Viernes

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Corrí todo lo que pude al salir de clases para llegar hasta el hospital antes de que ahjussi se fuera. Di rápidamente mi nombre y antes de que el chico terminara su frase salí nuevamente corriendo, terminando por llegar a la habitación a tiempo, pues al entrar vi a varios familiares suyos e incluso te vi a ti sentando en tu cama.

— ¡Llegué! — Grité victorioso y me gané todas las miradas y algunas risas. — Lo siento. — Dije abochornado y bajando mis manos que las había subido por la emoción.

— Sabía que vendrías. — Ahjussi se acercó y dio unas palmaditas en mi espalda orgulloso y emocionado. — Ven, te presentaré a mi hija.

Tal como ahjussi, su hija era igual de simpática, hasta me atreví a decir que tenían las mismas personalidades. La chica muy amable me invitó a ir a su casa siempre que quisiera, así podría visitar a mi amigo tal y como habíamos acordado.

Estuvimos un buen rato hablando entre todos, a parte de la chica también estaba su marido, y por supuesto estabas tú, metido en la conversación como el resto.

Acompañamos a ahjussi cuando llegó la hora de marcharse y debo admitir que se me escaparon algunas lágrimas. Era el mejor amigo que tuve allí dentro, bueno, quitándote a ti. Tú siempre fuiste el primero.

— Lo echaré de menos. — Dije con un notable puchero en mis labios.

— Yo también, era mi compañero, ahora me quedaré muy solo. — Te miré y me acerqué más.

— Me tienes a mí. — Te sonreí y levantaste tu mano en mi dirección, mostrándome la palma de ésta. Yo me quedé algo confuso, no sabía que pretendías o que pedías.

— ¿Me das tu mano?

— ¿Para qué quieres mi mano?

— Para que me lleves hasta mi habitación sano y salvo. — Me quedé igual de perplejo sin dejar de mirarte y sin cambiar mi expresión. — Ash. — Rodaste lo ojos y agarraste mi mano, comenzando a caminar. Cuando me di cuenta la quité rápidamente y te volteaste sorprendido por mi reacción. — ¿Te pasa algo?

— Somos mayorcitos como para ir de la mano. — Te contesté, con la cabeza gacha y mis manos juntas, evitando que volvieras a hacer lo mismo.

Sé que no hice bien y que me dejé llevar por mis desconcertantes emociones, pero tenía un gran lío en mi cabeza y tú, precisamente no ayudabas, de hecho lo empeorabas. Cuando tu nombre aparecía por mi cabeza todo se descontrolaba y las respuestas que necesitaba conseguir, más confusas y lejanas las hacías.

Llegamos a tu habitación, ahora más desolada por la ausencia de ahjussi. Me senté en su cama, la cual ya estaba hecha y con las sábanas limpias y cambiadas, a la espera de un nuevo paciente. Te seguí con mis ojos e hiciste lo mismo, pero en tu correspondiente cama. Nos quedamos en silencio, ninguno de los dos dijo nada, ni siquiera nos miramos.

— ¿Qué era eso tan especial que querías hacer?

— ¿Podrás quedarte?

— No. Mi madre se negó, me dijo que pasaba demasiado tiempo aquí metido.

— ...

— Pero me quedaré hasta la noche. — Alzaste la vista al mismo tiempo que tu rostro emitía desilusión. — No puedo hacer otra cosa.

— No opino lo mismo. — Te levantaste, dando esos dos escasos pasos de separación que tenían las camas y te sentaste junto a mí. — Puedes quedarte aquí.

— ¿E-estás loco?

— Nadie se enterará, no te preocupes.

— ¿Pretendes que no le diga nada a mi madre? — Asentiste. — No puedo hacer eso.

Última Semana [V-Hope]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora