Él no lo sabía, entonces. Creo que nadie se lo ha dicho. Y probablemente nunca lo sabrá.
Yo estuve ahí ese día, el día de su partido final.
Estaba tan hermoso.
Su cabello flotaba sobre el viento con la misma ligereza que lo hacen las alas de una pequeña mariposa. Sus ojos se veían intensos mientras perseguía la pelota.
Y lo hizo genial, tal como siempre supe que lo haría. Desde el momento en que lo vi, confié en él. Porque no era como ninguna otra persona.
Él te decía de frente lo que le hacía sentir mal, y si tú no lo modificabas, le dolía. Porque a todos nos duele.
Él cargaba sus cicatrices en el exterior, y yo quería besarlas todos los días. Quería que él estuviera bien. Quería su felicidad, porque Harry era un chico tan triste como la lluvia, pero tenía una sonrisa tan radiante como el sol.
Ese día, el día del partido, lo vi con ternura en la mirada desde un rincón del estadio, y me reía, porque veía en sus ojos un pequeño enamorado de su ciudad y de su equipito de fútbol, enloquecido por mostrarnos a mí y al mundo que él también era diferente, que era especial; Obnubilado por la idea de exteriorizar su forma de ser para que no lo confundiesen con el resto de los idiotas.
Él era un pequeño con el alma enorme, que todavía no sabe cuantísima vida le queda por delante, alguien que a pesar de seguir la corriente no quiere ser como los demás.
Y desde que me gritó por primera vez, lo dejé siempre creer que me cuidaba, mientras en realidad lo mimaba yo a él. Y lo sigo haciendo, desde la oscuridad.
Paso por su casa las tardes nubladas, todavía usando el abrigo negro que traía la última vez que lo vi. Todavía con lágrimas en los ojos porque a pesar de que ahora mi vida es diferente, a pesar de que salí del closet hacia el mundo mediático y renuncié a mi equipo homofóbico por uno en que soy aceptado, sigo volviendo a sus feroces ojos verdes para encontrar paz y fuerza. Sigo revisando en los días de calor, cuando se arremanga la campera, que sus muñecas estén limpias. Sigo asegurándome de que no llore a escondidas.
Yo sabía lo especial que ya era de por sí, aunque ni él se diese cuenta, y cuando nos abrazábamos desaparecía el mundo.
Fingió celarme algunas veces, pero yo sé que en el fondo de su corazón sabía que le pertenecería siempre. siempre. siempre.
Porque me había abierto los ojos.
Hoy en día soy libre de amar a quien quiera, porque he ido contra viento y marea para que él sepa que los héroes existen. A pesar de que me hiciese infeliz en un momento, ahora cada vez que aparecía en una entrevista lo hacía con una sonrisa, contando sin parar la historia del muchacho que me cambió la vida, que me hizo despertar. Gritándole al mundo que hoy peleo por él. Y por todos los que son como nosotros.
Porque sé que le hago mejor desde lejos, siendo inalcanzable.
Solía decirle que estaba todo bien, y nos reíamos de estupideces, y el me creía. Me creía cuando le decía que estaba todo bien y comprábamos helados a media noche, y nos escondíamos en bazares para que no nos viesen. Y yo sabía que mentía, sabía bien que le mentía cuando le decía que esto estaba bien. Cuando le decía que todo estaba bien; porque yo estaba roto.
Y cada vez que le sonreía me rompía un poco más, incluso ahora desde la distancia.
Pero no importaba.
Todas y cada una de mis piezas, se las daría una y otra vez si me las pidiese, para que él fuese feliz.
Ahora recibo sus cartas contándome cómo le ha ido. Diciéndome que su nuevo entrenador le confesó que 'un anónimo admirador secreto' mandó una carta de recomendación para que él estuviese ahí, y que sabe que 'un anónimo admirador secreto' equivale a mí.
Yo le cuento, en ocasiones, de la vida en la ciudad a la que me he mudado, y lucho segundo a segundo contra la necesidad de decirle que es libre de venir a visitarme, porque todo lo que quiero es que nuestros labios se toquen otra vez.
Pero hay personas que fueron hechas para cruzarse en el camino de otros, dejar una cicatriz o curar una vieja herida, e irse. Y eso es lo que hizo. Curó mi mente, pero ahora tengo roto el corazón.
HOLA, AMORES DE MI VIDA.
Les extrañaba. ♥
Buenop, vengo por acá a dejar esta especie de Epílogo para esta historia, que en su inicio se suponía que iba a ser una especie de smut entre el fan y el jugador, y terminó siendo un mini relato de amor.
However, no me asesinen por el final, tengo tendencia a este tipo de finales tristes, pero nótese que en éste caso quise demostrar como, incluso perdiendo la fé en la persona que más quería, Harry brilló en el partido.
Y Louis hizo lo que creyó mejor para él, y volvió a ser un icono que lo inspiraba desde lejos.
Aun así, me gusta pensar que, en algún punto u otro, ahora que los dos son jugadores de grandes clubes y que no existen impedimentos, sus caminos se vuelvan a cruzar.
Perdonen por ser un ente desaparecido y no actualizar nunca nada. Ya lo sé, me odian.
Pero yo les amo.
All the love, forever.
Luna ,xx.
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The Player - l.s.
Fanfiction¿Que harías si tu persona favorita en el mundo te decepciona? ¿Y si quisiera compensártelo enseñándote todo lo que sabe? Louis, un humilde y apuesto pero perdido futbolista de Doncaster, conoce a Harry, un simple y dulce fanático que le agradecería...