3- Alice: "llorando hasta secarse".

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Después de la cena los dirigieron hasta el salón principal, un hermoso y acogedor espacio decorado de un color verde ocre, que a pesar de ser un tono fúnebre, tenía tan buena iluminación y posición de objetos que conservaba un aspecto acogedor; sin lugar a dudas Lady Scarlett Beesley era una mujer de buen gusto.

— Ha hecho usted un trabajo impecable con la preparación de la velada, no cabe duda que posee un don innato— felicitó Lord Robert Neumark, el conde más joven de Londres y un muchacho de excelente ascendencia, por donde fuere que se le mirase habían miles y miles de libras de por medio.

— Exagera, ha sido una cena de bastante simplicidad, tan solo deseaba lograr un ambiente cálido y cercano— contestó Lady Scarlett halagada.

— También es muy modesta mi Lady, en cuanto a la calidez ha sido un éxito total, y no lo digo tan solo por la chimenea— continuó Lord Robert Neumark con un toque gracioso provocando la risa de la mayoría de los presentes. El hombre era sincero y de confianza, de esos de los que muy pocos quedan.

— Que hermosa prenda ha elegido esta noche Señorita Beesley, sin dudas es usted la viva imagen de la marquesa — halagó Lord Blackwell interviniendo por primera vez en la conversación.

— No sabía yo que estuviese interesado por la costura y la moda femenina mi Lord — contestó la señorita Beesley en tono burlón. Guardaba ella las ganas puras de hacerle sentir la indiferencia.

— Es que no le interesa en lo más mínimo — dijo la señorita Ruby sin poder contener por más tiempo uno de sus fastidiosos comentarios.

— Su té de manzanilla mi Lady— interrumpió el mayordomo dirigiéndose a Lady Scarlett.

— Gracias Edmund— agradeció tomando la taza de la bandeja y bebiendo un poco del líquido que le ayudaba a relajarse por las noches.— Ya puedes retirarte

— Lord Winthills, ¿Cómo se encuentra su madre?— preguntó Lady Elizabeth.— Lady Plumrice me ha contado que había caído gravemente enferma hace tres meses.

El silencio se hizo presente después de la pregunta de la condesa viuda, nadie se atrevió a decir palabra limitándose únicamente a mirar apenados al duque de Winthills.

— Ha muerto hace dos semanas — respondió el duque con la voz ronca, aunque su aspecto era sereno se sentía en su respuesta un ápice de dolor ante el luto que guardaba.

— Alice es excelente tocando el violín, quizás podría deleitarnos con una de sus melodías— dijo Lady Elizabeth en un intento por rellenar el incómodo y pesado silencio que se había formado en la habitación.

La señorita Hemingway sentía como sus manos empezaban a temblar más de lo acostumbrado, había hecho todo lo que su madre le había ordenado, sin embargo era esta petición demasiado, definitivamente nunca sería suficiente para su madre el ridículo que le había hecho pasar ya.

Sus labios perdieron el color y sus extremidades dejaron de responder a sus ordenes.

— Sería estupendo escucharte
mi niña— repitió una vez más Lady Scarlett con el mismo tono de voz dulce y cálido de la primera vez.

La señorita Alice rezaba en su interior por no ser obligada a dar semejante espectáculo, es cierto que había tomado las clases de violín en Pureskull pero era un absoluto desastre en todo el sentido de la palabra.

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⏰ Última actualización: Jan 22, 2019 ⏰

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