo sucedió a cámara lenta y me dio tiempo a echarme para atrás evitando el potingue.

La madre no paraba de disculparse y yo diciéndole que no pasaba nada.

Todo el autobús olía, y algunos se tapaban hasta la boca para evitar las ahorcadas.

Solo me quedaban dos paradas para poder salir. Una chica saco de su bolsa de gimnasia desodorante y empezó a echarlo.

Todos se lo agradecimos, aunque se formó un olor extraño y los bebes seguían gritando.

Me baje del autobús de la mano con una anciana, y cuando quise darme cuenta golpeó con el bastón una moto para evitar caerse. La supuesta anciana se echó a correr como si no hubiera un mañana, tenía más piernas que yo.

Como buena ciudadana que soy entraría al bar para pedir disculpas e intentar que no me mataran.

Mire hacia el cartel "Si lo tuyo es la sangre fresca, este bar es lo que estás buscando".
El bar se llamaba "D Diablo".

Soy buena ciudadana, pero no tanto. Aunque el remordimiento...
Como buen estupida que soy pediré perdón.

Abrí la puerta de madera negra carcomida. Los de la barra se me quedaron mirando y a su vez, todo el bar. Se produjo un silencio incómodo.

-H-hola. Buscaba al dueño de una moto negra con una V roja. - se me secó la voz.

Al fondo vi una mano levantarse.

-Es mía, qué pasa. -dijo con una voz muy grave.

Era un motero pálido, con una larga barba negra y bigote. De unos 57 años y 1,90 metros. Me sacaba unas tres cabezas. Fui andando hacia su mesa, al menos estaba al lado de una chica rubia con un traje negro y botas de cuero.