Verano.

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Las flores dejaron de importar cuando el calor se volvió excesivo antes del verano. Aunque la primera vez la olvidó en un instante, en esta ocasión, cuando sus ojos se encontraron por tercera vez, el supo quién era antes de quererlo.
Ella comía de forma extraña, dando pequeñas mordidas a un trozo de pastel, mordidas tan diminutas que al principio no creyó que estuviera comiendo realmente.
Se sentó en su banco favorito a observarla, le parecía curiosa. Estaba sola, sentada bajo el árbol de flores donde la había visto una estación antes. Tenia puestos sus auriculares y movía la mano derecha como guiando a una orquesta, suavemente y en ondas. Le tomo 15 minutos terminarse el pastel. No parecía concentrada en eso, al punto en que muchas veces solo cerraba los ojos y respiraba profundo por un momento, antes de continuar atacando a su pastel con gentileza, como si temiera herir sus sentimientos.
Cuando por fin lo termino, tomo la servilleta y la dobló unas cuantas veces antes de levantarse, de una forma excesivamente elegante, y colocarla en un cesto de basura.
Fue entonces cuando lo miro. Fue un movimiento tan repentino que el no pudo apartar la vista a tiempo. Sus ojos se conectaron y el pudo notar lo oscuros que eran. Ella, en cambio, parecía estar enfadada, pues entrecerraba los ojos cada vez más, hasta que solo quedo una pequeña rendija. El sonrió sin desearlo, le pareció que se veía graciosa.
Luego de un momento, ella sonrió de vuelta, entre divertida y tímida, antes de apartar la vista, negando con la cabeza sin dejar de sonreír, mientras entraba a su salón de clases.
Fue entonces cuando decidió preguntar por ella.

Amor en estaciones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora