{FANFIC} Harry Potter y El Prisionero de Azkaban desde el POV de Sirius Black.

03 - Sirius ve a Harry. (C)

—Capítulo 03— Sirius ve a Harry.

A la mañana siguiente, después de haber desayunado, la familia que le había acogido durante casi una semana le abrió la puerta del patio para que fuese a reunirse con su dueño.

Scarlet y su padre se despidieron de él cariñosamente, la madre solo se quedó allí como "apoyo moral" pues no le gustaba aquel perro desde el principio, aunque no tenía muy claro por qué.

Sirius pegó la nariz al suelo para hacerles creer que estaba buscando a su dueño y cuando "encontró" su rastro soltó un ladrido y salió corriendo calle abajo hasta perderse de vista.

...

Ya había pasado una semana desde que Sirius Black había escapado de Azkaban. Una semana durante la cual había pasado casi ¾ del tiempo recuperando su salud. Una vez se marchó de la casa en la que lo habían acogido paso dos días caminado casi sin parar guiándose por las señales que le llevaban al centro de Londres.

A la segunda tarde de haberse marchado de la casa, mientras se movía por un barrio no muy céntrico escuchó a un viejo contarle a otro lo mal que se llevaban los vecinos de su nieto, con el sobrino del que se habían tenido que hacer cargo desde la muerte de sus padres, un tal Harbert o Henry o algo así. Se quedó lo justo para escuchar la dirección (los viejos muggles lo cuentan todo, interese o no) y se puso en camino de nuevo, algo en lo más hondo de su alma le decía que aquel tal Herbert o Henry que vivía con sus tíos no era otro que su ahijado, Harry Potter. No estaba seguro, pero por probar suerte que no fuese.

Sirius pasó gran parte del día siguiente callejeando por la barriada de Little Winghing. Pero no fue hasta bien pasada la hora de la cena cuando vio algo salir volando de una de las casas. Un globo enorme... ¿Quién soltaba globos gigantes a esas horas de la noche y para qué? Minutos después de estar lo observando entre los arbustos, lo oyó chillar... ¡Aquello no era un globo, era una señora inflada mágicamente! ¿Cómo era posible, no era aquello un barrio de muggles? ¡Por las barbas enredadas de Merlín! Sirius tenía que esconderse, alguien enviado desde el ministerio iría hasta allí para solucionar aquello y si por alguna terrible casualidad lo encontraban (cosa poco probable pues casi nadie conocía su forma perruna) volvería a Azkaban, y no iba a arriesgarse a ello, no sin haber visto antes a Harry al menos. Buscó el callejón más oscuro del barrio y allí se escondió, a penas pasaron unos minutos cuando escucho acercarse a alguien por la calle, alguien que arrastraba algo, quizás una maleta. Se asomó un momento a curiosear y entonces un "Lumos" le dio de lleno en los ojos y lo cegó momentáneamente haciéndolo retroceder. Como no distinguió bien quien portaba la varita, decidió volver a ocultarse entre los arbustos del parque que quedaba al otro lado del callejón.

El mago fue a parar casualmente al parque en el que Sirius estaba escondido, por un momento este pensó que podía tratarse del enviado del ministerio, pero cuando vio lo que el mago había dejado en el suelo, descartó la idea. La luz de la farola iluminaba un baúl con el escudo de Hogwarts... ¡Era un estudiante! A Sirius le dio un vuelco el corazón y salió de entre los arbustos para ver aun mejor al mago con algo de distancia. Sin darse cuenta, pisó una rama seca y el ruido hizo que el mago estudiante se girase, se asustase y cayese de culo al suelo junto al baúl. Apenas fue un segundo lo que la cara del muchacho estuvo a la luz de la farola, el mismo tiempo que estuvieron cruzadas su mirada con la del perro enorme que le había asustado, el chico se giró rápidamente a coger la varita que se le había caído cuando aterrizó en el suelo con el culo, pero cuando volvió a girarse para iluminar al perro este ya se había ido.

Le había visto... ¡MERLÍN BENDITO, LE HABÍA VISTO! Sirius no podía creerlo, había conseguido su objetivo, había visto a su ahijado, no de la manera que hubiese querido, pero lo había logrado ¡Ay si James pudiese ver cuánto se le parecía el chico! Si no fuese por aquellos ojos verdes, Sirius habría jurado que había vuelto al pasado, a sus 13 años, y que el chico al que había visto no era otro que su amigo James Potter. Pero no, el muchacho había heredado las dos esmeraldas que Lily tenía por ojos.