Capítulo 1. El comienzo de todo

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Una reverencia simple, sencilla, común, sin ningún detalle anormal por más pequeño que sea que pueda afectar al mundo cambió la vida de una persona simple, sencilla, sin ningún detalle anormal por más pequeño que sea. La reverencia distinguida que realizó mi padre amargamente a la vez que con un toque de pequeño remordimiento retorcido y dulce hacia una dama que vagaba libre y extrañamente sola por las calles de Washington en el año 1786 hizo que se le condenase por el futuro llamado pederastia dado que la joven comparecía tan solo unos 17 años y a mi padre le exclaman por todos los poros su retro vertida edad de unos 56 años y al ser una persona condenada años antes por traición al gobierno en 1774 se declaró culpable por el descato, que de no ser por el hecho e ser mi padre, sino por la ley, me parece una injusticia descomunal hasta tal punto que descaradamente comparo esta osadía con la leyes del Antiguo Egipto donde si sacabas un ojo al esclavo de un señor te sacaban un ojo a ti. Tal osadía me llevó a intentar ser abogada para convertir este sucio y envuelto en desacatos fiscales mundo en un lugar, no mejor, sino un poco más agradable para llevar a cabo una convivencia justa.

En unos años terminaré la carrera y en un par más de duro trabajo terminaré la oposición, donde no afectada por el hecho de poder ser acusada de traición, me rebelaré en mi último y primer juicio contra el comunismo y el gobierno para acabar en una horda moralmente superior a los corruptos gobernadores de Estados Unidos.

1800:

Mi primer juicio rozando el aprobado en la oposición llega casi a su fin y recordando el rostro frágil y honesto de mi padre me pregunto si hice bien en negarme a ser testigo en el juicio de mi padre, es decir, ¿hubiesen condenado a mi padre a la guillotina de no ser de mi osadía y gubernamentalmente descarada respuesta de no querer participar en la muerte de mi padre? Se acercan los últimos segundos para mi frase final y de no ser por el nudo en la tripa y el tic nervioso de la pierna no notaría casi mi jadeo del discurso que podrá cambiar el mundo o simplemente mi destino.

Después del discurso el letrado aquí presente sin conocer absolutamente nada sobre mi remotamente pasado y el de mi padre me miraron y declararon: inocente. En todo el infernal y a la vez maravilloso papeleo por la rotunda victoria nadie comentó nada, hasta que llegó tal punto de silencio en el que el bajo juez dijo: Sabe, usted señorita, tiene razón

Después de sufrir ese heroicamente pasivo y activo shock sólo puede ingerir un pequeño pensamiento en mi cabecita en aquel memento reducida a un mar de ideas que atrapadas no surgían e irónicamente, esos pensamientos no eran pensados, solo era procesado un pensamiento, irme a casa.

...

Pasaron veinte años desde la muerte de mi padre, me siento afligida y a la vez orgullosa de haber conocido a una persona tan humilde, inteligente y con unos escrúpulos suficientes para revelarse contra la ley franca y decidir intentar tomar el control sobre su vida, siendo un error valiente. Sigo intentando parecerme a él y los recuerdos vienen a la misma velocidad y tiempo se van y en 4 segundos me puedo quedar desde inmóvil a revelarme en un juicio con o sin resultado.

Estando en casa recibí una carta, es extraño, soy solitaria, me gusta referirme a mi con un lobo aullando a la luna esperando resultado alguno sin resultado por la impasibilidad de ella mirándome sin decir nada dejando un agujero tan grande en mi cabeza por mi padre.

Al estar media hora pensando en la carta decido abrirla:

Estimada señorita:

Le recuerdo del juicio de aproximadamente 1802.Yo era el juez. Me sorprendió su discurso revelador y me picó la curiosidad sobre el caso de su padre que usted mencionó sentada involuntariamente y yo oí, siento si no lo quisiera usted, mi curiosidad no es mi punto fuerte para ser un juez remoto a otros casos. El asunto es que mi hermano trabajaba almacenando ese tipo de archivos y al leerlo había un par de cabos sueltos: la mujer que fue la causa del juicio no apareció, ¿sabe usted quien era realmente dejando a un lado su nombre falso? Con su debido respeto, ¿Podría proporcionarme algún tipo de información sobre su madre?

Un saludo, Brian Harper

¡¿Nombre falso?! Y que tendría que ver Rosset (mi madre) con esto, ¿o se referiría a mi madrastra Gissela? ¿Estarían las dos involucradas?

Voy a buscar mi pluma y la tinta perdidas entre los revueltos y grandes papeles de los casos causados por mi gran desorden en toda la casa en general y siendo obligada a limpiar por mi madrastra que amablemente me dejó continuar viviendo con ella en Whites.

Al volver de coger mi pluma y tinta olvido por completo para que la quería y siento una gran frustración interior y entre pensamiento y pensamiento en una lluvia de idea recibo otra carta el mismo día.

¡Es un récord! Dos cartas en el mismo día no suelen ser normales en mi sencilla vida sin contacto social alguno alejado de mi trabajo de abogada.

La carta dice así:

Calle Boehmer número 7. Virginia

Carl Lown

Me sorprende ese imprevisto mensaje que revela una dirección de un anónimo y además siendo enviado por un desconocido denominado Carl Lown.

Dejando aparte esta última carta decido pensar en la primera: ahora mismo no conozco ningún dato sobre esa mujer. De repente me vino un recuerdo a la mente. En la muerte de mi padre... ¡ese día desdichado! Mi padre pronunció unas palabras: traición y legado. Yo era pequeño y siendo obligada a ver la misma muerte de mi propio padre por mi madrastra no pensé en esas palabras y años más tarde le di mil vueltas sin encontrarle ningún sentido pero ahora... legado podría referirse a mi herencia pero las cosas de valor se las dejó a mi madrastra, el dinero, la casa y no sé por qué mi padre decidió dejarme solo un collar antiguo que no contiene ningún valor pero para mí, mi recuerdo más preciado de mi querido padre. Mi madre biológica se quedó sin nada después del divorcio.

Al rato de una larga reflexión sobre la última carta compadezco la idea de ir a aquella dirección remota a ver si el desconocido Carl Lown es quien se esconde tras esa casa.

Dejando atrás 7 infernales horas de tren en una vagoneta llena de italianos por una extraña razón que no conozco llego a la estación de Buckingham y lo descubro. Estaba llena de italianos y por su apariencia parece que están todos de viaje de negocios.

La reverencia y el collarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora