Taller de violín

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Ya era miércoles, el día anterior había sido muy tranquilo, quizás demasiado. Peggy actuó normal dando preguntas tontas a los profesores sólo para molestarlos, Alan la intentaba ignorar y yo la observaba.

Con Luke fue algo muy extraño, me sonreía muy a menudo, pero no se acercaba a mí. Solo estaba con su grupo de "amigos". Su comportamiento me dejo un poco intranquila durante unos pocos segundos. Luego, comencé sospechar que estaba planeando algo.

Finalmente llegué a la conclusión de que nada de lo que podía hacer me llegaría a sorprender.

—Hana, ¿en qué piensas?— Preguntó entre cerrando los ojos.

—En nada— Fijé mi vista en el almuerzo. Realmente daba asco.

—¿Se trata de Luke?— La miré y tenía una gran sonrisa en su rostro.

—No—Respondí secamente.

—¡No me mientas! hace un rato habías suspirado— Me miró con cara de perrito abandonado —Dime la verdad, ¿estuviste pensando en Luke?

—Sí, estuve pensando en él— A Peggy se le iluminaron los ojos al escuchar mis palabras.

—¡Sabía que te gustaba!— Exclamó llamando la atención de muchos.

—No hablaba de eso...—Tomé un sorbo de mi jugo.

—¡No puedo creerlo en serio te gusta!

—¡Peggy! —Ella me miró un poco atemorizada por el tono de voz que habia usado —Estuve pensando en él, pero no de la manera en que tu crees.

—¿En serio? —Dijo desilusionada—¿Qué estuviste pensando?

—Lo había notado raro desde ayer, parece que planea algo.

—Pues si que le tomas mucha atención, ¿no crees?—Volvió a mostrar su sonrisa.

—Parece que sí... —Cerré los ojos intentando pensar que eso no era verdad, pero pasaba todo lo contrario. Me fijaba mucho en él, incluso hasta llegue a creer que quien parecía el acosador era yo.

—¿Le dijiste algo? —Preguntó de repente.

—¿Para qué lo haría?— Si eso llegara a suceder, él pensaría que le presto atención.

—Que bueno... —Soltó un suspiro de alivio.

—¿Por qué lo dices?

—Es que a veces cuando tú hablas... haces sentir mal a muchas personas —Dijo bajando la cabeza.

—Eso ya lo sé.

—¿Lo haces apropósito? —Pregunta asombrada cambiando de ánimo completamente.

—A veces. —Respondí sin problemas.

—¿Por qué? —Me observa consternada.

—Porque... hay muchas personas falsas, hago eso para descubrirlas.

—Ya veo... ¡Genial! —Dice sonriendo—Hana, Luke no es malo, él te quiere mucho y de verdad.

—Apenas me conoce, Peggy.

—No, realmente no.

—¿A qué te refieres? —Al escuchar esto, Peggy se tapa la boca con las manos rápidamente—Dime todo —Dije mirándola seriamente.

—Es... es un secreto —Mantuve la mirada fija en ella, parecía que empezaba al dudar en no decírmelo.

—¡Peggy!

—¡Está bien! Te lo diré... —Dijo dándose por vencida —Él... él... él... él... ¡Lo siento, Hana, no puedo decírtelo! —Se levantó y salió corriendo.

—¿Qué es lo que esconden?

En las siguientes clases no vi a Peggy por ningún lado, sus cosas tampoco estaban en su puesto. Todo apuntaba a que había salido temprano, ¿pero sólo por el secreto? Algo andaba muy mal aquí.

Cuando terminaron las clases, caminé por lo pasillos del colegio. Muchas personas me miraron con extrañesa cuando entré a la sala de música, los ignoré.

Hasta que di unos pasos dentro, no me había dado cuanta de que alguien estaba tocando del piano, por la posición en la que me encontraba no lograba ver quién era la persona que estaba allí. La melodía sonaba triste y melancólica, no podía negar que el sujeto que se encontraba ahí tocaba muy bien. Pero algo me llamó mucho la atención con forme seguía escuchando aquella canción. Por un momento estuve tan sumergida en la melodía que creí sentir un gran dolor, como si estuviese dentro de toda esa tristeza que la abarcaba. Parecía muy real, quien tocaba había experimentado algo trágico. La canción estaba llena de sentimiento, algo que hizo estremecer todo mi cuerpo. Por accidente, dejé caer mi mochila al suelo haciendo desaparecer la melodía, la recogí rápidamente y me me dispuse a ver quien era el que estaba tocando. Pero antes de dar el primer paso, vi a Luke parado a lado del piano. Quedé completamente asombraba, intenté no mostrarlo.

—¿Hana? —Me miró detenidamente—Estás en el taller de violín ¿verdad?—Preguntó sonriendo.

Solo me límite a asentir lentamente. No podía creer que Luke sabía tocar el piano. Podía imaginar muchas cosas sobre él, pero nunca esto.

—Pensé que no vendrías. El profesor esta...

—Ya estoy aquí, disculpen la demora —Dijo entrando a la sala un profesor que nunca antes había visto.— Estás tocando bien, Luke, pero te recuerdo que esto es el taller de violín, no el de piano.

—Sí, lo siento. —Se disculpó avergonzado.

—Tú debes ser Hana.

—Sí. —Dije asintiendo.

—Sólo falta que lleguen las gemelas—Dijo el profesor mirando la puerta.

—Aquí estamos. —Dijeron dos voces al mismo tiempo.

Las chicas no se parecían en nada. Una tenía pecas y el cabello casi rubio, la otra era morena y tenia los ojos color café.

—¿Desde cuándo están aquí? —Pregunta el profesor

—Desde que Luke empezó a tocar. Nos gusta cuando lo hace —Respondió la morena.

—Bueno, Hana ella es Antonela —Habló Luke señalando a la rubia—y ella Valeria —La morena me sonrió gentilmente, las dos parecían tener unos 14 años. Les sonreí levemente, lo cual aparte de sorprender a Luke, también me sorprendío a mí.

Quizás sólo no quise ser grosera.

—Ya que todos se conocen, podemos empezar —Dijo el profesor.

Sin sentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora