I need U

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Buscaba en su computadora alguna oferta de piso que sonase medianamente decente. Había visto ya como cinco cerca de la universidad y otras dos en el campus pero nada, en todas había algo que le desagradase.

- Haruya, aún sigues sin encontrar nada ¿me equivoco?

La voz de su hermana pequeña le hizo sobresaltarse. No se esperaba que nadie le estuviera observando. Es más, había asumido que ella estaría fuera, en alguno de los pubs o clubes nocturnos donde, por lo general, tenía sus experiencias con las drogas, el alcohol y los tíos.

- La gente es demasiado rara - contestó con desagrado -. Hay uno que sólo te lo daría si accedieras a vestir como tía en todo momento. Otro pedía que siempre se vistiesen más de tres capas de ropa y nada de visitas.

- Quizás no estés buscando en el sitio adecuado - dijo ella sin más mientras avanzaba.

Él se alejó de la computadora y dejó que su hermana mirase lo que quisiera, total, peores ofertas que las que había encontrado él no podía encontrar.

Tras un rato en el que se había mantenido tumbado en la cama con los ojos cerrados, la hermana había, finalmente, dado con una oferta medianamente decente. Tenía unas normas bastante amplias, se podía ir desnudo, llegar cuando se quisiera, incluso al rentor del apartamento, le daba igual que llevase allí a gente.

- No sé qué haría sin ti - dijo en un momento Haruya -. Ah, no. Simplemente la hubiese encontrado yo en algún momento - la hermana bufó -. Vamos, si sabes que eres genial, sólo que no como yo.

La sonrisa de Haruya iluminaba las cuatro paredes rojas de su habitación. Su hermana le devolvió la sonrisa. Tras aquellas semanas, su hermano había estado actuando raro así que, el hecho de que volviese a hacer bromas y a sonreír la llenaba de alegría.

- ¿Cuándo dice que tengo que estar allí?

- No pone fecha así que, supongo que cuando quieras - contestó ella -. Además no pagas hasta que hayáis hablado.

- Eso significa que hay gato encerrado.

La hermana se encogió de hombros. Posiblemente lo habría pero, ¿qué oferta era mejor que esa? Además, ya no era sólo por las flexibles normas de convivencia sino por el hecho de que era de los mejores situados, lo tenía todo cerca y, millones de lugares para comer cerca.

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En otro lugar, unos días después se encontraba el peliblanco. Las naúseas habían vuelto por lo que, apenas salía de la casa, o mejor dicho, del cuarto de baño donde parecía haber montado una tienda de campaña.

Sin embargo, debía olvidarse de sus dolores de embarazado para entrevistar a aquellas personas que habían leído su anuncio en el talón.

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Un peliplateado entró al salón del hogar. Allí había unos cuantos jóvenes, ninguno de ellos le parecía familiar. Y tampoco ninguno parecía ser el dueño de la casa. Suspiró.

Un joven de pelo amarillo pollo salió del pasillo, dijo algo parecido a "el baño" y se fue. Había sido muy raro pero a partir de ahí todo fue más rápido hasta que en la sala sólo quedó él.

- Te espera en el baño - dijo un joven de cabellos castaños -. De verdad, ese tío da miedo...

Suspiró. Aquello podía significar dos cosas. 1) Le quería meter miedo para que fuera más nervioso y no consiguiera el piso; 2) Debía huir ahora mientras podía.

Pero la curiosidad le llevó a atravesar casi todo el pasillo. Se escuchaba ruido procedente del baño así que, tras pedir permiso, se adentró en un cuarto de baño totalmente blanco.

I hate u, I love uDonde viven las historias. Descúbrelo ahora