Pasé cerca de una hora sentada en el suelo, arreglada con lo que Maia me había traído.
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Los minutos eran eternos. Por fin, Alex apareció con una sonrisa.
- Llegó tu hora, Reina. El jefe espera...- diciendo aquello, me tomó por los brazos y me llevó por un pasillo totalmente oscuro.
Llegamos a una habitación de un blanco inmaculado. Allí pude ver algunos cuadros famosos, réplicas perfectas por supuesto. Además, en el centro de la habitación, una foto mía con Franco, de tamaño descomunal, terminada de darle un toque lúgubre y psicópata. Pude ver una mesa de madera con dos sillas: una en la punta y la otra del lado izquierdo, junto con deliciosa comida.
Alex me llevó a una de las sillas, la del lado izquierdo y me sentó allí de golpe. Intenté contener la queja, puesto que las cosas estaban difíciles. En ese instante, la puerta por la que había entrado se abrió. Sentí el miedo recorriendo mi cuerpo. La garganta se me secó, al ver la sombra de aquello que tanto daño me causaba.
Franco estaba allí, alto y esbelto como siempre. Su cabello castaño estaba más corto y sus ojos marrones se colmaban de paz.
- Fuera Alex. La señorita y yo tenemos cosas que hablar.- el joven despachó a su empelado y quedamos los dos solos.
No sabía qué decir o hacer. Correr no era una opción...el sólo hecho de pensarlo era una locura.
- ¿cómo me encontraste?- las palabras por fin salieron de mi boca, aunque fueron casi un susurro.
- No fue fácil. No dejaste muchas huellas y Maia no sabía dónde habías ido. Pero como bien sabrás...siempre obtengo lo que quiero.- Franco se había acercado a mi con cuidado. Su mano pasó por mi hombro descubierto, erizando mi piel. El contacto me asqueaba pero no convenía hacer movimientos.
- ¿por qué no me mataste?- la duda me carcomía y Franco se rió.
- Porque te amo, tontita. Ahora bien, me vas a escuchar con cuidado: te vas a quedar a mi lado, como siempre debió ser. No te vas a escapar y mucho menos contactar con nadie ¿estamos?- el castaño me miró fijamente, mientras se sentaba junto a mí.
- ¿y si no quiero?- necesitaba terminar de averiguar sus planes.
- ¿Recuerdas ese rubio insípido con el cual te encontré? Bueno, lo mato. Asi de simple. Al igual que tu amiguita del hotel.- Franco respondió mi duda mientras cortaba un pedazo de carne.
- ¿lo mandarías a matar?- mi voz estaba cortada.
- Claro que no, boba. Yo mismo les dispararía a cada uno y a cualquiera que se atreva a acercarse a vos. ya no soy el nene boludito de antes...- una sonrisa cínica se formo en el rostro de aquel ser oscuro.
Franco me hizo señas para cenar juntos. Intenté comer algo. El nudo en la garganta se había aflojado al oír que Guido seguía vivo pero ¿Por cuánto tiempo?
CAPITULO NUEVO... ESPERO LES GUSTE Y NO SE OLVIDEN DE VOTAR Y COMENTAR. SÉ QUE NO ES MUY LARGO PERO ESO ES PORQUE...¡SE ACERCA EL FINAL, DAMAS! TODO LO BUENO, TIENE QUE TERMINAR. APRECIO MUCHO SUS VOTOS Y COMENTARIOS. SIEMPRE ME SACAN UNA SONRISA. POR FAVOR, ESTÉN ATENTAS A MI PERFIL PORQUE SUBIRÉ UNA NOVELA NUEVA...BASTANTE DISTINTA A LO QUE HE ESTADO HACIENDO Y ME ENCANTARÍA QUE LA LEYESEN. UN SALUDITO A TODAS...
