-¡PAQUETE ESPECIAL!-, grito un inmaduro mutante de bandana azul, tirando de las tortugas en rojo y azul, mientras su Raphie llevaba al tal humano. Al oír ese grito, los tres restantes, de la familia de esa dimensión, aparecieron corriendo; y al ver cómo estaban sus hermanos, se confundía por quién era quién.
-Nosotros somos de la otra dimensión. Si no reconocían a sus hermanos, también es algo normal, somos idénticos físicamente-, les comento el de rojo, algo tímido. El pecoso le parecía adorable, y cuando quiso acercarse a él, una Katana fue colocada en su garganta, y una voz fría hablo:
-Ni siquiera intentes acercarte, El Es MIO-
-¡LEO! No a desconocidos-, le regañó el de rojo, de una manera en que parecía a una chica. El nombrado, quito la Katana del cuello del de naranja, y se giró con una sonrisa.
-Lo siento, cariño-
-No me llames así-, le contestó con los brazos cruzados y los mofletes hinchados.
-Babe-, propuso la tortuga en azul, mientras se acercaba.
-Tampoco-, dijo, para luego girarse.
-Raphei-, le propuso, con el aliento en el cuello.
-Lo permitiré-, le respondió con una pequeña sonrisa.
-¿Sois gays?-, pregunto el genio.
-Sí, ¿os molesta?-, les respondió el inmaduro con una mirada de odio, que daba miedo a cualquiera.
-Eeeeee, nooooo, para nada-, respondieron los tres en coro.
-Además es normal, si vosotros os enamoráis de mujeres y la pelirroja de hombres, es normal que nosotros seamos gays. Aunque la pelirroja, sigue enamorándose de los mutantes, sin saber que nunca tendrá oportunidad. Me da pena-, explicó la tortuga tímida.
-No entiendo porque no la mata, me gustará saber a qué sabe la sangre de miedo Alíen-, explicó el inmaduro en azul.
-Vampiro-, le dijo, el de rojo.
-Para nada, solo me llaman la atención, como tú-, le respondió sin notar lo que dijo.
-¿Entonces solo te llamo la atención?-, pregunto el de rojo, empezando a tener los ojos cristalizados.
-No, no, no, no. No quería decir eso, no mal intensas, por favor-, intentaba corregir sus palabras, mientras movía en negación sus manos.
-Lo he entendido perfectamente. Tú. No. Me. Quieres-, le dijo mientras se apuntaba y soltaba lágrimas.
-No es cierto, yo te amo, no pienses así. ¡Nosotros nunca discutimos!, ¿¡que nos está pasando?!-, al decir eso, se puso encima de sí mismo, el Leonardo de esa dimensión, y agitadamente le cogí de los hombros y le movía intentando que despertase, mientras decía:
-¿¡Qué nos pasa?!-, entonces el que estaba siendo agitado, fue abriendo los ojos, y al notar quien le agitaba, le empujar al instante de encima suya.
-¡No se me acerques! No quiero acercarme, a alguien que besuquea a su propio hermano-, fue diciendo mientras se levantaba.
-Eso os pasa por espiar-, le discutió con los brazos cruzados.
-No so espiábamos, estábamos buscándolos-, le explico.
-Lo mismo es-, le respondió con los brazos cruzados. Entonces se pudo oír un portazo, y al instante el Leo inmaduro se dio la vuelta, para ver que su Raphie no estaba.
-¡Un de vosotros me va a explicar, ¿por qué hemos discutido, si nunca discutimos?!-, pregunto y grito el de azul, apuntándoles con un dedo.
-¿Problemas de pareja?-, respondió la pelirroja.
-¡NO! Él es demasiado tímido y sensible para meterse en una discusión. Ahora aquí, me convierto en un bocazas y él se atreve a discutir-, le dijo de lo más alarmado, agitando los brazos.
-Podía ser, porque aquí, los ustedes siempre discuten. Ya que como tú dijisteis, el Leo de aquí es un bocazas y el otro Raph tiene mucho orgullo y discute todo-, le explico el genio.
-Oye, yo no soy un bocazas-, se defendió el maduro en azul.
-Eso lo dirás tú-, le replicó el naranja. Entonces el azul inmaduro fue a la puerta que dio un portazo, y empezó a tocar, mientras diciendo:
-Raphie, sé que estás aquí, ¿puedo pasar?-
-No, déjame en paz-, le dijo el que estaba encerado dentro, mientras caían lágrimas.
-Raphie, perdóname, por favor-, le pedía, se sentía tan mal.
-¿Como perdonare a alguien que a mentido cada vez que decía "te quiero"?-, le respondió entre sollozos, se sentía tanto la tristeza que tenía el de rojo, podía sentir como su corazón se fuera agrietando.
-Podré haberte mentido cuando decía eso. Porque yo no te quiero, yo te amo, y lo he demostrado varias veces-, le fue diciendo, mientras apoyaba su frente contra la puerta.
-Ci-cierto, pe-pero.... No se-, le tartamudeaba el que lloraba.
-Por favor, nunca quería decir eso, no notaba lo que decía. Debería revisar mis palabras antes de decir algo-, entonces alguien abrió la puerta, el de rojo le miraba con una sonrisa, y en un momento, le cogió del cinturón y le tiro hacia dentro; el de azul logró cerrar la puerta antes de nada, y de allí no se supo más de ellos.
-¿Qué le diremos a Raph? Están en su cuarto-, les comento el líder que estaba fuera.
-Seguramente tendréis que dejarles el cuarto, una vez que Raph le provoca, no salen hasta el día siguiente-, explicó una voz detrás suya. Todos se girar para ver a los menores de la otra dimensión; el genio de los buenos, sentía disgusto de sí mismo, nunca se atrevería a besar a su hermanito, menos aún si es el primer beso.
-¿Que miras, Nerd?-, le dijo amenazantemente el de mirada fría y pecas.
-Na-na-nada-
-Más vale, que no se lo digáis o sino habrá muy malas consecuencias-, les amenazo el genio, mirando su pistola, y apuntando a la pelirroja con ella, entonces abrió enormemente los ojos:
-¡¿April!? ¡Es que el mundo me odia! De veras-, dijo de lo muy enfadado.
-Pero mira el maestro no está, podías matarla-, le comentó con una sonrisa, el hermano malvado.
-Encantado-, le respondió, cargando su pistola, sonreír y cerrar un ojo.
-¡NO!-, grito el genio bueno, cuando su otro lado apretó el gatillo; al instante empujó a April, ganando una bala en el brazo.
-¡DONNIE!-, gritaron los hermanos despiertos y la chica en coro. La pelirroja se acercó, al que sangraba, y le miraba con miedo la herida.
-¡Al laboratorio! ¡YA!-, ordenó el líder maduro, mientras él y Mickey, ayudaban a su hermano genio, mientras la chica abría la puerta del laboratorio.
-Maldito amor-, fue lo último que pudo oír el que tenía un bala, antes de caer inconsciente.
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Situación algo descontrolada
أدب الهواةVersión 2012 _________________ Una tarde tranquila. Leonardo meditando, Donatello en el laboratorio, Raphael hablando con Casey y Michelangelo esperando a la esperada de su pizza. Pero quién diría que un accidente en el laboratorio del genio, traerí...