Capítulo II

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Ya había transcurrido un año desde su declaración hacia Ludwig y, desgraciadamente para él, su primer amor seguía saliendo con Francis. A pesar de eso, no perdió el contacto con el chico y seguía visitándolo frecuentemente.

Hoy era uno de esos días; no tenía planeado avisarle al alemán sobre su visita. Quería que fuese una total sorpresa. Se sentía feliz, sin saber la razón. A su parecer, la relación de Ludwig y Francis no estaba bien últimamente y no iba a dejar pasar esa oportunidad. Aún después de un año, no se había rendido y demostraba su mejor actitud frente al chico.

Se encaminó hacia la casa del alemán y, cuando por fin llegó, se encontró con Ludwig y Francis hablando en el pórtico de la casa. Claro, los estaba observando de lejos, no quería interrumpir. Para su gran sorpresa, la pareja, que según él no estaba en su mejor momento, se despidió con un apasionado beso. Luego, el francés procedió a retirarse y Ludwig volvió a entrar a casa.

Esperó por unos cuantos minutos detrás de los arbustos antes de anunciar su visita. Sus pensamientos vagaban por las razones por las cuales podría terminar la relación del alemán y el francés, hasta que un ruido lo distrajo. Parecía el crujir de una rama, lo cual le hizo pensar que era un animal el que lo produjo; por lo menos hasta que escuchó una voz maldecir.

Su atención se dirigió al origen del sonido y, para su sorpresa, se encontró con un chico rubio, de cabello largo y rizado, quien portaba una playera que le hacía recordar a un leñador, roja con rayas negras tanto horizontales como verticales, las cuales formaban un patrón de cuadros, y un pantalón negro oscuro acompañado de unas botas de aspecto tosco. El chico, a pesar de que estaba de espaldas, le resultó familiar. Era Matt. Lo reconocía de una experiencia no tan agradable de hace unos meses. Olvidando eso y volviendo a prestar atención a las acciones del canadiense, se dio cuenta de que estaba espiando la casa de Ludwig.

—Hey, ¿qué estás haciendo? —preguntó, colocando su mano en la espalda de Matt sin previo aviso—. ¿Sabes que eso no es correcto verdad?

—¿Qué diablos? —el canadiense volteó, sólo para encontrarse con la intimidante mirada del alemán—. ¿Quién mierda eres tú?

—¿No me recuerdas? —arqueó una ceja y una de las comisuras de sus labios se curvó, formando una media sonrisa.

—¿Debería?— arqueó la ceja al ver aquella sonrisa; se le hacía familiar, pero no le daba importancia.

—Bien, eso no importa... —hizo una pequeña pausa, viendo la casa del alemán y luego volviendo a ver al canadiense—. Lo que sí importa es, ¿por qué carajo estabas espiando a Lud?

—¿Pero qué mierda? ¿Ludwig? Oye, dude, es un chico atractivo pero no me gusta. Vengo por algo mucho mejor. Y, ¿sabes qué, dude?, no te conozco, no debo de darte explicaciones —el canadiense soltó un bufido—, así que, por favor, ándate a cagar a otro lado —Matt, con el afán de molestar al alemán, giró su cabeza para mirarlo—. ¿No serás tú quien vino a espiar a Lud?

—Me tienes que dar explicaciones, ¿sabes por qué? —se puso de cuclillas para estar cara a cara con el canadiense—. Porque el chico que vive en esa casa tiene derecho a tener privacidad, así que "ándate a cagar a otro lado" tú.

El canadiense volteó los ojos y suspiró al escuchar las palabras de Lutz, cubriéndose la cara con una mano, queriendo darle a entender al alemán que sentía pena ajena de él.

Lutz apretó sus puños fuertemente hasta que sus nudillos estuviesen blancos. Respiró profundamente intentando calmarse y volvió a dirigirle la palabra.

—De acuerdo... Ya veo —sonrió, levantando ambas cejas a manera de sonrisa sarcástica y queriendo evitar golpear a Matt—. Olvidemos eso y, dime, si no es a él a quién espías, ¿quién es, entonces? —se sentó al lado de Matt, también viendo la casa.

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⏰ Última actualización: Aug 07, 2016 ⏰

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