¡Confirmado!

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Desde que tengo memoria siempre he sido demasiado antisocial y no por el rechazo de nadie, crecí con la ausencia de mis padres justificándose todo el tiempo con su 'nos esforzamos para darte una buena vida' pero nunca notaron que ésa 'buena vida' aún no ha llegado, así que me emocionaba pensar en como podría hacer un nuevo amigo.

Por la noche me encontraba frente a un silencio hueco, lo único que lograba escuchar era el maldito sonido de los cubiertos al rechinar con la vajilla, estaba en la mesa cenando junto a mis padres y tenía muchas ganas de contarles lo sucedido por la tarde.

- Creo que tendremos nuevos vecinos.

No recuerdo la última vez que mis padres me miraron a los ojos pero se sintió muy bien, mi Mamá sólo dijo:

- Oh cierto lo olvidé por completo,
hace unos días al salir por la mañana hablé con el 'Sr. Harvy' mencionó algo sobre la casa de enfrente pero...
no presté antención, supongo que
se mudarán allí.

Desde que tenía cinco años y mi abuelo materno me regaló a 'Sophie' una muñeca, no había estado tan entusiasmada, sólo quería lucír lo más normal frente a mis padres para que no notaran lo feliz que estaba así que comí tan rápido como una aspiradora succionando el polvo de la alfombra, tomé mi plato, lo dejé en el lavatrastes como siempre agradecí por la cena, subí las escaleras y me encerré en mi habitación.

Tomé una almohada, la puse en mi boca y fuí a mi armario donde grité más fuerte que al ver a mis ídolos en televisión.

Salí y aventé la almohada al suelo.

- Listo, creo que nadie escuchó.

Pasé la noche pensando en las millones de aventuras que viviría junto a aquel niño y es que siempre he sido una niña que vive en el futúro pensando que haré el día después de mañana.

Please... StayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora