PRÓLOGO.

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-¿Dónde estoy?-Pregunté.

Al verme sola en aquel lugar oscuro, lleno de arboles tenebrosos y un fuerte olor que no pude reconocer.

Al escuchar un crujido di la vuelta y vi una sombra que resplandecía a la luz de la luna. Mi cuerpo comenzó a temblar como si algo malo fuera a pasar, sentí que mi voz se quebraba y no podía preguntarle quien era y que hacia aquí al igual que yo.

Empecé a sentir más pánico cuando vi que se dirigía hacia mí aquella sombra, intente alejarme, pero mis piernas no me respondían.

Cuando estaba a pocos metros de él, sentí que mi corazón se aceleraba y algo frío recorría mi cuerpo, como si en lugar de sangre tuviera pedacitos de hielo en mis venas; escuché que una voz decía mi nombre.

-Eider, Eider....

Cada vez que él se acercaba un poco más, esta se intensificaba.

-Eider, Eider...

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