Sólo...lo acepto

718 65 5
                                    


La noche transcurría calmada y silenciosa. La tibieza del verano obligaba a los chicos a dormir casi sin ropa. Como si lo hubiesen planificado, aparecían por turnos en la cocina, buscando un vaso de agua que los refrescara. Querían dormir y ningún sofocante calor se los impediría.


Todos, excepto uno.


Uno que no había podido pegar un ojo en toda la noche, ni en las anteriores.


Uno, que estaba siendo atacado por más sentimientos de los que podía distinguir y mucho menos manejar.


Se conocía, sabía como era su interior, pero aún así, se resistía a aceptar lo que su mente y su corazón le venían marcando desde varios meses atrás.


¿Lágrimas? ¿Llorar? Ya se había cansado de hacerlo, inclusive había gritado hasta lastimarse la garganta, todo, con tal de calmar la necesidad que lo atormentaba. Pero eran acciones vanas, ya que con cada nuevo día, la historia se repetía y profundizaba.


Por momentos, llegaba a sentirse como un estúpido adolescente siendo manejado por las hormonas; pero le era inevitable y se tenía que tragar los suspiros que luchaban por escapar de su boca cada vez que lo veía sin remera. Ciertamente había llegado a odiar el verano y su excesivo calor. Verlo remojándose constantemente, dejando que las gotas viajaran libres por la blanca piel, no le ayudaba a mantener la cordura.


"¿Desde cuando lo había comenzado a ver con otros ojos?" "¿Cuando había dejado de sentirlo como un amigo?"


Ya no se preocupaba por eso ¿De que le servía? Lo importante era saber cómo debía sobrellevar esos sentimientos y cuanto tiempo más podría mantenerlo oculto de sus compañeros. Si, ese era un punto importante y no porque pudieran rechazarlo, los conocía bien y estaba seguro de que no sucedería, no eran ellos en si, lo que le quitaba el sueño, era él y su dulce sonrisa, que podía desaparecer para siempre si se enteraba lo que su "mejor amigo" realmente sentía.


Dudaba que el grupo se disolviera, pero definitivamente el ambiente se podría "raro" cada vez que les tocara estar a los dos juntos en una grabación, entrevista o lo que fuere.


Todo se volvía más difícil, sus ataques de celos destrozaban por completo sus nervios, sabiéndose incapaz de realizar reclamo alguno.


Por momentos se sentía correspondido y una falsa valentía le hinchaba el pecho, pero se desvanecía con el viento cuando era observado por esos expresivos ojos cafés. Despojándolo de su habilidad del habla.


Y luego llegaban esos fragmentos de tiempo, en donde su corazón se retorcía por la angustia y el dolor de ver una invisible barrera de amistad que los mantenía juntos pero lejanos.


-¿Cuánto más. ..? Dios ya no puedo aguantarlo...- la frase le salió en un tono lastimero, pero así se sentía. Un pedazo sin forma, de algo inconcreto, incompleto.


-¿Qué sucede?- la voz que lo martirizaba y a la vez lo envolvía en encantos, se escuchó a su espalda.


-Nada...sólo...nada-


-¿Sólo nada? Es perfectamente entendible...- sonrió el chico, ignorando lo que el sonido de su risa hacia en su compañero. -¿Sabes...? He buscado el momento para poder hablar contigo a solas desde hace varios días, pero fue imposible.. hasta llegue a pensar que me estabas evitando...-


-Perdón, pero hoy no puedo ser un buen amigo y escucharte, por favor déjame solo-


-¿Por qué? Yo quiero estar acá con vos, te siento cada vez más lejos-


-Créeme... estoy a punto de mandar todo a la mierda. Es mejor que te vayas ahora mientras podamos seguir siendo...amigos-


-¡No! Pienso quedarme justo acá-


-Entonces me voy yo-


-¡Jackson, no!-


-Mark...es mejor que me sueltes-


-Oblígame-


-Perfecto, después no te quejes-


El choque de sus labios fue seco y el calor corrió a concentrarse en el contacto. El beso era áspero, tenso, sorpresivo, no correspondido. Sin embargo al final, cuando los rostros de a poco se fueron alejando, dejó que el último roce se sintiera dulce y aceptado.


El menor de los dos, bajó la mirada, sintiendo su pecho embargado por una triste liviandad. Apoyo la mano sobre el hombro de un paralizado Mark y con dos suaves palmadas se despidió de él, adentrándose al cuarto. Asumiendo que esa noche seguramente su mejor amigo dormiría con Junior.


Los días pasaron uno a uno y él seguía sólo en esa extensa habitación. Los conciertos, las grabaciones hasta el fanservice seguían iguales...como si no existiera esa barrera de hielo entre ellos. Mark le sonreía y correspondía sus abrazos si las fans lo pedían. Pero al momento en que las luces se apagaban y sólo quedaban los siete, el mayor usaba cualquier excusa para mantenerse en una habitación distinta a la que Jackson se encontraba. Había días en los que hasta le llegaba a parecer gracioso ese comportamiento, llevándolo a cambiarse de lugar con sus furtivas apariciones, consiguiendo marcar una ruta desde la sala de estar a la cocina, de allí al patio y nuevamente a la sala de estar. Lastimosamente el juego terminaba una vez que el mayor se encerraba en la habitación de Junior ya que para entrar ahí, necesitaba una buena excusa, que muchas veces no tenía.


Fueron varias las ocasiones en las que, sus propios compañeros, le habían expresado preocupación al encontrarlo riéndose amargamente en soledad o cuando sus ojos evidenciaban el paso de lágrimas. Pero no podía decirles, no se sentía con el derecho a exponer la delicada posición en la que había puesto a Mark debido a sus propios sentimientos.


Sabía que era iluso esperar una respuesta, pero su corazón siempre se mantenía expectante, como aguardando el momento en el que el mayor se diera cuenta de que también lo amaba.


Los hombres no tenían permitido soñar su "Y vivieron felices para siempre..." eso era propio de las mujeres... Pero, una vez más, el corazón no entendía razones ni estereotipos, simplemente se manejaba a su propio antojo. A veces acelerándose hasta sofocar a su pobre dueño, cuando tenía a Mark cerca. Y otras, deteniendo su bombeo hasta lograr volver cada latido, un golpe seco y doloroso en el pecho cada vez que lo veía siendo abrazado por alguno de los miembros del grupo.


Lentamente se fue alejando de todos y la chispa que siempre saltaba en sus ojos fue perdiendo su brillo hasta volverse casi imperceptible. Jackson, de a poco dejaba de existir.


****


La noche tibia, parecía abrazarlo como una amiga, ofreciéndole su silencio.


¿Cuánto daño podía hacer un amor? Mucho. Sin embargo, no quería cambiar su manera de sentir. Estaba loco... loco por Mark.


-Loco y perdido...- suspiró en medio de una sonrisa.

A Mis Ojos... Markson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora