PRÓLOGO:

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Puedo dar fe eso que dicen que cuando te estás muriendo ves pasar toda tu vida, pero yo solo la veía a ella, tan hermosa, tan alocada, tan ella. Tan perfecta, tan mía.

Veía todos y cada uno de nuestros momentos juntos. Habían sido más de diez años a su lado. Contando el noviazgo y el matrimonio.

Sonreí a mi pesar, recordé nuestros años de instituto cuando nos conocimos y nos hicimos inseparables.

Tantos recuerdos, tantas cosas, tanto amor yéndose ahora a la mierda.

Le prometí dejar esta vida, pero mi anhelo y mi ambición me lo impidieron. Quería darles todo lo mejor por eso la engañé. Y ahora no iba a poder decirle "la cague nena." No iba a estar para suplicar su perdón de rodillas.

A pesar del dolor me acordé de él, de mi hijo, de esa copia exacta mía, bajo ningún concepto quería que siguiera mis pasos. Quería que fuera un gran hombre de bien.

Yo con mis delirios de grandeza había puesto en peligro lo único importante que tenía, mi familia. Y no iba a estar para protegerlos.

Recordé cuando mi pequeño Iván nació, era tan pequeño y perfecto como su madre.

Me odié en ese momento como nunca había odiado a nadie. Ya no sentía mi aliento ni el sabor metálico de la sangre.

Y de repente ya no dolía, me levanté, tenía que hacer dos cosas súper urgentes antes de cruzar al otro lado.

No supe si corrí o floté solo sé que imaginé a mi primo el policía y estaba en su casa.

Observé las flores del papel que decoraba la pared y resoplé ante lo cursi de la decoración.

Vi a Andy acostado boca abajo, él era el único miembro de mi familia que quedaba, era lo único que tenía.

Y el pobre se había cansado de repetirme que toda esa vida que había elegido me llevaría por mal camino.

Le moví, le sacudí, afortunadamente pude hacerlo, no lo traspasé como había visto que les pasaba a los fantasmas en infinidad de películas.

Andy abrió sus ojos verdes iguales a los míos y se incorporó enfadado en la cama.

-Primo me gustaría saber cómo cojones has entrado en mi casa.- Ahí estaba su jodido mal humor al despertarse evidenciándose.

-No tengo mucho tiempo primo, escucha, eres al único que puedo pedírselo. Eres el único que puede protegerlos. A mi hijo y a mi mujer. Protégelos, los buscarán para hacerles daño. Porque piensan que como yo sé ellos deben saber. Ellos son lo único que tengo. En el sótano de mi casa están las pruebas que necesitas para hacer unas cuantas detenciones.- Después de decirle eso despeiné su negro cabello igual al de mi preciosa madre. El mío era rubio.

Me iba a marchar pero pensé que a Melody le gustaría tener un cuerpo que enterrar.

-Por cierto primo encontrarás mi cuerpo en la calle Capitán, solo sé que morí ahí y arrastraron mi cuerpo hasta un callejón escondiéndome entre unos contenedores de basura.-

-¿Estás de coña no tío?- Preguntó Andy asustado.

Solo le dije adiós con la mano para desaparecer, ya veía mi casa. Y allí aparecí, en aquel jardín que tanto amábamos Mel y yo.

Entré en el interior, siempre todo tan recogido y tan limpio. Fui hasta la habitación de Iván y lo observé unos instantes dormir. Era tan guapo, tan inteligente para sus cinco años de vida.

Suspiré y fui hasta mi habitación, allá estaba ella durmiendo con ese fino camisón de seda que tan loco me volvía.

Dios como la amaba y como me dolía saber que se sentiría tan defraudada de mi.

Cogí del armario una carpeta que solo yo sabía que estaba ahí y con ella me dirigí a la cama.

Desperté a Melody con brusquedad, solo quería besarla y eso hice. Ella se aferró a mis hombros y gimió, dejó que mi lengua danzara con la suya.

Agradecí a los ángeles esa última oportunidad para hacerla mía, la aproveché y me enterré duramente en su cuerpo que era mi templo.

Lloré como un niño cuando ella se estrechó aún más y me dejé arrastrar.

Me senté en la cama mientras mi Mel recuperaba el aliento, no me molesté en secar mis lágrimas. Sentía que el tiempo se estaba acabando. Algo tiraba de mí.

-¿Qué te pasa Benjamín?- Preguntó ella acariciando mi hombro.

"Oh problemas, ella me está llamando por mi nombre completo." Pensé sin saber cómo decirle que solo estaba allí para despedirme.

-Nena he venido a despedirme y a decirte que te amo. Que os amo mucho a mi hijo y a ti.-

-Déjate de estupideces y dime que mierda te tomaste Ben.-

-Escúchame nena, vete de esta casa lo antes posible, en mi cajón de las camisetas esta la tarjeta con la dirección y teléfono de mi primo. Andy Pérez, contacta con él y pide ayuda. Yo no estaré para protegeros. En esta carpeta están las escrituras de la casa para que puedas venderla. Siento haberla cagado. Te amo. ¡Ah! Y una última cosa, no me guardes luto que no lo merezco.-

-¡Ben!- Exclamó ella extendiendo su mano hacia mí, pero yo me iba, yo ya no podía verla. Pero le dejaba mi corazón.

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