CAPITULO 2:NOSTALGIA:

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Decidí ignorar la llamada, no puedo tener paz, no puedo descansar, no hasta saberlos a ellos sin riesgos.
Yo los puse en esa situación y no puedo marcharme sabiendo que sus vidas corren peligro.
Estoy un poco disgustado con mi primo, ha decidido que la conversación que tuve con él ha sido un sueño extraño.
Hoy mi preciosa Mel se ha puesto sin querer en peligro, sin ella saberlo ha llamado la atención de gente que no es nada buena.
Ella y sus arrebatos, si no hubiera gritado lo que grito por teléfono, si me hubiera obedecido cuando le dije que no sacara dinero de esa cuenta. Pero no, mi Mel nunca hace lo que le digo. Me discute, me reta, me cuestiona, quizá por eso la ame tanto. Por que a pesar de amarme nunca fue sumisa.
Ahora estoy con ella aunque ella no pueda verme. Esta ahí sentada, en nuestro sillón, el mismo que me negué a comprar. Lo odiaba, solo a Melody se le puede ocurrir tener ese sofá tan feo. Con esas flores tan grandes y horribles.
Entre las manos tiene la escritura de nuestra casa, por dios, mujer, solo por una vez en tu vida. Hazme caso, sé que esta casa ha sido nuestro orgullo, nuestro hogar. Pero tienes que vender para poder irte a un sitio más seguro.
Sé que tu padrastro te ayudaría y más si yo ya no estoy por medio. Él os quiere a ti y Iván con locura. Sé que no estaréis solos.
Mujer, si solo pudieras escucharme y si me escucharas, por una vez en tu vida no cuestionarme y hacerme caso. Solo quiero tu bien y el de nuestro hijo. Aunque es paradójico que yo mismo os pusiera en esta situación.
Me doy cuenta que estoy llorando de la impotencia que siento. Cuanto añoro abrazarla, besarla, hasta las discusiones. Echo de menos nuestro día a día. Ese que tanto me asfixiaba en algunas ocasiones.
Tengo que hacer algo, no puedo quedarme quieto hasta que Andy reaccione y se de cuenta que no soñó conmigo. Realmente le pedía ayuda. Realmente la necesitaba.
De repente se me ocurrió una idea, aunque no me hacía mucha gracia llevarla a la practica, no me quedaba otro remedio.
Mi hijo podía verme, podía escucharme, tenía que hacerlo. Convencerle de que hablara con su madre.
Me seque las lágrimas y me acerqué intentando mostrarle mi mejor sonrisa.
Tengo un niño guapísimo e inteligente, estoy convencido que será alguien en la vida. Alguien mejor que su padre.
Me senté a su lado sin hacer ningún ruido y esperé que terminará el último ejercicio de sus deberes.
Cuando levantó su rubia cabellera de la libreta y me vio, me sonrió, con esa sonrisa que me desarmaba y me mostraba su inocencia.
-Papi has vuelto. Mamá se pondrá contenta.- Dijo el niño feliz.
-Escucha campeón, todavía no puedes decirle a mamá que me has visto. Pero si necesito que le digas que tenéis que iros de aquí. Dile a mamá que hay gente mala esperando el momento de haceros daño.-
-No me quiero irme de mi casa papá. Me gusta mi casa.- Protestó Iván.
-¿No te gustaría quedarte un tiempo en casa del abuelo? Tienes ese enorme cuarto de juegos, la piscina, el jardín.- Sabía que a mi pequeño le gustaba tanto la mansión del padrastro de mi mujer que dejaría todo por ir allí.
-Sí papá. Me podría bañar todos los días en la piscina tapada.-
-Pues dile a mamá que venda esta casa y os iréis allí.-
De repente lo sentí, lo supe, el peligro venía en camino. Tenía que evitarlo a toda costa. Y aún tenía tiempo. Podía hacer algo.
-Escucha hijo mío, necesito que hagas otra cosa por mí. Hoy es el día que tía Sofi tiene muchos niños en su casa. Quiero que la llames sin que tu madre se de cuenta y le digas que mamá esta llorando y se encuentra mal. También quiero que llames a un señor. Ven te diré donde esta la tarjeta con su número.-
Mi plan era sencillo, si Sofía venía con toda esa tropa de niños ruidosos, él, el Caimán no haría nada. Se marcharía para esperar que llegara otra oportunidad. Si algo que mi jefe odiaba era llamar la atención, dejar más víctimas de lo necesario.
Y si encima veía a mi primo pulular por la zona le convencería para retrasar sus planes.
Dejé que Iván llamará primero a mi cuñada, sabía que Sofía vendría. Haría cualquier cosa por su hermana pequeña.
Luego le di la tarjeta a mi hijo para que llamará a mi primo, pero antes le dije:
-Iván le dirás a Andy exactamente lo que yo te dictaré.-
-Pero papá te va a oír.-
-Te aseguro que no me oirá. Papá te lo promete.-
Y como esperaba Iván me obedeció. Cuando descolgó el teléfono yo empecé a decirle a Iván lo que tenía que decir:
-Hola señor, soy el hijo de Benjamín su primo. Estoy asustado, papá me dijo que hay hombres malos en mi jardín y mamá no hace más que llorar, le oí decir que papá esta desaparecido y que tiene miedo. Hay gente mala siguiéndonos. Tengo miedo.-
Sabía que Andy no se negaría a dar auxilio a nadie y menos a alguien de la familia.
-¿Cómo sabías de mi pequeño?- Preguntó mi primo desconfiando un poco, Iván me miró como diciendo que digo ahora, entonces yo le dije lo que tenía que responder:
-Papá tiene su tarjeta en la mesa de noche. Y siempre me ha dicho que si estoy asustado a quien tengo que llamar es a usted, porque usted es la familia.-
-Esta bien hijo, tengo localizada tu llamada. En quince minutos estaré allí con una patrulla.-
Andy colgó y yo Sonreí, había logrado mi objetivo, retrasar los planes del Caimán.
Sé que la culpa de todo esto solo la tengo yo, pero aún estando muerto le haré pagar, le haré pagar todos sus negocios turbios y mi muerte. También el querer hacerle daño a mi familia.
Tengo a Iván, que aunque sea mi hijo le utilizaré para hacerme escuchar. Para vengarme.
A partir de ahora seré el espíritu vengador.
Necesito ver a Andy, saber que va a hacer, saber lo que piensa. Le doy un beso en la cabeza a mi niño y le digo que estoy orgulloso de él.
Antes de irme paso por el salón para verla a ella, me parte el alma verla tan sola e indefensa. En vida lo hice todo mal, ahora de muerto lo voy a arreglar.
Lo juro. El caimán pagará la nostalgia que estoy sintiendo.

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