Si me dejaran mentir, diría que lo odio, que es el hombre más insoportable del planeta, el más obstinado, impertinente y absurdo ser humano; sin embargo, es complicado odiarlo cuando se ha vuelto más sencillo amarlo. Su petulante forma de ser y la ridícula manera en la que se comporta, debería de aborrecerlas pero, extrañamente, me gustan. Sus cualidades, las que deberían de ser despreciables, son las que más amo. Sus malditas imperfecciones, en un abrir y cerrar de ojos, se volvieron perfectas para mí, creo que me he rendido al amor y odio no poder detestarlo.