Capítulo 4.

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Suspiré.

—¿Ocurre algo, Frisk? —cuestionó Alphys, la cual estaba recogiendo los libros de su pupitre.

No respondí. Simplemente me quedé mirando por la ventana de mi clase, por la cual se podía ver el hermoso cielo de un atardecer rosado.

Ya habían pasado cuatro días desde aquel suceso, desde que mi amiga se fue a quién sabe donde. La echo de menos, pero lo peor de todo es que soy incapaz de saber si está bien, y eso es lo que más me entristece de todo esto.

Perder de nuevo a alguien, se siente tan frustrante.

—¡Niña! ¡Despierta! —me gritó Undyne, la cual dio un golpe tan fuerte en mi mesa que me hizo reaccionar en seguida de un grito.

—P-perdón, estaba pensando en tonterías —dije, con mi mano derecha sobre mi pecho, sintiendo los latidos rápidos de mi corazón a causa del susto que me había dado la pelirroja.

Undyne simplemente asintió y volvió a girarse, con tal de ayudar a Alphys a recoger sus cosas. Me quedé viéndolas en silencio. Ellas eran tan diferentes pero tan iguales a la vez que a toda pareja les daba envidia.

—Oh, una pregunta —comenté, haciendo que estas miraran hacía mi dirección— ¿Estáis saliendo por fin?

En cuanto escucharon tales palabras, ambas se quedaron paralizadas. Undyne tosió varias veces, como si hubiese perdido el aire durante un momento, mientras que a Alphys se le cayeron todos los libros que tenía en sus manos.

—Ops. Creo que me he pasado —reí suavemente.

A la vez que ella intentaban recuperar su compostura, me levanté de mi silla y agarré mi maletín de color castaño oscuro de mi mesa, como todos los demás del colegio. Ellas en seguida recogieron y me siguieron con tal de salir de la clase. Nosotras éramos siempre las que salíamos más tarde. Ya que Alphys y Undyne eran parte de las representantes de la universidad, y yo, bueno, Undyne me obliga a quedarme. ¿La razón? Se cree que sigo siendo una niña pequeña y que me perderé de camino a casa. Por dios, tengo ya dieciséis años. Además, ellas tienen dos años más que yo, por lo cual no me necesitan para nada. Y mucho menos tienen que utilizar mi clase para sus estúpidas reuniones. Los profesores al principio me apoyaron, diciendo que yo en este tema no pintaba nada. Pero Undyne les hizo cambiar de idea en apenas unos segundos.

—¿Y tú con Sans? —escuché la voz de Alphys.

—¿Cómo? —pregunté, abriendo mis ojos de par en par mientras caminábamos por el pasillo de la universidad.

—Oh, vamos, no te hagas la tonta. Se nota que hay algo más —dijo Undyne, sonriendo levemente.

<<Otra vez no, por favor>> Rogué en mi mente.

—No hay nada —respondí, poniendo los ojos en blanco.

Ambas rieron al unísono, como si no se creyeran ninguna palabra de la que digo.

—No hay absolutamente nada. Punto y final —volví a decir, pero esta vez más seriamente.

Antes de que dijeran cualquier tontería más, en la entrada de la Universidad pudimos observar a nuestros tres amigos, Napstablook, Monster Kid y Mettaton. Ellos también iban a nuestra universidad, bueno, menos Kid, pero su colegio se encontraba literalmente al lado ya que es del mismo director.

En seguida nos juntamos con ellos como cualquier otro día. Mientras los demás comenzaron a hablar sobre el tema de que Muffet se había ido a San Francisco, ya que su tienda al bajar mucho el precio estaba teniendo un éxito bestial, las autoridades querían expandirla un poco más por todo Estados Unidos, yo y Napstablook comenzamos a charlar sobre como había ido el día y tal.

But he came. //Sans x Frisk// *En emisión*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora