Capítulo 3: Inmortalidad.

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La ejecución sería al atardecer, Lacie estaba encerrada esperando al atardecer. Los guardias que la vigilaban le ataron las muñecas con cadenas grandes y pesadas que le impedirían escapar, de cualquier manera no había un lugar al cual escapar, no había salvación. Cuando llegó el atardecer levantó la vista al cielo una vez que estaba atada en la cruz. El cielo era rojo y anaranjado... Parecían llamas. El cielo parecía que estaba ardiendo. Seguramente estaban quemando todo a su alrededor... Todo ardía.

Lacie despertó de su ensoñación. Sus alumnos habían terminado los glamour que les había pedido que hicieran después de haberles enseñado como hacer uno.
Revisó uno por uno para decirles que deberían hacer para hacerlos mejor y pasar desapercibido entre los mundanos.
Una vez que todos pudieron hacerlo bien, puso a todos que resistieran con el glamour unos 15 minutos... Todos exclamaron que era demasiado.
-Creanme hay brujos que duran más de 2 horas utilizando mucha energía... Con el paso del tiempo no será tanto esfuerzo como ahora...
Con el paso del tiempo pensó Lacie.
Lacie ha vivido más tiempo que cualquier brujo, aunque como cualquier brujo mentía sobre su edad, la última vez le habían preguntado sobre su edad había dicho que tenía 700 años.
La mayoría de los brujos se volvían locos al pasar por lo menos 1000 años, ella sobrepasaba esa edad y no había tratado de matarse, matar a alguien o otras cosas que hacían los brujos que perdían la cabeza.
Convivía tanto en el submundo como en el mundano. Aprendía cosas nuevas que hacían los mundanos cada vez que pasaba el tiempo.
De alguna manera veía a los mundanos raros, la manera en la que cambiaban su forma de pensar. Aunque esa era su manera de sobrevivir.
Acabó la clase y todos los que tenían clase hasta el el medio día tenían libre hasta el atardecer.
Lacie esperaba en la entrada a Max para ir a un circo clandestino de fenómenos. La mayoría de las veces esos circos secuestraban niños que "estaban deformes" y los exponían en esos circos... Recordó cuando salvo a su mejor amigo Jacob Star cuando lo salvo de uno de esos circos... Estaba desangrándose por los profundos y largos latigazos que tenía en la espalda. A menudo lo castigaban y lo golpeaban hasta dejarles terribles marcas para que fueran más repulsivos y llamaran más la atención de los espectadores. Ella sabía lo que era eso porque alguna vez estuvo en un circo de fenómenos. Y era una experiencia que nunca olvidaría.
Max llegó corriendo, con Rafael pisándole los talones. Cuando la tenían de frente ambos se quedaron boquiabiertos y el que se atrevió a hablar fue Rafael.
-L-Lacie... Disculpa pero... ¿No tienes frío...?
Lacie llevaba un ligero vestido tan rojo como sus ojos, era un vestido que se usaría en una caminata en la playa en pleno verano. Ella miraba fijamente a las ropas abrigadoras de Max y Rafael, negó con la cabeza y salieron de la academia.
***
Magnus llego a la academia con Alec a su lado. Magnus estaba tocando la puerta fuertemente y gritaba enfurecido.
-¡Max! ¡Raphael!
Magnus invocó fuego en su mano. Listo para quemar ese lugar si era necesario para que sus hijos salieran. A su espalda Alec sacaba su cuchillo de serafín.
Antes de que Magnus pudiera hacer un movimiento la puerta se abrió y vio a su mejor amiga Catarina Loss.
-¡Magnus! ¿ahora te has decidido ser un maestro en compañía con tu esposo? -
-Hola Cararina,- la interrumpió Magnus.- es un gusto volver a verte pero tengo a dos hijos rebeldes que están aquí y después me encantaría hablar contigo... ¿podrías hablarles?
-¿estas en la etapa del padre estricto y controlador? Me compadezco de Max y Rafael... Les hablaría con gusto, pero ellos no están aquí... Acaban de irse con la directora.
Catarina les explicó donde deberían estar. Una vez que término Catarina pensó que Magnus había dejado de respirar, porque estaba tan rojo como un tomate.
-Vaya... Nunca te había visto tan preocupado como ahora... Y pensar que antes tenías una vida muy despreocupada... -dijo Catarina.
Eso llamó la atención de Alec.
-¿es raro verlo así?
-como una mamá muy enojada no... -no término de decirle y vio como Magnus se llevaba a Alec a rastras.
***
Lacie les señalaba con la mano para que pudieran pasar con ella por la entrada trasera de aquel circo.
Como se esperaba estaba en malas condiciones, se podía escuchar al presentador hablando por un micrófono. Lacie tuvo que usar glamour para cubrir a los Lightwood y a ella misma, esperaba que tuvieran suerte saliendo de ahí sin que nadie lo notara.
Caminaron a uña área donde había una grande jaula, donde se encontraban unos niños llorando y otros solo temblando de miedo.
Raphael se adelanto y con su estela dibujo una runa de abertura sobre el candado y se abrió. Los niños los miraban sorprendidos.
-¿Como lo hicieron? -pregunto una niña con alas de murciélago.
-vamos a sacarte de aquí -dijo Max con una sonrisa.
Uno de los niños que estaba sollozando, hizo su llanto más fuerte.
-S-Si nos vamos el maestro nos castigará. Cristián intento escapar una vez y lo azotaron 100 veces, y dijo que si alguien más lo hacía lo haría hasta matarlo, que sería lenta y dolorosa. -dijo un niño que tenía cuernos en su frente.
-Ese hombre no los volverá a tocar. Vamos salgan rápido de aquí. -dijo Lacie extendiéndole la mano a la niña mas cercana. Ella dudo un poco pero tomo la mano de Lacie y rápidamente los demás la siguieron. Solo uno estaba sentado en el rincón de la jaula, se abrazaba las piernas y lloraba.
-Vamos. -Dijo Max entrando a la jaula y tomando el brazo del niño pero el lo retiro bruscamente.
-No, -dijo el niño- me castigaran si me voy y no quiero morir. No puedo morir. Mi hermano es el que fue azotado y no se como esta... No me dejaron verlo, solo hasta que este bien podré irme. Pero no me iré sin el.
-lo rescataremos y lo curaremos. -le aseguro Max y lo jalo hasta estar fuera de la jaula.
-Muy bien ahora, Max y Raphael, llevense a los niños afuera, yo iré a buscar al niño que fue azotado.
-dijo Lacie. Raphael estuvo apuntó de protestar pero Max lo tomó del brazo y los dos se fueron afuera de ese lugar.
Ahora Lacie buscó por donde le había dicho el niño que posiblemente se encontraría su hermano. Uso de la magia ya que tienen poco tiempo.
Lo encontró en una pequeña jaula, apestaba la jaula a sangre y otras cosas que Lacie no quiso pensar.
Había un pequeño bulto de sangre boca abajo, era el niño que habían azotado. No lo habían curado.
Rápidamente uso la magia para abrir la jaula y saco a Cristián con mucho cuidado, el niño gimió cuando sintió el tacto de Lacie.
-shhh, todo estará bien. -susurro.
Escuchó un grito cercano. Al parecer ya se dieron cuenta de que ya no estaban los niños en la jaula.
Corrió con el herido Cristián y llegó a la salida en tiempo récord. Siguió corriendo hasta la esquina de la siguiente calle donde se vería con Max y Rafael.
Max y Rafael la esperaban con los niños detrás de ellos, cuando vieron a Cristián corrieron a su ayuda mientras que Lacie ponía al pequeño sobre el suelo boca abajo, teniendo cuidado con sus heridas, había sido herido de una manera horrible.
Cristián ni si quiera se inmutó, solo respiraba lentamente, estaba muriéndose.
Lacie vio las marcas de látigo sobre la espalda de el, eran profundas, una parte de la carne estaba podrida y perdía sangre demasiado rápido. Ni la magia podía hacer algo para salvarlo.
El gemelo de Cristián miró más allá de su grupo y vio a la mujer que lo había salvado con su hermano. Corrió hacia ellos olvidándose del resto del mundo.
-¡Cristian! ¡estas bien! No te preocupes todo va a estar bien...
-hablaba de manera nerviosa y asustada, le tomo la mano y su hermano con gran esfuerzo entrelazo los dedos con el.
El mundo había desaparecido para ellos dos. Los gemelos se miraban fijamente con sus ojos igualmente de color naranja, Cristián le sonreía cansadamente y su hermano lloraba, finalmente Cristián dejo de respirar y su pulso se detuvo. Estaba muerto.
Había muerto dirigiéndole a su hermano una tierna sonrisa. Una mirada que su hermano no olvidaría por toda su eternidad.
El hermano abrazo a su hermano y lloró. Lacie se acerco y lo abrazo.
-Lo siento mucho. -susurro.
Max y Raphael se miraban entre si sin saber que hacer. Los niños detrás de ellos también empezaban a llorar por la pérdida de su mejor amigo, al final Lacie hablo.
-¿Ahora sabes la razón por la que hice esta academia Max? Los cazadores de sombras no van a ayudarnos siempre. También ellos tienen sus problemas y mientras los tengan no pueden ayudar a todo el mundo... Igual los Preator Lupus. Si tan solo no hubiéramos llegado tarde...
-se trago las palabras. Lacie les pidió que se llevaran al hermano del fallecido y a los demás niños y se fueron. Lacie se encargo del cadáver y le prendió fuego para llevarse las cenizas a un lugar mejor.
Magnus y Alec estaban frente a Max y Raphael. Ambos tragaron saliva al unisonido y Max habló.
-P-podemos explicarselos... Pero ¿ahora podrías dejarnos llevarlos a la academia, a un lugar seguro? -señaló al grupo de niños que estaban detrás de ellos.
Alec se había quedado callado, pero Magnus solo asintió.

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⏰ Última actualización: Aug 18, 2016 ⏰

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