But he came. //Sans x Frisk// *En emisión*

Capítulo 5.

Solo recuerden esta palabra: Fantasmón (vamos, peor que un fantasma)

—Me tienes hasta las narices. ¡¿Lo has entendido o no?!

Estaba sentada en la mesa del comedor con todos los demás, y mientras desayunábamos solo podíamos escuchar las voces de Toriel y Asgore alzadas de tono provenientes del salón.

—¡¿Qué he hecho ahora, Tori?! —cuestionó Asgore.

—¡Que no has hecho mejor dicho!

Mis amigos y yo estábamos completamente en silencio. No decíamos ni una palabra, de hecho hasta intentábamos no hacer mucho ruido comiendo o respirando con tal de escuchar cada detalle de la discusión.

—¡Estoy harta de ti, de tus mentiras y de tus chantajes! —volvió a gritar Toriel.

No era para nada raro verles así. De hecho esto pasa como una vez a la semana.

—¿Qué chantajes? —volvió a preguntar Asgore.

<<Pobre de él>>, pensé.

—¡Intentas hacer que te perdone por todos los asesinatos que cometiste ayudándome a preparar la comida y tratando a Frisk como tu hija! ¿¡Crees que no lo veo!?

Todos fijaron su mirada en mí y yo simplemente puse los ojos en blanco. Siempre están discutiendo por el mismo asunto.

—Tori, yo... lo siento muchísimo... —dijo Asgore, se podía escuchar e inclusive perfectamente la tristeza en su voz.

—Más vale que lo sientas. ¡Y vas a seguir sintiéndolo por el fin de tus días!

Después de eso se escuchó como una puerta fue cerrada fuertemente, haciendo que la mayoría nos exaltemos.

Poco después todo quedó en un silencio largo y agonizante.

—Bueno... ¿Vosotros tenéis que ir pronto a las clases, no? —cortó el silencio el hermano de Sans.

—¡Las clases! —a los seis se nos olvidó debido a que estábamos muy concentrados en la discusión de Toriel y Asgore.

Rápidamente nos levantamos todos al unísono y salimos corriendo hacía el salón para entrar todos en nuestras habitaciones poco después.

Nunca me había tenido que vestir a tanta prisa. Incluso cuando acabé tenía unas cuantas gotas de sudor recorriendo los contornos de mi cara.

Aun que, debo de agradecer que el uniforme es tan sencillo que si fuera más difícil no tendría ni idea de como habría acabado. Solo constaba de una camisa corta blanca que tenía el sello del colegio dibujado un poco más debajo de donde tiene que ir el hombro derecho, una falda de color rojo oscuro que hacía juego con el sello, unos calcetines algo largos de color negro y los botines castaños.

Después de acabar de ponerme los zapatos que saqué de un cajón de mi mesita de noche, corrí en seguida hacia fuera de mi habitación donde al momento en que salí vi a Napstablook pasar por delante de mí corriendo.

—¡Vamos! —me gritó, cogiéndome de la mano derecha, haciéndome correr con él.

Pasamos las escaleras en seguida y aumentamos aún más la velocidad en cuanto llegamos al primer piso, sin embargo, sentí un agarre cuidadoso y cálido en mi mano izquierda haciéndome parar en seco mientras que otra mano con un suave golpe hacía que mi derecha se apartara de la del fantasma.

—¿Fr-... —preguntó Napstablook, pero en cuanto giró a verme se quedó callado.

—La llevaré yo. Voy a ir más rápido —escuché la voz de Sans detrás de mí.