Una tarde tranquila. Leonardo meditando, Donatello en el laboratorio, Raphael hablando con Casey y Michelangelo esperando a la esperada de su pizza.
-¡HE LLEGADO, CON LA PIZZA!- y al instante el pecoso se tiro hacia la pizza. Pero gracias a los reflejos ninjas, de la pelirroja, pudo quitar la pizza del medio antes de que se lo llevase, con las consecuencias de estamparse con el suelo.
-¿Estas bien Mickey?-, pregunto, entre risas, la ojiceleste.
-Estaré mejor, cuando me des la pizza-, le dijo mientras se ponía de pie.
-Pues tendrás que esperar entonces-
-¡Noooooooooooooooooooooooooooooooooooo!-
-Dramático-, suspiro y se fue a dejar la pizza en la cocina, y en un descuido el menor ya lo tenía en mano. Pero antes de meterse un trozo en la boca, se oyó a alguien gritar:
-¡CHICOS, VENID A VER ESTO!-, todos los jóvenes, fueron corriendo al laboratorio, mientras un pecoso comía la pizza para la familia. Todos se quedaron con la boca abierta, al ver los cuatro sujetos, delante suyas; al instante todos miraron al científico y el al notar las miradas dejó:
-No se lo que pasó, solo que el portal se abrió y aparecieron ellos-, les explico con las manos levantadas, en signo de inocencia.
-Ahora tenemos a otro idiota, tenemos a dos Mickeys-, se quejó el rudo. Entonces el sujeto que era el idéntico al pecoso, se bloque de su trance, y le cogió del cuello al que le había insultado.
-No me vuelvas a llamar idiota, porque el único imbecil eres tú-, y le tiro al suelo con bastante fuerza. Todos asombrados de lo que había hecho ese Mickey, no notaron que el ser idéntico a Donatello había desbloqueado; llevaba una bata de laboratorio y unas gafas. Moviendo sus gafas, haciendo que se reflejase un brillo empezó a decir.
-Perece, que hemos viajado a una dimensión paralela, y estoy seguro que sabréis quien somos-, dijo mientras daba vueltas al laboratorio, entonces se paró delante de los dos sujetos restante, topándose con su hermano.
-¿Y qué hacemos para volver? Si el Maestro, descubre que hemos hecho esto, me veo en la cama todo el mes, por el castigo-, le preguntó el pecoso de otra realidad.
-Lo que tendremos que hacer es esperar que otro portal se abra-, le explico el genio a su hermanos malvado. Pero cuando iba a continuar alguien le interrumpió, diciendo:
-¡Estoy aquí nenas! Por las que lloraban-, los otros abrieron los ojos bien abiertos y diciendo al unísono:
-¡oh no!-, fueron apartados por unas manos de tres dedos y verdes. Una tortuga de bandana azul, dio unos pasos, giró y hizo una pose de diva.
-Arrodillaos, al frente de vuestro malvado rey Leonardo-, y se hinchó a carcajadas, macabras. (Me imagino la cara de Leo, al ver a su lado contrario) Todos le miraban atónitos y luego los de la dimensión paralela, se dieron un torta en la frente, el de naranja pregunto:
-¿No puede ser maduro, por una vez?-, el Leo inmaduro dejó su pose diva para ver a su hermano y contestar:
-Déjame pensarlo, mmmm, NO. Seré más maduro cuando seas mas divertido-
-Sabes que eso es imposible-
-Y de lo mío también-, termino para darse la vuelta y ver la pizza.
-¡FOOOOOOOOOOOOD!-, grito mientras se tiraba encima del pecoso de ese mundo. Le quito la pizza para empezar a comérselo.
-¡Oye! Eso es mío-, replicó el Mickey amable.
-Mmm, pues ahora es mío-, le saca la lengua, para luego saltar contra la, pared y tirar la pizza hacia arriba, cogerse como un mono en las tuberías, que se serían del techo, sentarse en ella y la pizza caer en su mano.
-Sigue siendo el más ingenioso, para ser tan infantil-, comentó el de bandana naranja y mirada fría.
-Pero perdió su honor, el honor delante del Sensei-, concluyó el de la bata.
-¡FUE TU CULPA! Si nunca me hubieras puesto en esa silla eléctrica, nunca se hubiera caído la espada o Katana, ya ni me lo sé, y yo ahora sería el líder-, le dijo el que estaba en el techo comiéndose un trozo de la pizza del pecoso de esa dimensión.
-Ese ese ¡no soy yo!-, dijo el Leonardo maduro saliendo de su shok. Pero todo el mundo le ignoro; entonces los que se desbloquearon primero, del otro universo notaron algo y sonrieron com picardía.
-Leo, ¿no se te olvidas de algo?-, pregunto el de naranja, con una sonrisa malvada.
-Que yo sepa, no-, le respondió el que estaba en el techo.
-¿Entonces no te importa, que me quede con el llorica? ¿Verdad?-, termino el genio. Entonces el inmaduro de bandana azul, dejó caer la caja de pizza, al suelo, y abrió enormemente los ojos. Salto, y callo de pie, andaba como haría un asesino a sus presas; fue sacando sus Katanas, y cuando estaba delante de sus hermanos, pregunto con la voz más fría del mundo:
-¿Qué le habéis hecho?-
-¿Nosotros? Nada, fuisteis usted quien lo perdió. Menudo hermano tiene-, se chuleo el de naranja. El de azul soltó sus Katanas, y salió corriendo fuera del laboratorio, los de esa dimensión estaban de lo más confundidos, pero cuando oyeron el grito del que había salido, se confundieron todavía más.
-¡RAPH!-
-¡Por favor, sal de donde estés, no me hagas esto otra vez!-, entonces pudo oír unos sollozos y al instante corrió hacia la cocina. Miro detrás de la mesa, y sonrío al ver quien estaba, se sentó al lado de la tortuga de bandana roja y tenía los ojos hinchados y rojos, seguramente de haber llorado. Al ver quien se había sentado al lado suya, al instante lo abrazo y murmuró, entre llanto:
-Le-Leo-
-Shhh. Tranquilo, ya estoy aquí, y no dejaré otra vez solo-, le dijo mientras le acariciaba su cabeza y le devolvía el brazo. Los otros hermanos de otra dimensión, miraban con disgusto la escena, nunca le había gusta las "escenitas" que daban sus hermano mayores. Siempre piense lo mismo:
<<Amor puaj>>
Los de esta dimensión, miraban raros, confundidos y con un poquito de miedo, todo. No entendían nada, pero sabían que esos seres eran sus opuestos.Opuestos que eran malos,
y que se habían escapado.Lo que no sabían, es que estos seres
iban a crear caus en esta dimensión.
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Situación algo descontrolada
FanficVersión 2012 _________________ Una tarde tranquila. Leonardo meditando, Donatello en el laboratorio, Raphael hablando con Casey y Michelangelo esperando a la esperada de su pizza. Pero quién diría que un accidente en el laboratorio del genio, traerí...