Downtown, Central de la ZPD. Lunes, 3 de marzo, 7:34 h.
No le gustaba para nada como estaban sucediendo las cosas. La molestia empezaba a dominarle el cuerpo. El día era lumínico, de esos que presagian buenas cosas, que nada podía salir mal, pero para Nick, aquello le daba igual; estaba molesto porque hubieran aceptado el caso.
Suspiró mientras dejaba la oficina de Judy, quien ahora era la nueva Jefa del Departamento de Policía de Zootopia, felicitando a las chicas antes de salir, aunque fuera por protocolo. Caminó por el pasillo de la segunda planta rumbo a las escaleras, comenzando a cavilar que no debía pensar así, pero la situación lo ameritaba. El caso aceptado era de un grupo criminal que estaba empezando a reclutar por las calles, lo que indicaba que estaba a poco tiempo de volverse peligroso en gran escala, y no quería que su hija y nuera se arriesgaran tanto. Si tan sólo hubiera alguna forma para persuadirlas.
Sin embargo, las dos opciones, persuadirlas o dejarlas, eran malas. La primera las ponía al borde de la línea de fuego, donde cualquier descuido, confianza mal jugada o mal paso significaría en el mejor de los casos una incapacidad, mientras que en el peor, la muerte. No quería pasar por eso, no de nuevo. Hacía veinte años, cuando Meloney tenía tres años de edad, habiendo pasado poco de adoptarla legalmente, y estando él y Judy en un caso sobre organizaciones criminales, Meloney estuvo a punto de morir; y ahora, que se hizo policía por admiración a ambos, aceptaba un caso como el que él tuvo dos décadas atrás.
En cambio, si hablaba con ellas para convencerlas de dejar el caso y comenzar como los policías principiantes, podría ganarse el desprecio y enojo de las tres hembras, su esposa, Judy, su hija y su nuera, Sabrina, porque pensarían que no creía en ellas. ¡Claro que creía! No por nada egresaron de la Academia como las dos mejores de su grupo, sólo que era demasiado pronto para las dos.
Suspiró exasperado y se pasó una pata por el rostro, tratando de relajarse un poco.
Abandonó todas las ideas, por el simple hecho de que todas desembocaban en el mismo sitio: una discusión. Discutir con Zanahorias era una cosa; difícil, sí; casi imposible, también; había maneras en que podía defenderse, ¿pero con tres hembras a la vez? No, Nick sabía cuando había perdido. Por más que les diga, advierta o aconseje, ellas seguirán empeñadas en seguir adelante.
Bueno, ¿qué más le tocaba?
Terminó de bajar las escaleras y pasó por la sección de informes para pedir todos los delitos relacionados con la SPQR.
«¿Qué banda se pone SPQR? ¿Acaso todos los criminales en esta ciudad están tan educados al nivel de conocer la Historia Antigua?»
Primero fueron Los Titanes, una banda que nació antes de que Nick naciera y estuvo casi enteramente compuesta por su familia. Luego de ellos fueron Los Olímpicos, liderada por su padre y después, casi al mismo tiempo que ellos, fueron Los Gigantes, ésta última liderada por su tío.
James.
No había día en que Nick no se lamentase la perdida de James. El sólo recordarlo abría viejas heridas. Lo único que podía hacer era agradecer el poco tiempo que pasó con él y el anillo de oro que nunca se quitaba, siendo este un recordatorio de su familia. Algo... especial, pero de igual manera, su familia. Y de su boda. Tanto fue el aprecio que le tuvo a su tío que al adoptar su segundo hijo, un zorro rojo y de ojos azules, le puso dicho nombre en honor a él.
Y vaya que le vino como anillo al dedo. James terminó siendo la copia exacta de su homólogo. Pícaro, vivaracho, astuto e inteligente. Ese muchacho como podía gastar las bromas más pesadas, podía deducir con facilidad un enigma o hallar el truco en cualquier cosa.
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Zootopia: Subesse Senatus Romanus (SEPT 2)
FanfictionVeinte años después de los Olímpicos un grupo de animales hace acto de presencia. Nick y Judy, con la ayuda de Meloney y Sabrina, deberán protegerse los unos a los otros y encontrar animales de confianza que los ayuden a cazar y capturar a los miemb...