cap. 4

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Habían pasado muchos días y pues... creí saber lo que pasaba, me había enamorado pero ¿Qué haría con el juego? No la podía hacer sufrir, pero tampoco enamorar y ¿Qué pasaría con mi anhelada popularidad? Tenía que pensarlo muy bien. O fingirlo claro.

Volví a llegar a mi salón a las 6:50 como de costumbre y como siempre un pequeño regalo para Sofy, siempre le llevaba algo, mínimo, pero algo, excepto ese día, tenía que lograr mi objetivo aunque que ya no fuera tan de juego... Le llevé un ramo de rosas rojas, a lo que sabía sus favoritas, pero por mala suerte, ese día enfermó y no llegó. Mis amigos seguían creyéndose lo de la apuesta, pero sabia que tenia que confesarles la verdad, por lo tanto el único que lo sabia era mi mejor amigo Luis, él estaba molesto conmigo porque creía que al llegar a ser popular lo dejaría pero la verdad es que nunca pasaría eso, pero jamás había dudado tanto en querer seguir haciendo algo que quería.

Como no quería quedarme con las ganas de ver su hermosa expresión al verme llegar con un ramo con sus flores Enamorarla investigue donde vivía, además esperaba hacerla sentir mejor, quería ver de nuevo esos grandes y risueños ojos azules brillar con tanta felicidad que llevaba dentro, aunque de igual forma lleve un enorme corazón roto, una de las razones por las que la quería tanto era esa... Todo él tiempo sonreiría por más mal que estuviese o rota... Quería ver esa sonrisa que tanto me encantaba y a eso iba a mirarla, a animarla, a... Enamorarla.

Llegue a la dirección que me dieron, era una casa muy bonita digna para una princesa como Sofy ella lo merecía todo.
Toqué la puerta, abrió la señora que la ayudaba con la limpieza.

-Buenas tardes, disculpe, ¿Esta es la casa de la señorita Sofía Navarro?- dije, algo temeroso
-Claro que si, ¿Quiere que la llamé?- dijo la señora
-Si me hace el favor
-¿De parte de quién?
-Un amigo de su clase... José Miguel
-en un momento joven Miguel
-gracias

La señora entró a la casa, se escuchó cuando le dijo y me impresionó su respuesta:

-Señorita Sofía, la buscan en la puerta
-¿Quién es, Marcela?
- Un jóven de su clase me parece, José Miguel
-Wow ¿En serio?- grito entusiasmada - digale que voy a bajar enseguida y paselo a la sala por favor

Volvió a la puerta conmigo para darme las indicaciones, y las seguí, la esperé al rededor de 10mints pero no era ninguna molestia esperar por ella...

Cuando bajó, se veía presiosa, llevaba unos jeans ajustados, una blusa pegada, un suéter algo aflojado y abierto, unas sandalias y algo despeinada, sin duda era la mujer de mis sueños, al ver las rosas se le iluminaron los ojos, sonrió y me abrazó, fue un buen paso, ahora sentía que tenia posibilidades. Le entregué las rosas y me dio un beso en la mejilla. Nada, absolutamente NADA podía arruinar mi día.

Hablamos un rato, me dijo que se sentía mejor, duré un rato más y me marché.

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⏰ Última actualización: Aug 05, 2016 ⏰

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